Argentina: Construir una nueva ruralidad. Respetar, aprender y dialogar con las familias que viven y trabajan en los “otros campos”

Idioma Español
País Argentina

"El Modelo Nacional de Desarrollo Sustentable a construir en la sociedad argentina debe atender no sólo a la apremiante necesidad de potenciar las capacidades, conocimientos y creatividad de las familias que viven y trabajan actualmente en el “campo” -evitando su marginación y migración- sino dar respuesta a la compleja demanda de las muchas otras familias que debieran asentarse a mediano plazo a fin de generar trabajo digno, producir alimentos sanos, cuidar y poblar el territorio."

El desarrollo económico, social, ecológica, cultural, política y éticamente sustentable es un derecho de todos los habitantes. Lograr ese objetivo y los caminos a transitar requiere diálogo y debates que no pueden negar la existencia de profundas desigualdades, violencia y conflictos de todo tipo; tampoco la magnitud de los desafíos que enfrentamos en un mundo en que las Crisis Climática, económico-financiera, energética y alimentaria, las guerras fragmentadas, las masas de migrantes y refugiados son sólo manifestaciones de una crisis civilizatoria que nos interroga sobre los límites al ansia salvaje de lucro económico e –incluso- acerca de la continuidad de la vida humana en nuestro Planeta.

El desarrollo sustentable de Argentina exige repensar un mundo agrario y rural diverso y heterogéneo, que va mucho más allá de las exportaciones y del “campo” de los grandes empresarios. En el centro de quienes son parte de los “otros campos” se encuentra su compromiso con la Soberanía Alimentaria de toda la población, con la vida y el trabajo. Para ellos y nosotros, los mercados son parte de nuestra vida, pero la vida es mucho más que un mercado y no estamos dispuestos a aceptar que el alimento sea sólo una mercancía sujeta a la especulación de los más poderosos.

 

Es necesario y urgente construir una nueva ruralidad proceso en el que participarán numerosos actores, pero en la que no puede estar ausente ni un Estado activo ni la agricultura familiar. La “Reparación Histórica de la Agricultura Familiar” promovida por la Ley Nacional 27.118 de “Agricultura Familiar”, ampliamente debatida y luego aprobada por unanimidad en el Senado de la Nación, es un hito histórico en ese sentido. Esta Ley está en correspondencia con principios rectores impulsados por las Naciones Unidas a través del “Año Internacional de la Agricultura Familiar” (2014), compromisos adquiridos en la órbita del MERCOSUR y demandas que surgen desde lo más profundo de nuestros territorios y del reclamo de la sociedad toda. Por eso no se entiende el desinterés en la aplicación de esta Ley y la marginación de la Secretaría de Agricultura Familiar

 

Debe analizarse críticamente lo hecho por los gobiernos anteriores, pero no puede desconocerse: el aprendizaje de productores y numerosos técnicos comprometidos con el desarrollo rural, la institucionalidad privado-público configurada, la importancia de los mecanismos de participación establecidos, ni la legitimidad de las organizaciones que expresan a las dos terceras partes –como mínimo- de las familias del “campo” argentino.

 

Las organizaciones de la agricultura familiar, campesina e indígena no sólo expresan dramáticas situaciones y propuestas para solucionar problemas de sus familias, comunidades, pueblos y ciudades vecinas y de los trabajadores del “campo”, sino que vinculan su futuro al poblamiento de los territorios, a la preservación de los múltiples servicios que actualmente brindan, al desarrollo local y regional y al sostenimiento-promoción de alternativas basadas en la producción agroecológica y la comercialización a precios justos para productores y consumidores. Se interesan en “agregar valores” a su producción, tales como el cuidado de los alimentos y la vida, el respeto y la solidaridad.

 

Por ello los integrantes de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Bs. Aires-FAUBA, consideramos que:

 

a) El Modelo Nacional de Desarrollo Sustentable a construir en la sociedad argentina debe atender no sólo a la apremiante necesidad de potenciar las capacidades, conocimientos y creatividad de las familias que viven y trabajan actualmente en el “campo” -evitando su marginación y migración- sino dar respuesta a la compleja demanda de las muchas otras familias que debieran asentarse a mediano plazo a fin de generar trabajo digno, producir alimentos sanos, cuidar y poblar el territorio.

 

b) La Secretaría de Agricultura Familiar, del Ministerio de Agroindustria, debe:

 

-aplicar la Ley 27.118 de “Agricultura Familiar” y sus similares provinciales, otorgándole los recursos necesarios para su funcionamiento;

 

-dignificar y asegurar el trabajo de los técnicos involucrados en programas o proyectos destinados a sectores relacionados con la agricultura familiar, campesina e indígena, con el trabajo agrario y con la alimentación popular. Al respecto debe reverse en forma urgente la expulsión de trabajadores realizada en la Delegación Jujuy de esta Secretaría;

 

-recrear la disuelta Delegación del Area Metropolitana Bonaerense-AMBA, dando continuidad al apoyo a la producción agroecológica de hortalizas, un reclamo generalizado que beneficiaría de inmediato a los productores y también a los consumidores del principal núcleo urbano del país;

 

-convocar a las organizaciones e instituciones que dinamizaron al “Consejo de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena” del actual Ministerio de Agroindustria, y también a los demás mecanismos de coordinación, consulta y participación existentes en otros organismos públicos.

 

CÁTEDRA LIBRE DE SOBERANIA ALIMENTARIA- CaLiSA. FAUBA (21/02/2016)

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales, Agroecología, Soberanía alimentaria

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