Colombia: Declaración del IV Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina

Idioma Español
País Colombia

"Pese al desprecio, la exclusión, y la violencia en contra nuestra, le estamos entregando al país nuestra propuesta y nuestro trabajo cotidiano por la justicia y la paz. Entregamos al país territorios campesinos gestados autónomamente, pero no los entregamos a la voracidad de los acaparadores, los entregamos para la vida digna para todos, los entregamos para la paz, y con nosotros allí defendiéndola."

Tibú, 20 de septiembre de 2014

En tiempos preñados de la anhelada paz para el país, 8.000 campesinas y campesinos de todas las regiones de los campos colombianos nos hemos congregado en el heroico territorio campesino del Catatumbo.

Gozamos y agradecemos un amplio acompañamiento de estudiantes, académicos, cooperantes internacionales y otros sectores de la sociedad, pese a la campaña de sabotaje emprendida por el gobierno nacional desalentando a representantes de la comunidad internacional para acompañarnos, y negándose él mismo a asistir.

En todos los anteriores encuentros contamos con la presencia de delegados del Ministerio de Agricultura y las directivas del Incoder. En esta ocasión el propio Ministro de Agricultura Aurelio Iragorri se comprometió a asistir al encuentro, incumpliendo con su palabra. El Gerente General del Incoder y las directivas responsables de las zonas de reserva campesina, así como la totalidad de entidades estatales fueron invitadas sin que hicieran presencia, ratificando con ello el veto persistente sobre la figura. Por el contrario, las Fuerzas Militares y la Policía Nacional mostraron apertura para diseñar la seguridad del Encuentro cumpliendo con sus compromisos, lo cual valoramos.

Hemos dado continuidad a las deliberaciones que definen nuestra lucha por la reforma agraria territorial estructural, en un momento de esperanza en el logro de un acuerdo que siente las bases para la construcción de la paz con justicia social. En el que al mismo tiempo se construye la unidad de la lucha agraria del movimiento popular, pero en el que también los concentradores de la tierra, los expoliadores de nuestros territorios, embisten contra la vida con el aval de un Estado pusilánime que permanece a espaldas de su pueblo.

Una expresión de esto es el sistemático ataque oficial a las Zonas de Reserva Campesina, que confirma lo acertado de nuestra propuesta y nuestra lucha en su defensa. Este encuentro entonces, representa un momento de mayor desafío y el inicio de una fase más intensa de nuestra lucha. Repudiamos que el gobierno siga condicionado el cumplimiento de su obligación con las Zonas de Reserva Campesina, a los desarrollos de las negociaciones con las FARC, pues al margen de estas, el estado tiene una deuda histórica con el campesinado en general, y con el que defiende las zonas de reserva campesina.

Como resultado de dos días de profundas discusiones declaramos:

Frente al deliberado freno que el gobierno nacional impone al cumplimiento de su obligación legal de promover las Zonas de Reserva Campesina, y a aquellos que desde una oscura caverna las ven como monstruosas apariciones, les anunciamos que mantenemos toda nuestra determinación en sostener nuestra lucha por el territorio campesino, no nos detendrán intimidaciones expresas o veladas, no nos detendrán mediocres argucias disfrazadas de vacías evaluaciones, emplearemos con firmeza nuestras tradicionales formas de lucha: la organización, la movilización, las acciones legales y todo aquello que la legitimidad de nuestras demandas señale.

Reafirmamos la decisión de tramitar por la vía del diálogo los conflictos territoriales entre afrocolombianos, indígenas y campesinado, y continuar con la construcción de la propuesta de territorios interculturales. Hacemos un llamado de urgencia para avanzar en esta vía de lucha unitaria por el territorio, la soberanía y la justicia, enfrentando con urgencia el abordaje de los conflictos territoriales interculturales mas complejos.

Defendemos y continuaremos luchando por reconocimiento de nuestros derechos como campesinas y los campesinos en los términos de la Declaración de Derechos de las campesinas y los campesinos, exigiendo nuestra autonomía territorial, el respeto por nuestra cultura, la recuperación de la memoria, nuestras formas organizativas, avanzando en la articulación con el mundo urbano, la academia y otros sectores de la sociedad que llamamos a acompañarnos en nuestras luchas.

Continuamos repudiando el trato criminal que se nos da a los campesinos que nos vemos forzados al cultivo de coca, marihuana y amapola cuyo uso se asociado al narcotráfico. A este trato oponemos la exigencia porque se comprenda y se atiendan estos cultivos y usos como un asunto social y no criminal, que se sustituyan, o se retorne al uso diversificado recuperando y potenciando prácticas tradicionales, que se utilice como una herramienta de reconversión productiva.

Avanzaremos con un mayor impulso en el protagonismo de las mujeres en nuestra lucha a partir de este encuentro, cuando se lanza la plataforma política de las mujeres campesinas en zonas de reserva campesina y se decide conformar el comité de mujeres para impulsar la acción que garantice sus derechos y el justo trato en la vida política y la privada, retomando las conquistas populares de las mujeres.

La zona de reserva campesina es un semillero de paz que debe aprovecharse mediante una estrategia de educación rural campesina e intercultural que resguarde, promueva y enseñe nuestro manejo de los recursos naturales promueva el manejo sostenible del territorio, así como la autonomía y soberanía sobre el uso y conservación de los recursos naturales, como patrimonio de los pueblos. Exigimos los cambios normativos necesarios para el reconocimiento de la territorialidad y propiedad de la tierra en zonas de reserva forestal y áreas protegidas, incentivando la producción forestal y agroalimentaria agroecológica reconociendo al campesinado como sujetos y agentes de la conservación del medio natural.

La paz que queremos es la que reconoce nuestros derechos, nuestra autonomía territorial y la convivencia armónica entre los pueblos afrodescendientes, indígenas y campesinos. La consolidación de la zona de reserva campesina es un instrumento para alcanzarla y una Asamblea Nacional Constituyente la vía para sentar sus bases democráticamente. Reconocemos el valor del acompañamiento de la solidaridad internacional y animamos a continuarlo contribuyendo a combatir la estigmatización de la figura, apoyando las iniciativas desde las bases, y general ayudando a su fortalecimiento desde la visión de las comunidades campesinas.

El aprovechamiento de la riqueza minero-energética debe revertirse al país, a partir de la generación de conocimiento y tecnología propias, que permita definir la conveniencia o no de cada proyecto impidiendo su implementación cuando no lo sea, creando fronteras ecológicas a la explotación, reconociendo los saberes tradicionales y condicionándola al consentimiento previo, libre e informado. Por ahora apostamos por las consultas previas populares para impedir el saqueo de nuestros territorios.

El reconocimiento y la articulación de la economía campesina de las zonas de reserva campesina en las regiones de las que hacen parte, no solo es viable sino que es una necesidad para la generación y redistribución justa de la riqueza y el bienestar del país desde lo local, especialmente para la soberanía alimentaria. Para ello se hace indispensable el levantamiento de diagnósticos territoriales y una política pública concertada con el campesinado.

Apoyamos el justo pliego de exigencias de la población urbana de Tibú que exige el pago de una gran deuda social existente pese a la explotación de recursos naturales. Saludamos y acompañamos la declaratoria de Zona de Reserva Campesina del Catatumbo que representa una iniciativa de paz desde el territorio y desde el reconocimiento del campesinado. Esta declaratoria es un Respaldamos la apertura del campesinado catatumbero para conformar el primer territorio intercultural y animamos al pueblo Barí a unirse a esta iniciativa.

Pese al desprecio, la exclusión, y la violencia en contra nuestra, le estamos entregando al país nuestra propuesta y nuestro trabajo cotidiano por la justicia y la paz. Entregamos al país territorios campesinos gestados autónomamente, pero no los entregamos a la voracidad de los acaparadores, los entregamos para la vida digna para todos, los entregamos para la paz, y con nosotros allí defendiéndola.

Por una reforma agraria territorial estructural y la paz, viva la lucha unitaria permanente!!

Por los territorios campesinos, ni un minuto de quietud, toda una vida de organización y movilización!!

Afrocolombianos, indígenas y campesinos, hijos de una misma tierra, hermanos de una sola lucha por el territorio!!

"¡Mujeres luchadoras, mujeres constructoras de paz, mujeres de la tierra, mujeres de las Zonas de Reserva Campesina!"

"No a la criminalización de los cultivadores de coca, marihuana y amapola ¡Sí a la sustitución gradual y concertada!"

Vivan la Zonas de Reserva Campesina! ¡Viva el campesinado que las defiende!

Fuente: Censat

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Tierra, territorio y bienes comunes

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