Derechos de la Madre Tierra: revitalizar la lucha por los recursos naturales en Asia

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"La propuesta de los Derechos de la Madre Tierra establece que los derechos de cada ser vivo están limitados por los derechos de los demás, pero todos deben ser resueltos y equilibrados de manera tal que se mantengan los Derechos de la Madre Tierra."

 

La Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra fue propuesta y hecha pública el 24 de abril, en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, en Cochabamba, Bolivia. La Declaración, que garantiza los derechos de la Madre Tierra, reconoce que todos los seres vivos tienen la responsabilidad de mantener el equilibrio en la naturaleza y proteger el funcionamiento armonioso de la Madre Tierra.

 

En este panel de discusión de los Derechos de la Madre Tierra, organizado por el Grupo de trabajo por la Justicia Climática de Tailandia en Bangkok durante el período inter-sesiones de la CMNUCC el 5 de mayo de 2011, Elizabeth Peredo Beltrán, Directora de la Fundación Solón de Bolivia, compartió su conocimiento y experiencias en torno a los avances del concepto de los Derechos de la Madre Tierra, un concepto que ha comenzado a ganar espacio en el discurso internacional sobre desarrollo y cambio climático. Lo que sigue es un resumen de su presentación y la discusión posterior con la Dra. Sriprapa Petchmeesi y Prue Odochao.

 

En medio de la frecuencia y severidad creciente de los desastres inducidos por el cambio climático, la capacidad de recordar y reconocer las contribuciones de los seres humanos al cambio climático es uno de los primeros pasos necesarios para garantizar una real reparación del medioambiente. En el marco del sistema capitalista, los seres humanos han mercantilizado y explotado la naturaleza sin tomar conciencia de la interdependencia entre todos los seres vivos a escala planetaria. Los paradigmas dominantes de desarrollo se han vuelto unidimensionales, con un enfoque que tiene como único centro el aumento de la riqueza económica, que puede continuar hasta el infinito a través del cambio tecnológico. Las instituciones dominantes, como la Organización Mundial del Comercio, también facilitan este proceso de mercantilización dirigido a satisfacer los intereses de las grandes empresas privadas. De esta forma, los principales programas de desarrollo están sesgados para permitir que el dinero y el poder se transformen en los motores de lo que dan en llamar un mundo mejor. El principal indicador para medir el desarrollo –el PIB- claramente no da cuenta de todos los problemas y costos que implican las actividades humanas. Por ejemplo, la extracción de minerales conduce a un PIB mayor, pero la contaminación y las malas condiciones de vida de los mineros simplemente son ignoradas en la contabilidad del PIB.

 

Los movimientos por los derechos humanos se originaron como una reacción ante las atrocidades del régimen nazi. Pero no podemos pagar el costo de otra tragedia para llegar a los consensos necesarios para defender nuestro medioambiente y nuestras vidas. Cada año se liberan a la atmósfera más de 9 mil millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero (GEI) y cada año 350.000 personas mueren debido al cambio climático. Esta cifra podría ascender a 5 millones en los próximos 10 años, si se mantienen los niveles actuales de emisión de GEI. Para mitigar los desastres que nos asechan, los seres humanos debemos volver a conectarnos con la Madre Tierra y recuperar las nociones de pertenencia, gratitud y destino común. Como la pequeña parte que somos del mundo natural, no podemos ni tenemos derecho a traspasar los límites de la Madre Tierra que es nuestra casa y quien nos da la vida y sustento, no una simple fuente de recursos.

 

En el período 2007-2009, Ecuador y Bolivia tomaron la iniciativa de reconocer los derechos de la Madre Tierra en sus constituciones nacionales, reemplazando la palabra “desarrollo” por el concepto de “vivir bien” y apuntando a la redistribución de los recursos de una forma democrática y equitativa. Sin embargo, el reconocimiento nacional no es suficiente para abordar la crisis mundial. Estas ideas fueron retomadas luego en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en 2010 en Cochabamba, Bolivia. Allí, ciudadanos del mundo entero se reunieron para analizar qué se puede hacer para enfrentar el cambio climático y la crisis asociada a éste. La conclusión fue muy clara, el único camino que garantiza la continuidad de la humanidad es reconocer los Derechos de la Madre Tierra, de quien dependen todos los seres vivos. La crisis reciente de la usina de energía nuclear en Japón es un ejemplo de cómo la búsqueda permanente de crecimiento y desarrollo de la humanidad ha horadado esos Derechos y terminado en una catástrofe.

 

La propuesta de los Derechos de la Madre Tierra establece que los derechos de cada ser vivo están limitados por los derechos de los demás, pero todos deben ser resueltos y equilibrados de manera tal que se mantengan los Derechos de la Madre Tierra. Todos los seres humanos tenemos que hacernos responsables por las violaciones de los Derechos de la Madre Tierra que cometimos en el pasado y por la protección de los mismos en el futuro, especialmente de aquellos que implican mayor daño para el medioambiente. Ya hay varias Resoluciones de la ONU que reflejan valores similares. La Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas y el Segundo Comité sobre Desarrollo Sustentable reconocen que los seres humanos somos parte del mundo natural, no sus dueños. El derecho humano al agua y al saneamiento, un derecho reconocido recientemente, también se podría implementar fácilmente en el marco de los Derechos de la Madre Tierra.

 

Las sociedades indígenas ya poseen el conocimiento de vivir de manera armoniosa con la naturaleza, y están reclamando esos derechos después de años de lucha por la defensa de su condición y contra el menoscabo sistemático de la sabiduría tradicional. En 2009, por ejemplo, los indígenas de la zona de la Amazonía intentaron llevar los problemas de la degradación del medioambiente a la Corte Internacional de Justicia. Un número creciente de ciudadanos y activistas en todo el mundo están comenzando a sumárseles.

 

Diciembre de 2009 marcó un hito como escenario de uno de los primeros juicios por violación de los derechos de la Madre Tierra, en este caso al amparo de la Constitución ecuatoriana, a través del cual se identificó a BP, una compañía multinacional del petróleo y el gas, como violadora de los derechos de la naturaleza en virtud de sus derrames de petróleo. El movimiento feminista también nos enseñó que cosas que considerábamos problemas personales, como el cuidado de la naturaleza y la protección del conocimiento local, son también temas políticos. Por eso debemos estimular la creatividad a la hora de cuestionar el sistema que destruye a la Madre Tierra y para imaginar un futuro mejor. No podemos permitir que la idea de los Derechos de la Madre Tierra quede como un tema de conciencia individual, así que ahora es el momento de adoptar este nuevo paradigma para crear una nueva política, nuevos sistemas y nuevas formas de gobernanza que pongan la protección del medioambiente en práctica, especialmente a nivel local. Estos no son pasos de regresión hacia un pasado lejano, sino pasos en pos de un futuro sustentable.

 

Reflexionando sobre cómo se relaciona este concepto con el contexto de Asia, la Dra. Sipras Petchmeesi, experta tailandés en derechos humanos y miembro de la Comisión Intergubernamental de Derechos Humanos de ASEAN, expresó su acuerdo con la idea de que existe un destino compartido entre todos los seres vivos, incluidos los seres humanos. En su opinión, hay una base común entre los derechos humanos y los Derechos de la Madre Tierra, y no es posible separar el vínculo entre derechos y responsabilidades. Sin embargo, enfrentamos una nueva forma de colonización en la que los colonizadores, que hoy asumen generalmente la forma de empresas multinacionales, ejercen el poder y el control de manera indirecta a través de los gobiernos y las leyes. El concepto de responsabilidad (rendición de cuentas) debe desempeñar un papel que permita impedirles a las empresas y a otras entidades jurídicas externalizar sus costos ambientales.

 

Los Derechos de la Madre Tierra están inextricablemente unidos a los derechos de autodeterminación, los derechos de los Pueblos Indígenas y el derecho a la vida. En términos de justicia, no obstante, todavía necesitamos encontrar bases comunes entre la justicia ambiental, la económica y la política, declaró.

 

Según la Dra. Sriprapa, los movimientos por los derechos humanos siguen enfrentando el desafío de concientizar y promover la noción de los derechos humanos en Asia. En consecuencia, la propuesta de los Derechos de la Madre Tierra inevitablemente se topará con desafíos similares. Es necesario llevar los Derechos de la Madre Tierra al ámbito público y el sistema educativo para generar discusiones más abiertas y llegar a audiencias más amplias.

 

Prosiguiendo con la discusión, Prue Odecha, integrante de la Red de Reforma Agraria de Tailandia, expresó que desde su punto de vista los Derechos de la Madre Tierra coinciden con las creencias y el sistema de valores de los Pueblos Indígenas. Para Khun Prue, el respeto por la Madre Tierra es parte intrínseca de la vida cotidiana de los pueblos de los bosques, inclusive la de su propio pueblo, los Karen. Para los Pueblos Indígenas hay una compleja tela de araña de jerarquías dentro de la naturaleza, pero cada ser es parte de una familia. El agua, la tierra, las montañas son respetadas y se les da el título de Madre, y la Madre Tierra es en las tradiciones Karen, la Abuela Tierra, la que mantiene el equilibrio del mundo y gobierna este sagrado sistema de interacción entre las Madres y sus Hijos. Los espíritus humanos también son compartidos por otros seres vivos como los tigres, los elefantes e incluso los escarabajos. La destrucción de estos animales significaría por lo tanto el fin de la vida humana. Este conocimiento de la interconexión de la vida inspira la imaginación para indicarnos cómo debemos conducir nuestra vida. Sin embargo, los sistemas jurídicos, políticos y económicos de la actualidad desprecian la integridad ambiental y frustran los vínculos entre los seres naturales. Por ejemplo, distintas agencias gubernamentales (como el Departamento de Bosques y el Departamento de Recursos Hídricos), trabajando cada una sobre diferentes “partes” del bosque, impiden lograr una comprensión holística del bosque, y menoscaban los derechos de los Pueblos Indígenas a vivir en armonía con la naturaleza.

 

Khun Prue señaló que la propuesta de los Derechos de la Madre Tierra expresa el imaginario tradicional que percibe al mundo a través de su valor, no de su precio. Si este concepto se introdujera en Tailandia, podríamos entender mejor cómo vivir bien y en armonía con la Madre Tierra. El principal problema es que las leyes tailandesas, cuyos principales arquitectos son las políticas gubernamentales que hoy dominan el mundo, no son representativas del imaginario de las culturas tradicionales. Bolivia está usando el relato de los Derechos de la Madre Tierra para confrontar al capitalismo y Tailandia debería emprender un camino similar.

 

Los comentarios y aportes de los asistentes al seminario fueron de respaldo y acuerdo con la propuesta de los Derechos de la Madre Tierra. Un grupo de indígenas así como otras personas de Tailandia y Laos explicaron que mostrar respeto y realizar sacrificios ocasionales por la Madre Tierra hace parte de su modo de vida. Sin embargo, en el presente, los seres humanos simplemente culpan a la naturaleza o a otros cuando ocurre un desastre, sin reflexionar sobre sus propias actividades. El sistema dominante también promueve la desconexión entre el mundo humano y el mundo de la naturaleza, al tiempo que les otorga a las grandes empresas el poder y la legitimidad para hacerse cargo de las necesidades sociales. Jao Pah (Señor del Bosque) ya perdió su autoridad a manos del Departamento de Bosques, que aprueba la personería jurídica y los derechos de las corporaciones más que los derechos de los pobladores locales y los grupos indígenas que habitan los bosques.

 

Otros participantes preguntaron cómo operativizar un concepto que parece tan abstracto. ¿Cómo se puede traducir en acceso a alimentos y saneamiento y crear un cambio real? ¿Cómo se puede usar los Derechos de la Madre Tierra para detener la tendencia desarrollista actual y a la vez responder a otros problemas graves como el de la pobreza? Una medida aparentemente radical pero posible, podría ser revertir la propiedad privada, pasando al recurso comunitario, un sistema que ha permitido el sostén de las sociedades tradicionales durante miles de años. Sin embargo, algunos no ven claro cómo se puede llevar adelante esta iniciativa frente a la omnipresencia del acaparamiento de tierras y la violencia.

 

En su intervención final, la Dra. Sriphapha agregó que en ASEAN ya se han sentado algunos precedentes para proteger el medioambiente, y que inclusión eventual de los Derechos de la Madre Tierra en la constitución de ASEAN proporcionaría un gran impulso a favor del cambio.

 

En resumen, el concepto de los Derechos de la Madre Tierra no es nuevo, aunque su relato e introducción en el discurso mundial sobre desarrollo sustentable pueda serlo, y es posible que su reconocimiento lleve tiempo. La operativización de este concepto requerirá tomar en cuenta las necesidades inmediatas y al mismo tiempo apuntar a una meta de sustentabilidad ambiental a largo plazo. El reconocimiento de los Derechos de la Madre Tierra puede abrir nuevas áreas de lucha contra el sistema que nos rige en la actualidad, pero para que ocurran cambios reales será necesario que grupos experimentados y emprendedores como los activistas de derechos humanos, los medios de comunicación y particularmente los Pueblos Indígenas –que pueden brindar liderazgo a partir de su experiencia y su ejemplo de cómo vivir en armonía con la naturaleza—presionen para que esos derechos ocupen un lugar destacado. La realidad es que hoy por hoy luchamos contra los mitos del desarrollo infinito y leyes que han sido creadas para la mercantilización y la apropiación de los recursos, armados sólo con las herramientas correlativamente débiles de los derechos humanos. La prioridad ahora es construir ese relato y ampliar la comprensión de los Derechos de la Madre Tierra en todo el mundo.

Fuente: Enfoque de comercio

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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