#ExxonKnew, Exxon sabía el daño que estaba provocando - Destrucción de masas de coral sin precedentes
En 2016, el mundo ha sido testigo del fenómeno de blanqueo masivo de corales más devastador jamás registrado. Ha devastado arrecifes en todo el mundo, muchos de los cuales no se recuperarán nunca.
Grandes extensiones de lo que una vez fueron vibrantes y bellamente coloridos arrecifes de coral han sido blanqueadas este año. Mientras que los arrecifes de coral sanos a menudo se recuperan de este fenómeno, este año ha sido diferente -- masas de coral sin precedentes han muerto por el blanqueo: de la Gran Barrera de Coral a las Islas Andamán en el Océano Índico a las Islas Marshall en el Océano Pacífico.
Necesitamos tu ayuda para hacer correr la voz: este coral no ha muerto, lo han matado.
La causa inmediata está clara: el continuo aumento de las temperaturas globales de los océanos derivado del cambio climático. Pero eso es como decir "lo mató una bala." La pregunta importante es: ¿quién disparó el arma?
Gracias al gran trabajo detectivesco de los periodistas de investigación, sabemos quiénes son los mayores culpables: Exxon y sus colegas de la industria de los combustibles fósiles. Exxon lo sabía todo sobre el cambio climático a finales de los años 70, pero, en vez de contárselo al mundo, se implicó en una operación de encubrimiento que costaría al mundo perder una generación completa de posibles esfuerzos para revertir el cambio climático. Este tiempo podría haber servido para prevenir la muerte de nuestros arrecifes y otros devastadores efectos climáticos.
Hace más de medio siglo, los propios científicos de Exxon entendieron cuánto y cuán deprisa el mundo iba a calentarse debido a las emisiones de efecto invernadero, y cuánto daño iba a causar este fenómeno. Y Exxon sabía que sus científicos tenían razón: por eso los ejecutivos de la compañía empezaron a preparar sus instalaciones 'a prueba de cambio climático'; por ejemplo, construyendo sus plataformas petrolíferas para adaptarse al ascenso del nivel del mar que sabían que se avecinaba.
Lo que Exxon no hizo fue contárnoslo a los demás. En su lugar -- y al igual que otros muchos actores de la industria de los combustibles fósiles --, se dedicó a financiar a la industria de la negación del cambio climático, aportando dinero a los 'think-tanks' y a grupos fachada que dedicaron la generación pasada a propagar la falsa idea de que existía un profundo debate sobre la realidad del calentamiento global. Como consecuencia, hemos desperdiciado un cuarto de siglo en una falsa discusión acerca de si el clima estaba o no estaba cambiando.
Las repercusiones de este engaño son enormes. Para las miles de personas que dependen de los arrecifes para obtener comida y refugio de las olas, para las regiones que contaban con el dinero aportado por los turistas, para quienes encuentran sustento espiritual en el submarinismo: toda esta gente tiene derecho a la justicia. Los arrecifes no pueden ser resarcidos: si llegan a recuperarse será de manera muy lenta; algo que parece improbable dado el calentamiento en curso. Exxon y sus colegas han obtenido beneficios récord en estas últimas décadas de negacionismo y engaño; por derecho, ese dinero debería emplearse para pagar el daño causado y para construir los sistemas de energía que hagan funcionar nuestras vidas sin destrucción.
Tenemos que recordar que no hay nada de natural en este horror, que ha sido causado, como tantos otros crímenes, por la codicia. Y esa codicia continúa—Exxon sigue buscando hidrocarburos y rechazando incluso los cambios más modestos en sus políticas.
Ayúdanos a difundir el mensaje: #ExxonKnew, Exxon sabía el daño que estaba provocando. Lo conocía con suficiente antelación para detener los peores impactos del cambio climático. Exxon podía haberse detenido, pero, en su lugar, mintió. Los ejecutivos de la compañía mintieron para proteger sus propios beneficios y mintieron a una escala que es casi imposible de describir. Éstas son mentiras que no sólo han matado los arrecifes del planeta, sino que han causado olas de calor, tormentas e inundaciones que están devastando comunidades en el mundo entero.
No vamos a dejar que unos asesinos se salgan con la suya. Por eso hemos precintado esas cabezas de coral blanqueadas como la escena de un crimen. Por eso hemos tomado fotografías de la escena del crimen con cámaras submarinas.
Exxon es un ejemplo de cómo las compañías de combustibles fósiles han amasado cientos de miles de millones, al tiempo que sabían que estaban destruyendo algunos de los lugares con mayor biodiversidad de la Tierra, al tiempo que financiaban una extensa red de negación del cambio climático. En Latinoamérica, Exxon ha adquirido recientemente dos lotes de terreno para la exploración de petróleo y de gas de esquisto en la Cuenca de Ceará y en la Cuenca de Potiguar, en Brasil, y está planeando invertir más de 10.000 millones de dólares en las próximas décadas en Vaca Muerta, uno de los mayores depósitos de gas de esquisto del mundo, situado en la Patagonia argentina.
La atracción por el 'oro negro' ha impulsado grandes inversiones en Vaca Muerta, que ha experimentado un importante crecimiento de la población, pasando de tres mil a seis mil habitantes en menos de dos años. Su población tradicional experimenta un choque entre una economía de subsistencia y la actividad extractiva en un territorio dominado por el sector de los hidrocarburos y donde la violación de los derechos humanos prevalece. Por su parte, las cuencas brasileñas albergan ecosistemas que juegan un papel crucial en la conservación de especies como el manatí.
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