Declaración de Guanes y Yariguíes: Pronunciamiento político del "Encuentro Nacional: Jóvenes, paz y ambiente. Seminario de Ecología Política"

"Manifestamos nuestro rechazo al modelo extractivista y ecocida que de manera sistemática se ha venido apropiando de los espacios de vida y de la naturaleza para usos mercantilistas, con la lógica del despojo a toda costa, respondiendo a directrices de modelos internacionales, e imponiendo una nueva división del trabajo que profundiza la instrumentalización de la naturaleza. "

Arrancaron nuestros frutos,

cortaron nuestras ramas,

quemaron nuestro tronco,

pero no pudieron matar nuestras raíces.

(Voces Indígenas)

En la vereda Peña Morada en el territorio de Zapatoca- Santander, a orillas de la quebrada el Ramo y con el recuerdo, herencia y complicidad de los ancestros Guanes y Yariguíes que habitaron estas tierras, nos encontramos jóvenes de diferentes lugares del país, del 10 al 13 de Marzo del año 2016, con el objetivo de reflexionar sobre las problemáticas ambientales que se manifiestan en nuestros territorios, y de articularnos desde los diferentes sentires y expresiones sociales para el fortalecimiento de los procesos locales y la construcción de agendas comunes, como propuesta de resistencia y alternativa política para la autonomía y el buen vivir de nuestras comunidades.

Manifestamos nuestro rechazo al modelo extractivista y ecocida que de manera sistemática se ha venido apropiando de los espacios de vida y de la naturaleza para usos mercantilistas, con la lógica del despojo a toda costa, respondiendo a directrices de modelos internacionales, e imponiendo una nueva división del trabajo que profundiza la instrumentalización de la naturaleza. Por lo tanto, podemos observar en el escenario nacional y latinoamericano el evidente incremento de prácticas extractivistas enmarcadas en la producción y reproducción del sistema capitalista, imponiéndose sobre las dinámicas territoriales y generando impactos que, a su vez, desencadenan en conflictos ambientales, entendiendo lo ambiental como el conjunto de relaciones económicas, políticas, sociales y ecológicas.

Declaramos que las políticas minero energéticas del país, contribuyen a la destrucción del planeta tierra, en tiempos donde el cambio climático se agudiza cada día. Así mismo, estas políticas estatales son incoherentes con el procesos de paz que busca superar un conflicto armado, ya que profundizan los conflictos económicos, sociales, culturales y ambientales, al ser los responsables permisivos en la implementación de políticas que dan lugar a proyectos de interés nacional que se amparan bajo conceptos como el de “Desarrollo sostenible”, eufemismo utilizado como punta de lanza para la apropiación de los espacios de vida.

Casos concretos como el de Hidrosogamoso, el Quimbo, Betania, Hidro-ltuango, Urra 1, Salvajina, las represas del Río Porce, Cerro Matoso, el Cerrejón, Gramalote, la mina El Porvenir, y la inminente amenaza del proyecto minero La Colosa, entre otros; han venido generando un desplazamiento forzado a nombre del "desarrollo", caracterizado por la transformación significativa y crítica de los proyectos de vida de las comunidades que habitamos estos territorios, ya que nos despojan de las tierras de trabajo, de las fuentes de alimento, agua, semillas, de las zonas de juego y encuentro familiar y comunitario, pero también, y sobre todo, de nuestra memoria histórica y arqueológica; es decir, son proyectos que transforman la vocación productiva ancestral, las maneras de relacionamiento entre las comunidades y con su entorno natural, en sus relaciones de poder, en las formas de compartir, organizarse, decidir, recrear y de identificarse, principalmente con los ríos: actores claves y esenciales en la construcción cultural de las comunidades que habitamos este mundo vivo.

Por todo esto, nos unimos jóvenes de Santander, Huila, Cauca, Tolima, Meta, Bogotá, Cundinamarca, Bolívar, Valle del Cauca, Nariño, Antioquia y Risaralda, en la construcción de un camino que lleve a la paz con justicia social y ambiental desde los territorios.

Por la defensa del territorio y el compartir impostergable de las experiencias de cada región, manifestamos que es necesaria la articulación de todos los procesos sociales y al tomar en cuenta la perspectiva y aspiraciones de los pueblos expresamos que:

1. Cualquier proceso de defensa del territorio debe comprender y estrechar la relación campo-ciudad, teniendo en cuenta la necesidad de conformar un tejido social sólido, en el cual se integren todas las formas de lucha de los procesos sociales organizativos, respondiendo a realidades locales y globales.

2. La defensa del agua como derecho fundamental de las comunidades es un punto de articulación común para la defensa de los territorios y la vida.

3. La creación de áreas protegidas o la modificación de sus categorías y planes de manejo no deben favorecer por ningún motivo la ejecución de proyectos minero-energéticos, hidroeléctricos, agroindustriales, ni a ningún tipo de intereses privados. Los planes de compensación y mitigación propuestos por dichos proyectos NUNCA devolverán el valor que para las comunidades humanas, la fauna y la flora tienen sobre el agua y los ecosistemas.

4. Se hace preciso fortalecer procesos alternativos de economías propias, pensadas desde y para las necesidades de las comunidades.

5. Se deben materializar y fortalecer los proyectos de soberanía y autonomía alimentaria y energética, que propendan por la conservación, libertad de circulación y manejo de semillas ancestrales y nativas, sin vulnerar los derechos de la naturaleza que nos permite pervivir en este mundo.

6. Se debe propender a una construcción colectiva, entendiendo los territorios como espacios diversos, interétnicos, interculturales e intergeneracionales, donde todos y todas tenemos mucho por aportar desde nuestras prácticas y nuestras cosmovisiones.

7. Es necesario que la participación ciudadana sea directa y se fortalezca con garantías reales para incidir en la toma de decisiones institucionales sobre las dinámicas territoriales y ambientales.

8. Reafirmamos el papel fundamental de las mujeres en la defensa de los territorios, quienes con su lucha integral, construyen territorios de paz y deconstruyen relaciones nocivas de poder.

9. Demandamos una academia comprometida e integral que fortalezca los escenarios de educación popular y diálogo de saberes, que reconozca las diferencias y puntos comunes entre las múltiples formas de conocer, ancestrales, populares y científicas, que contribuya a la solución de las necesidades y problemáticas de los territorios, a la construcción de paz y una relación más sana con la naturaleza.

10. Luego de este encuentro nos juntaremos en una Red Nacional de Jóvenes en Defensa del Territorio, el Agua y la Vida, como estrategia concreta de articulación, para compartir experiencias, unir fuerzas y sentires; para pensar, entender y construir territorios libres desde la mirada y el sentir de las y los jóvenes.

La soberanía de los pueblos parte del poder popular, de su construcción basada en la real corresponsabilidad de nuestras acciones con la Madre Tierra, por esto, continuaremos trabajando y proponiendo con sentido Nacional y Territorial, alternativas al modelo de desarrollo que redunden en el bienestar y la Justicia ambiental en los territorios. Seguiremos caminando la palabra por aquel camino que dibujaron nuestras ancestras, con amor a la tierra y a todos los seres que la habitamos. Con la mirada siempre hacia el sol, defenderemos nuestros territorios, sus aguas, semillas y montañas, ante cualquiera que amenace con su destrucción y con la voz en alto decimos: SÍ A LA VIDA, AL AGUA Y LA SOBERANÍA POPULAR .

Firman:

Participantes al Encuentro Nacional: Jóvenez, paz y ambiente. Seminario de Ecología Política, llevado a cabo del 10 al 13 de marzo en Zapatoca (Santander).

Fuente: CENSAT

Temas: Ecología política

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