Ecuador: Organizaciones sociales y campesinas piden que se mantenga prohibición a los transgénicos

Idioma Español
País Ecuador

Una veintena de organizaciones sociales y campesinas piden en un comunicado dirigido al Dr. César Paz y Miño que exista un debate claro y transparente en torno a los transgénicos. El grupo aclara algunos puntos, que según ellos, son clave al momento de hablar de Organismos Genéticamente Modificados (OGMs).

El comunicado indica que el modelo agrícola que se impone con los transgénicos no beneficia a los campesinos pues merma la capacidad de producción de los campos, pone en riesgo los cultivos al exponerlos a la posibilidad de sufrir contaminación genética e impide el libre intercambio de semillas entre campesinos, forzando la compra de semillas patentadas.

En la misma línea se aclara que el negocio de los medicamentos transgénicos como la insulina, no beneficia directamente a los consumidores, ya que no se reducen los costos de venta al público, sino que se reducen los costos de producción en beneficio de las empresas farmacéuticas.

Finalmente, las organizaciones que firman la carta señalan que el fortalecimiento en la agricultura en el Ecuador sería un mecanismo efectivo para consolidar un modelo de producción agroecológico que beneficie tanto a los campesinos y sus familias, como a los consumidores en las ciudades.
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A continuación el comunicado

Carta abierta en respuesta al artículo “Senescyt y los transgénicos”

Dr. César Paz y Miño

Diario el Telégrafo

En respuesta al artículo publicado en el diario El Telégrafo, con el título “Senescyt y los transgénicos”, en la edición del domingo 21 de octubre, que hace referencia a los foros realizados en Loja y Guayaquil sobre este tema, quisiéramos hacer algunas aclaraciones a partir de los aportes de los participantes de dicho foro.

El tema central planteado para abrir el debate de los transgénicos en el país es que nos permitirán elevar la productividad y el rendimiento de los cultivos, y por tanto estas son las semillas que necesitamos.

Las semillas transgénicas, solo son un paso adelante de la mal llamada revolución verde, sus impulsores, nos ofrecieron semillas mejoradas, junto con fertilizantes y pesticidas para elevar el rendimiento de los cultivos sobre todo cereales, y la promesa de acabar con el hambre en el mundo. Han pasado cincuenta años y lo que hemos visto es el crecimiento de grandes monocultivos, se han vertido y se sigue aplicando gigantescas cantidades de fertilizantes y pesticidas, se ha cambiado la base diversificada de la dieta alimentaria en el mundo a menos de una docena de productos provenientes de estos monocultivos, pero el hambre no se ha acabado, lo que se ha logrado es una reducción de la diversidad de semillas y eso sí, casi han logrado acabar con la agricultura campesina cuidadora de esa diversidad, y en cambio el hambre en el planeta ha aumentado a cerca de 1000 millones de personas, especialmente en las zonas rurales.

Las semillas transgénicas son parte de una nueva mal llamada revolución genética, que es la profundización de la revolución verde. Hay dos modificaciones que se han hecho hasta ahora en la agricultura: la una es para que el cultivo de maíz Bt, pueda combatir gusanos y plagas que atacan a la planta, inoculando a este cultivo una bacteria que emite toxinas que matan a estas plagas. La otra aplicación es en el cultivo de soya RR, con la incorporación de un gen que la hace resistente a altas dosis del herbicida Roundup. Ambas están ligadas a un paquete tecnológico enormemente tóxico y contaminante que afecta la salud y el medio ambiente, monopolizado por empresas transnacionales.

La novedad de las semillas transgénicas es que su uso requiere el pago de patentes, y traen el riesgo cierto de contaminar el material genético propio. Uno de los propósitos que no han ocultado los promotores de esta tecnología, es acabar con las semillas locales para forzar a los agricultores a comprar semillas patentadas. Si viviéramos en un desierto probablemente no habría mayor problema desde el punto de vista de la agricultura y el ambiente, pero vivimos en ecosistemas muy ricos en cultura y biodiversidad y eso es lo que defendemos, que no se destruyan.

Usted aboga por las investigaciones, y que no deberíamos negarnos a los beneficios de las medicinas transgénicas; en particular en el foro, se ha ponderado las bondades de las medicinas, y como ejemplo se ha citado la insulina transgénica como la gran maravilla para ayudar a las personas diabéticas, para ello se dice que es más barata y que se puede fabricar en abundancia. Al respecto, lo que se conoce es que anteriormente la insulina se elaboraba a partir de órganos de animales; con los métodos transgénicos lo que se ha conseguido es abaratar el costo en 10 veces, pero lo que se ha abaratado es el costo de producción, no se ha abaratado el precio que tienen que pagar los pacientes por adquirir esta medicina, representando un gran negocio para las empresas farmacéuticas que las fabrican. Además ya existen estudios que demuestran que al menos en un 10% de los pacientes a los que se ha aplicado este medicamento (en una asociación de diabéticos del Reino Unido), ésta no funciona, provoca alergias, o coma diabético.

Además en el foro de Loja se hizo una reflexión muy importante: que la enfermedad de la diabetes ha crecido de modo alarmante y que está entre las principales enfermedades modernas en el país. Se han citado datos de un 30% de población afectada en la ciudad de Loja por esta enfermedad, y que esto es el resultado de la alteración de la dieta alimenticia, junto a hábitos de sedentarismo y estrés propios de la vida de encierro en las ciudades; desde el punto de vista reduccionista y de una medicina mercantilizada, se debería investigar y producir insulina transgénica; desde un enfoque de medicina holística e integral, se debería investigar cómo atacar a las causas de la enfermedad, porque si no, solo aportaríamos a mantener el círculo perverso al que nos han metido las empresas que están en el negocio de las medicinas, esto es que se empeore la dieta y las condiciones de vida de la población para que haya más enfermos y poder fabricar y vender más medicinas.

La investigación en el país es muy necesaria eso nadie lo está negando, lo que estamos debatiendo es el tipo de investigación que debe hacerse. Necesitamos elevar el rendimiento de los cultivos, pero esto se debería hacer mejorando lo que tenemos, generando semillas de calidad, y también respetando y potenciando la biodiversidad, incorporando insumos de calidad, que no sean dañinos para el medio ambiente y que no afecten la salud de los consumidores.

Usted aboga por una investigación para “que desarrollemos nuestros propios productos, liberándonos de intereses foráneos, sea de las transnacionales o de las redes ecologistas que también se benefician económicamente con su posición”. Aquí hay que hacer una distinción, las transnacionales como Monsanto tienen intereses económicos dentro de la economía de mercado, así esta empresa está entre las diez principales en el mundo que venden insumos tóxicos para la agricultura, y hay un proceso de acaparamiento de semillas en marcha, a tal punto que actualmente diez empresas controlan el 67% del comercio de semillas en el mundo, entre ellas Monsanto acapara el 23% del mismo, y son las principales interesadas en que se difundan las semillas transgénicas.

A nivel internacional, la industria productora de transgénicos y el paquete de agroquímicos, es la misma que se ocupa de desprestigiar válidos estudios científicos de largo plazo. El ejemplo más reciente es el del Dr. Seralini de Caén, Francia, cuya conclusión es la afectación negativa en la salud, demostrando la generación de tumores que se vuelven cancerígenos; la misma industria que invierte grandes cantidades de dinero para convencer al público y a las agencias gubernamentales reguladoras, de que no hace falta reconocer que un alimento contiene transgénicos en la etiqueta de cada producto que los contiene (California, Prop. 37). Nos preguntamos: si no fueran potencialmente dañinos, ¿por qué no hacer alarde de que este o aquel alimento contiene estos organismos que la industria y la “ciencia neutral” alega son inocuos? En el foro señalamos que Ecuador tiene una Ley del Consumidor desde el 2002, que de hacerse cumplir, detendría la entrada de productos elaborados que contienen transgénicos, siendo riesgosos para la salud que se están vendiendo sin etiquetados, incumpliendo la ley.

Usted lanza al final del artículo una acusación que resulta enteramente ambigua al interpretar la posición de los ambientalistas como “intereses foráneos” y afirma que “las redes ecologistas que también se benefician económicamente con su posición”, lo que nos pone en el mismo nivel de intereses de transnacionales como Monsanto y nos obliga a hacer una aclaración.

Los ambientalistas, junto a representantes de organizaciones campesinas y de consumidores participantes en el foro, defendemos la economía en el sentido que tenía en sus orígenes, que entiende el cuidado y administración de la casa, el ecosistema, el territorio, para la producción y distribución de bienes para la satisfacción de las necesidades fundamentales de la gente, esto implica cuidar la salud del medio ambiente y la salud de la población. Cuidar la agricultura campesina es también cuidar los ecosistemas y su enorme biodiversidad.

Si para Usted estos son “intereses foráneos” esto quiere decir que se está ubicando en el terreno aparentemente neutro de la ciencia y la tecnología, en el cual también se sitúan la mayoría de los ponentes científicos que han sido invitados a hacer propaganda de los transgénicos en el foro motivo de nuestra discusión, y que abogan por una ciencia supuestamente neutra, bajo la cual se amparan para negar los efectos dañinos de los transgénicos que ya se empiezan a conocer.

De igual modo, informes de organismos internacionales desde hace 20 años nos vienen advirtiendo de los peligros del cambio climático provocado por un ritmo acelerado de industrialización. Un considerable número de científicos de los círculos académicos, sobre todo de Norteamérica, venían negando el cambio climático, en defensa de los intereses de las corporaciones y para no tener que acogerse a los tratados del medio ambiente y reducción de las emisiones de carbono, que obligarían a limitar el crecimiento de la industria y afectaría sus intereses económicos. Con el desastre reciente de la devastadora tormenta “Sandy” que afectó a las ciudades de la costa oriental de Estados Unidos, este argumento levantado por estos científicos se vuelve cada vez más insostenible, resta credibilidad a los mismos y está echando por los suelos tanto la arrogancia como la pretendida posición neutra de la ciencia que defienden.

Finalmente, debemos señalar que así como usted recoge como propuesta que la Senescyt invierta en investigación de punta en transgénicos; en el foro de Loja y desde la coincidencia de varios participantes, se ha lanzado otra propuesta: que se impulse la investigación para elevar la producción en base a los enormes recursos de biodiversidad que aún poseemos. Un elevado número de familias botánicas han sido recursos base de nuestra alimentación y han sido olvidadas. Aún nos falta mucho por conocer acerca del funcionamiento de nuestros ecosistemas, así como recuperar el legado del conocimiento ancestral de agricultura y medicina, como bases para una alimentación sana y una población saludable. Para ello no necesitamos recurrir a los experimentos transgénicos, y deberíamos aplicar el principio de precaución frente a las semillas y medicinas transgénicas, por los enormes riesgos que representan a la salud, al medio ambiente, a la población y a la soberanía alimentaria.

Es por ello que estamos seguros que al declarar al Ecuador libre de semillas y cultivos transgénicos en el artículo 401 de la Constitución, el pueblo ecuatoriano no se ha equivocado, al contrario ratificamos este principio; la equivocación fue el haber dejado abierta la posibilidad de que se pueda autorizar el ingreso de semillas transgénicas. Habrá que exigir que se siga legislando para que se cierre esta ventana y se aplique a cabalidad el principio de la soberanía alimentaria como objetivo prioritario del Estado, y para que tengamos plena protección frente a los riesgos de las semillas, medicinas y productos transgénicos.

Hacemos el llamado a la opinión pública, diarios, radios, la TV y medios de comunicación en general a abrir el debate y permitir a quienes tienen una postura opuesta a la introducción de semillas transgénicas un espacio para exponer sus ideas así como lo tienen las compañías interesadas en que se difunda una información en favor de los transgénicos.

Notas

i Ver aqui

ii León J. Yumbla M. El agronegocio en el Ecuador, el caso del maíz. Quito, Julio 2010.

Firman las siguientes organizaciones:

Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador: CEPAM, UPML, EL FINQUERO,FUPOCPS, REFSE, FAPESCAFE, GRAMEEN, APEG, RED PAKARIÑAN, CIUDAD, UTOPÍA, SERPAJ. Comisión Nacional de Consumidores por la Soberanía Alimentaria. Colectivo Nacional Agroecológico. Comisión de Agricultura del Comité de Integración Multicultural de Vilcabamba. Red Agroecologica Loja. Colectivo de Jóvenes Ecológicos de Loja.

Temas: Transgénicos

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