¿A dónde va la ciencia y universidad argentina? Entre una ciencia para el capital y la lucha por una ciencia insurgente

Idioma Español
País Argentina

En los primeros días del 2017 resuenan los despidos en el Ministerio de Educación como una muestra más del ajuste, pero también se evidencia la lucha de los/as trabajadores/as. En este contexto, desde COMUNA- FPDS CN queremos compartir un balance del año que pasó en otro sector que fue clave para entender los objetivos del ajuste, pero también las batallas que se vienen: La Universidad y el Sistema Científico.

Un primer balance de la lucha de 2016

I

2016 será recordado como el año de la radicalización del ajuste desarrollista, ahora en clave conservadora. Luego de varios años de estancamiento con impacto desparejo en las distintas fracciones del pueblo, el primer año de gobierno de Cambiemos estuvo signado por una aceleración de la crisis del proyecto hegemónico consolidado en el primer quinquenio de los 2000.

II

El sistema de Universidades Nacionales y de Ciencia y Técnica (UUNN-CyT) afrontó un deterioro profundo en su presupuesto y la profundización de un giro tecnocrático e instrumentalista. La aceleración inflacionaria primero, y el ajuste en el presupuesto 2017 después, han puesto al conjunto de las actividades de CyT contra las cuerdas. Además, presenciamos con claridad la consolidación de tendencias que están convirtiendo a las instituciones de educación superior y de investigación y desarrollo en subsistemas crecientemente integrados a la lógica del capital. Esas tendencias fueron formalizadas en el Plan Argentina Innovadora 2020 aprobado en 2011[1] y hoy son parte del discurso hegemónico y de buena parte del establishment científico. El presidente del CONICET (Alejandro Ceccatto) y el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Lino Barañao) son la expresión más evidente de esa continuidad y profundización.

III

Esa dinámica opera en al menos dos sentidos. Por un lado, la ‘apertura extensionista’ se consolida como modalidad de la contención social capitalista. Esa apertura (a través de la multiplicación de proyectos de extensión y voluntariado universitarios, con pocos recursos reales y con esfuerzos completamente dispersos y desarticulados) se constituye como forma de promoción social en un formato que opera en los márgenes, sin contribuir con cambios sustantivos en la realidad social. Terminan fungiendo como una suerte de ‘responsabilidad social universitaria’ (mimética con la responsabilidad social empresarial). Por otra parte, la política de transferencia se multiplica y la investigación asociada a las necesidades empresariales se amplifica. Esta última dimensión es la tendencia central, ganando peso en términos de personal y recursos involucrados. Más y más recursos son volcados a la producción de patentes y desarrollos ‘tecnológicos’ en articulación subordinada con grandes empresas.

IV

Frente a estas tendencias de corto y mediano plazo, la comunidad universitaria y científica ha comenzado a despertar de una modorra estructural a la que está acostumbrada. Claro que siempre ha habido elementos díscolos, e incluso en otros momentos históricos movimientos contra-hegemónicos o críticos al cientificismo. Sin embargo, en universidades e instituciones de investigación, la mayor parte del ‘staff académico’ se ha mal acostumbrado a navegar en las tendencias en boga, sin contradecirlas demasiado. En parte, quizá a esta pesada herencia, las luchas de este año contra la aceleración del ajuste en el área de CyT, han sido importantes pero tardías y tal vez poco eficaces. En especial, durante el primer semestre de 2016 se llevó adelante un conflicto importante centrado en la insuficiencia presupuestaria en las Universidades Nacionales. Si bien alcanzó cierta masividad, la desarticulación de la lucha, la limitada participación de lxs propios involucrados y en algunos caso, la práctica burocrática de muchas organizaciones gremiales puso un techo a las posibilidades de masificación y radicalización de las demandas.

V

A mediados de diciembre de 2016, la realidad de la no continuidad (despido encubierto) de cientos de jóvenes investigadores/as del CONICET pone en perspectiva la historia reciente: años de reclamos no reconocidos para que los miles de becarios y becarias de posgrado sean reconocidos/as como lo que son, trabajadoras y trabajadores del sistema de Ciencia y Técnica (CyT). La negativa histórica, de parte de los actuales funcionarios que provienen de la gestión kirchnerista anterior, a blanquear esa situación hoy pretende ser usada como medio para dejar fuera de decenas de personas altamente calificadas; hoy, en el marco de la aceleración del ajuste, decenas de personas que siempre quedaban fuera (a pesar de haber cumplido ‘las reglas’ establecidas -formación de posgrado, publicaciones- y ser ‘recomendadas’ para continuar) pasan a ser centenares. El cambio cuantitativo se transforma en salto cualitativo.

VI

En los últimos tiempos, muchos descubrieron la precariedad de su situación y se incorporaron a un proceso de lucha (por ejemplo, quienes integran la colectiva Científicos y Universitarios Autoconvocados -CyUA- o los Becarios Empoderados). La ‘intelectualidad precarizada’ se moviliza por demandas corporativas básicas (salarios y empleo/estabilidad); pero todavía persiste la ausencia de una crítica profunda sobre las prácticas de educación superior y del sistema de CyT. Y mucho más distante aún está la discusión acerca del rol de las universidades y la producción institucional de conocimiento (en el sistema de CyT) en el aporte a la construcción de una nueva sociedad. Prima en muchos miembros del sistema (aún en lxs más jóvenes) un oportunismo supremo, que pone la posibilidad de ventajas individuales inmediatas por sobre la construcción colectiva. En gran medida esta mirada individualista y competitiva es alentada y forjada por la misma estructura del sistema científico.

VII

Sin embargo, como venimos diciendo, los últimos hechos dieron cuenta de nuevos procesos de lucha, debates y articulación del sector. Los sindicatos en la educación superior y en ciencia y técnica no logran canalizar la nueva radicalidad. En algunos casos (en particular, en CONICET) la forma de autoconvocatoria se multiplica en parte por la ausencia de conciencia clasista y la fuerte historia de tradiciones elitistas; muchas siguen pensándose como trabajadores/as de ‘alta calidad’. Sin embargo, como señalamos, sus demandas son básicas. Tarde pero seguro, se multiplica el número de ‘científicos/as’ que rompen su habitus y se suman a la lucha por sus propios derechos. Este es un activo importante de la lucha encarada en 2016 y que debe ser canalizado productivamente para las luchas futuras.

VIII

La práctica burocrática que permea buena parte del sindicalismo (para ser justos, no todo el sindicalismo, pero opera como tendencia) conspira contra la posibilidad de masificar y movilizar. La convivencia orgánica en la cogestión de las universidades y organismos de CyT, crea inconsistencias difíciles de saldar; los ‘gerentes’ son los colegas y compañeros de trabajo. Por otra parte, juegan fuerte las fuerzas políticas nacionales con inserción institucional que aparecen muchas veces, actuando detrás de la auto convocatoria. Operan detrás de ellas fracciones importantes del establishment científico (por ejemplo, Ciencia y Técnica Argentina -CyTA-), acostumbrado a manejar los hilos del sistema. Temerosos de perder el control jerárquico del que disponen, maniobran al interior de las instituciones (por encima de las instancias colectivas construidas) para construir ‘soluciones’ que garanticen sus condición de privilegio. La actitud de miembros ‘progresistas’ del Directorio del CONICET y las maniobras de ex funcionarios para llegar a un acuerdo superestructuras, dan cuenta de esa práctica. Por su parte, UPCN CONICET sólo operó por fuera del conflicto, dando cátedra de sus típicas prácticas burocráticas y de un cinismo sin igual (‘corriendo por izquierda’ a quienes participamos de la lucha).

IX

La burocracia sindical es expresión de un colectivo laboral propenso a renegar de su condición y a delegar su representación. La combinación de precarización laboral, arbitrariedad en la gestión institucional (en especial, en las universidades) y elitismo, promueve la falta de protagonismo y participación. Por suerte, cuando la lucha se masifica, aun si de manera poco orgánica, espontánea, la pre-existencia de colectivas (como los Jóvenes Científicos Precarizados -JCP- de CABA y La Plata, algunas juntas internas de ATE CONICET, como la de Saavedra 15, la de Facultad de Sociales de la UBA o la de La Plata) con prácticas de democracia sindical y participación opera como reaseguro (no 100% efectivo) contra la inercia burocrática y las tendencias oportunistas.

X

La batalla de diciembre en el sistema de CyT partió del despido de hecho de casi 500 jóvenes investigadoras/es y concluyó con la continuidad precaria de su empleo por un año más. Esa batalla nació centralizada en CABA y se federalizó rápidamente; las acciones en el CONICET/MINCYT se multiplicaron en los CCT de CONICET y Universidades en todo el país, lo cual tiene una enorme relevancia para pensar la profundización y continuidad de la lucha.

XI

El ‘acuerdo’ alcanzado expresa las limitaciones de la articulación nacional y de las propias organizaciones participantes (sindicales y políticas), da cuenta de la novedad de la forma y masividad de la lucha y expresa también la incidencia que adquirieron las fuerzas políticas más institucionalizadas (vinculadas sobre todo al kirchnerismo) que ‘trabajaron’ para bloquear la radicalización de las medidas y las exigencias de máxima. Por supuesto, el resultado de la lucha de cuenta del carácter defensivo del conflicto en el contexto de un gobierno nacional aún fuerte y de una masificación importante pero limitada del mismo (evidente en la dificultad de sostener la ocupación del MINCYT).

XII

Que lxs recomendadxs para ingresar al CONICET ahora tengan el compromiso de un ‘ingreso’ en diversos organismos de CyT, UUNN y empresas públicas (es decir, ya no como investigadorxs de CONICET), abre una caja de Pandora pues se valida el hecho de que el CONICET deje de ser el eje del sistema de CyT, abriendo el camino a su desarticulación. Con sus límites y defectos, los derechos laborales y los procesos de selección y permanencia del CONICET son infinitamente superiores a los existen en las otras instituciones. Desde los noventa, los sectores dominantes han avanzado en la intención de hacer una transición de un sistema CONICET centrado (similar al CNRS de Francia) hacia uno centrado en la ANPCYT/AGENCIA, donde lxs investigadoras/es son buscadores de subsidios y sus salarios dependen su capacidad de conseguirlos (como ocurre en Estados Unidos, por ejemplo).

XIII

A pesar de que los resultados no son los esperados, la ocupación masiva del CONICET el miércoles 14 de diciembre y del MINCYT en la semana del 19 de diciembre pasarán a la historia. El proceso logró ampliar el cuestionamiento a la figura de Macri y la gestión PRO, visibilizando un nuevo ajuste y creando solidaridad y apoyo social hacia un sector que no aparecía anteriormente como sujeto de luchas. Semanas extraordinarias hemos pasado y las cosas ya no serán iguales. Semanas que nos marcarán a fuego, que marcarán a fuego la historia del sistema de Ciencia y Técnica. La democratización del sistema de CyT y la organización colectiva de becarixs, investigadorxs, personal de apoyo y administrativo, serán parte ineludible del futuro que hemos construido.

XIV

2017 será un año importante. A nivel nacional las elecciones ponen a la lucha social en un lugar privilegiado. El conflicto en torno al sistema de CyT, y en especial, la situación del CONICET, será preponderante. No sólo estará en juego la situación laboral de los 500 compañerxs llamados ‘damnificados’, sino se pondrá en debate la estructura general del sistema de CyT. Las cartas no están echadas y el destino no está prefijado, pero se nos escapó la oportunidad (¿real?) de voltear a Barañao y frenar claramente el ajuste. En la UNLP, la previa de la elección del nuevo presidente (que será a comienzos de 2018) agrega un condimento esencial a la política universitaria. La alianza de gobierno ya lanzó su sucesión; la elección en el último trimestre del año 2017 de nuevos integrantes de Consejos Directivos definirá las condiciones de la misma. En tercer lugar, la elección nacional de medio término define las posibilidades de continuidad y capacidad de avance del gobierno de Cambiemos, en particular en la reformulación del conjunto del sistema de UUNN y CyT.

XV

¿Qué tareas siguen para quienes trabajamos y militamos dentro del sector? Desde COMUNA proyectamos seguir impulsando ámbitos de debate con perfil de pensamiento crítico y articulando entre compañerxs y colectivos que acuerdan con la democratización del sistema científico y la necesidad de un conocimiento para el cambio social. Consideramos que es necesario consolidar una forma de intervención en lo sindical (tanto en la Universidad como en el sistema de CyT en sentido amplio) que nos permita construir desde abajo para luchar por nuestros derechos y poner en debate las prácticas, los medios y los fines de la producción de conocimiento. Por una ciencia insurgente, al servicio del pueblo y no de las corporaciones y los gobiernos. ​

2-1-2016

Nota

[1] El Plan “establece los lineamientos de política científica, tecnológica y de innovación para el país en los próximos años”. El mismo “busca direccionar los esfuerzos hacia la producción de impactos significativos en sectores sociales y productivos de nuestro país a través del apoyo de la ciencia, la tecnología y la innovación” definiendo los siguientes Núcleos Socio Productivos Estratégicos: Agroindustria, Ambiente y desarrollo sustentable, Desarrollo social, Energía, Industria y Salud. Ver más aquí

Temas: Ciencia y conocimiento crítico

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