Estrategias de las corporaciones para la bio-desposesión y el papel del Estado Mexicano

Idioma Español
País México

Los grandes corporativos biotecnológicos están creando constantemente innovaciones técnicas y estratégicas que se aplican internacionalmente para imponer su estrategia de bio-desposesión. En esta ponencia retomamos algunas de las estrategias son la creación de círculos informativos exclusivos para las élites económicas, la conformación de comités científicos con carácter de “inapelables”, el fomento de incentivos especiales para los grupos productivos, y la utilización de “discursos altruistas” por parte de los biotecnólogos favorables a los OGM.

Ante este contexto tan asimétrico en términos de poder ¿Cuál es el papel del estado en torno a la bio-desposesión? y ¿Qué podemos hacer como ciudadanos?

El circulo informativo exclusivo para las élites económicas

Entre las más llamativas de las estrategias está la conformación de círculos informativos exclusivos para las élites económicas. Estos comenzaron cuando los ricos de diferentes países comenzaron a cuestionar su alimentación a partir de la ansiedad que les despertó la repercusión del artículo de Seralini a nivel mundial[1]. El círculo informativo para la élite, comenzó a utilizarse en Francia. Estos funcionan como reuniones informales que se realizan dentro de espacios exclusivos en los que interactúan ciertos grupos sociales (clubes de golf, clubes sociales, casinos). Se organiza un “coctel” o “aperó” en el que un facilitador con credenciales de experto, da una charla especializada con todo y su Power Point. El facilitador defiende la inocuidad, los grandes avances medicinales y la potencial para encontrar fórmulas de la “juventud” que traerán los transgénicos, y los grandes avances sociales que han implicado estas tecnologías para paliar el hambre del mundo y mejorar la nutrición como en el caso del arroz dorado. El auditorio, generalmente conformado de mujeres adineradas y hombres de negocios retirados, sale convencido de las ventajas de los transgénicos[2].

En México estas reuniones se realizan por la invitación de cofradías que realizan sus encuentros en lugares exclusivos como el Club de Industriales del Distrito Federal, pero seguramente están sucediendo constantemente bajo el mismo formato en otros espacios de estas redes sociales. Es curioso que mientras se refuerzan estas reuniones en Estados Unidos, país referencia para mucho de estos grupos sociales y principal productor de transgénicos, se están fortaleciendo las cadenas alimentarias que recurren a la comida orgánica, local y certificada sin OGM[3]. Quizás este sea el futuro de la alimentación en México, un acceso exclusivo a lo inocuo para aquellos políticos, biotecnólogos, legisladores y funcionarios públicos de alto nivel quienes apoyan la siembra de OGM pero paradójicamente prefieren alimentarse con productos orgánicos.

La creación de comités inapelables.

Otra estrategia en la misma sintonía es la creación de bloques científicos a favor de los transgénicos tiene una repercusión importante en la opinión pública y en la construcción de un argumento que permita la disolución del principio de precaución[4]. Dentro de esta estrategia está la de presentar argumentos inapelables como es el caso del fraudulento meta-análisis realizado por unos científicos italianos para defender la siembra transgénica[5]. Este artículo realizado en 2013, ha sido utilizado en la misma semana dos de los principales científicos pro-transgénicos del país, y también en otros países como en Costa Rica, por Pedro Rocha, coordinador de Bioseguridad y Biotecnología del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Evidentemente la camorra científica actualmente conformada por Ortiz, los Soberón, Bolívar Zapata, Xoconxtle y Herrera Estrella (más los que vayan sumándose) seguirán citando este tipo de fuentes con la esperanza de cumplir la máxima goebbeliana de repetir una mentira mil veces hasta que se haga verdad[6].

Los comités como estrategia no son nada nuevo. La Ley de Bioseguridad que ha sido aprobada en muchos países (actualmente se discute en Guatemala) y concibe la creación de consejos consultivos de científicos quienes deberían aconsejar a quienes administran como un bien privado la biodiversidad. En México, la CIBIOGEM es la encargada por Ley de regular la co-existencia entre cultivos nativos y genéticamente modificados. Su función hasta ahora se basa en otorgar todos los permisos de siembra (ya sean pilotos, experimentales o comerciales) o sin respetar siquiera sus propios reglamentos de funcionamiento. Esta situación ha desembocado en la renuncia de los científicos en desacuerdo y en múltiples denuncias de las organizaciones de la sociedad civil: La más reciente, la denuncia por inhabilitación para la función pública de Alfonso Flores Ramírez, actual titular de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) por su evidente colusión ante la asignación de permisos de siembra de soya transgénica[7]. En EUA, el panorama no es muy diferente, la Academia Nacional de Ciencias (NSA por sus siglas en inglés) ha creado un comité de especialistas ampliamente cuestionado por científicos independientes dadas las inequidades y conflictos de intereses en la conformación de este comité. Esto ha llevado a la publicación de una carta abierta[8]. En India, igualmente el gran movimiento civil en contra los transgénicos cuestiona la objetividad del Comité de Aprobación para la Ingeniería Genética (GEAC por sus siglas en inglés) dadas las aprobaciones de cultivos genéticos en todos los rangos, ignorando los desastres sociales que han generado la amplia comercialización del del algodón Bt[9].

La estrategia detrás de la conformación de estos comités faltos de ética, es poder justificar un discurso totalitarista que refute todas las evidencias en contra de los OGM y de paso desestructurar ideológicamente el principio de precaución[10]. Asimismo se limita la discusión dentro del ámbito de un sistema de saberes científico, biologicista, fragmentado e instrumental para evitar que la ecología, las ciencias sociales, la economía (ciencia que incluso ha demostrado la ineficacia lucrativa de los OGM a largo plazo[11]), los actores campesinos (con sus variedades nativas y sistemas cognitivos ancestrales), y de la sociedad civil en su conjunto puedan aportar alguna opinión considerada como válida o justificable.

Esta fragmentación del conocimiento o “ruptura dualista” -como la denominó Honborg[12]- implica que el régimen biotécnico que se está creando conlleva toda una jerarquía basada en la construcción un supuesto consenso social que se sostiene en discursos engañosos. Las ciencias ecológicas sugieren que las modificaciones genéticas no pueden seguir siendo presentadas como “la solución” a los nuevos y acumulados problemas agrícolas”[13].

Incentivos inmediatistas para los sectores productivos

Los transgénicos no están diseñados para la agricultura tradicional campesina, sino para un modelo de agricultura industrial dirigido por los agrobussinesman. Este tipo de agricultor se destaca por tomar sus decisiones basado en una lógica de maximización económica sin ningún tipo de sensibilidad ecológica (lo que ha hecho fracasar los esquemas de conservación de la biodiversidad en Estados Unidos[14]). A pesar de los que los transgénicos no son sustentables económicamente, muchos de los grandes productores (ubicados en México en las zonas norte) deciden sembrarlos por ser aparentemente más rentables gracias al contexto y a los subsidios gubernamentales. La estrategia aunque cara hasta el momento se enfoca en reforzar los vínculos con los sectores productivos mediante las concesiones a mediano plazo (facilidades en la adquisición de créditos, insumos a precios preferenciales, y subsidios gubernamentales sobre cualquier otro tipo de productores[15]).

Dentro de esta misma estrategia con los grandes productores está la “demostración pública” de que las empresas trasnacionales juegan bajo las reglas del juego. Esta trampa es una de las más peligrosas, ya que se crea la ilusión entre los agricultores están protegidos legalmente para ganarle demandar una compensación millonarias a la trasnacionales y que estas respetan las sanciones. Este mito, es parte fundamental del funcionamiento de la cultura capitalista de Estados Unidos, y puede funcionar bien en países como EUA, Canadá e incluso Brasil –este último principal cliente de Monsanto- que pueden dirimir sus diferencias sus diferencias en una arena común (la OMC) dados los altos intereses económicos que comparten. En el caso de México, y con nuestra experiencia histórica de patio trasero, se puede esperar que algunos agricultores latifundistas norteños puedan ganar alguna demanda, pero una vez concedida la tierra, es de esperar que la voracidad biotecnológica no garantice ningún tipo de equidad a largo plazo (al menos no con las leyes actuales, ni con el apoyo que reciben empresas como Monsanto por parte del gobierno norteamericano[16].

El discurso altruista de los biotecnólogos

Personalmente yo creo que la mayoría de los biólogos moleculares, los genetistas, nano-tecnólogos, los encargados y desarrolladores de la ciencia genética en general comienzan sus formaciones profesionales con expectativas humanitarias. Quizás en México la mayoría de estos científicos pro-transgénicos comenzaron sus investigaciones con aspiraciones creyendo que contribuirían a salvar a la humanidad del hambre. El discurso “a la Borlaug” quedó superado hace tiempo, con la tesis de Marcel Mazoyer y Roudart, en la que demuestran que a partir de las revoluciones tecnológicas en diferentes momentos históricos del mundo se han acelerado el despojo de la tierra y las asimetrías sociales en cuanto al acceso a los recursos y los mercados. Según estos agrónomos franceses, son precisamente los pequeños campesinos del globo desplazados por la agricultura industrial quienes padecen hambre a causa de su supuesto combate[17]. La revolución verde no sirvió para alimentar del mundo, sino por el contrario para excluir a los pequeños productores y desestructuras los sistemas agroalimentarios locales de los que dependen[18].

Por nuestra parte, no es que uno esté necesariamente en contra del desarrollo del conocimiento biotecnológico, el problema es que este conocimiento está basado en una filosofía arrogante que pretende mostrarse como perfecto, hermético e inocuo cuando no lo es. Por el contrario existen muchísimos más riesgos en todos los sentidos que beneficios[19]. Pero quizás el problema más significativo (además del tema de salud pública) es que esta tecnología implica la apropiación privada del conocimiento y el despojo por apropiación de la biodiversidad para que “lo vivo” funcione como un bien exclusivo del capital privado. Es decir que ni siquiera la biotecnología funciona para fomentar una ciencia humanitaria que sea utilizada para el beneficio de la sociedad como se apresuran a cacarear quienes la defienden desde una posición aparentemente neutral, altruista y desinteresada[20]

¿Hacia dónde ir y Qué hacer como ciudadanía?

Ante la existencia de una profunda polémica derivada de años de colusión y conflictos de intereses de una parte del sector científico y biotecnológico nacional, es urgente que se realice un debate público, real, abierto y plural. La función de la ciencia debería la que propone en su reciente artículo[21] el profesor Shiv Visvanathan de la Escuela Jindal de Política Pública en la India: “cuando la ciencia pierde su espíritu crítico en torno al beneficio que conlleva a la sociedad en general, pierde también su sentido democrático”.

Las democracias tienen que reclamar sus derechos de soberanía por encima de los corporativos. En este sentido se ha reportado el lanzamiento del “Tratado de los Pueblos”, como una propuesta de un grupo de organizaciones no gubernamentales internacionales que durante los meses a venir, recopilarán los casos de afectaciones por parte de las empresas trasnacionales a los derechos humano[22]. Esta consulta busca darle cuerpo al tratado vinculante contra las empresas trasnacionales recientemente aprobado en el seno del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas[23].

La ciencia dice Visvanathan, debe ser la mediadora entre la sociedad y el Estado “Un nuevo contrato social es necesario en donde la naturaleza y la tecnología puedan replantearse constitucionalmente. Las democracias (o aquellas que se jactan de serlo)[24] deben de aceptar la existencia de diferentes ideas de hacer y entender la agricultura, diferentes grados de responsabilidad, de ética y de rendimiento de cuentas. Dejar a los OGM como “la solución” es una de las peores decisiones que un gobierno puede tomar. Los gobiernos en su urgencia de complacer a las corporaciones trasnacionales no pueden ignorar las necesidades de los campesinos, ni el futuro e ideales de la civilización”.

Esta conclusión exige desde mi punto de vista, un Estado que funcione como una institución rectora de la democracia, que garantice un debate plural, público y en equidad, y que permita mediar las diferentes posiciones científicas y sociales e informar a la sociedad para que se puedan tomar las mejores decisiones para el país. Desafortunadamente, lo que es evidente desde hace años en México, es que el Estado desde su lógica de desarrollo del capitalismo neoliberal, evade precisamente a la democracia como instrumento de gobierno. Su planteamiento neo-porfirista, es autoritario y obtuso tanto de forma general como en el ámbito científico. Prueba de ello, es la incapacidad de concertación e imparcialidad en la toma de decisiones sobre el futuro de la biodiversidad y salud de los mexicanos en riesgo con la apertura actual a los transgénicos.

Es fundamental empujar desde la ciudadanía para que las organizaciones de científicos independientes sean los interlocutores entre la sociedad y el Estado. Es fundamental que un comité de científicos sin ningún tipo de conflicto de intereses y con alto valor moral (y no un solo representante ligado al desarrollo de organismos genéticamente modificados) quienes den los resolutivos que determinen la posición de la sociedad mexicana ante los permisos y la siembra comercial de transgénicos. La propuesta de terna debe de ser respaldada y concertada con todas las organizaciones sociales, campesinas y ecologistas que participan activamente en la defensa de la biodiversidad nativa del país.

Por Renzo D’Alessandro

NOTAS

[1] Ver Seralini et al (2014) “Republished study: long-term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize” Environmental Sciences Europe 2014, 26:14 (24 June 2014), aquí

[2] Puedo proveer evidencia de una de estas reuniones realizada en el restaurante-club social “Les Coulondrines” del conjunto residencial exclusivo en Saint-Gély-du-Fesc, Montpellier, Francia. La reunión realizada el jueves 26 de septiembre de 2013, partició Philippe Joudrier, ex director de investigación del Instituto Nacional de la Investigación Agronómica de Francia, como facilitador y defensor de los transgénicos.

[3] Moskin, J. (2014) Hold the Regret? Fast Food Seeks Virtuous Side, en el periódico New York Times, tomado el 25 de Julio de 2014: aquí

[4] “Bloque-mediático-científico” para inhabilitar principio de precaución ante cultivos transgénicos” publicado en Agencia Latinoamericana de Información el 21 de julio de 2014, ver aquí

[5] Nicolia A., A. Mazo, F. Vernessi, and D. Rosellini (2014) “An overview of the last 10 years of genetically engineered crop safety research”. Critical Review in Biotechnology. 34(1): 77-88.

[6] “ La camorra científica y sus mentiras repetidas mil 873 veces” Publicada el 30 de julio de 2014 en Agencia Latinoamericana de Información, aquí

[7] Ver el Boletín informativo de Julio 2014 de Greenpeace: aquí y D’Alessandro, R. (2012) “La metástasis corruptiva: lo público y lo transgénico” publicado el 31 de julio de 2012 en www.maízyaccion.blogspot.com

[8] La carta pueden consultarla en el blog de Maíz y Acción: http://maizyaccion.blogspot.mx/ y anexar su firma en https://www.surveymonkey.com/s/NDZDLNH

[9] On July 18, the Genetic Engineering and Evaluation Committee gave a green signal for field trials of a whole range of genetically modified crops. This assembly line of crops included rice, mustard, cotton, chickpeas and brinjal. Periódico The Hindu del 18 de Julio de 2014. Ver aquí

[10] “Bloque-mediático-científico” para inhabilitar principio de precaución ante cultivos transgénicos” publicado en Agencia Latinoamericana de Información el 21 de julio de 2014, ver aquí

[11] Fulton, D. (2014) “Brazil Farmers Say GMO Corn No Longer Resistant to Bugs. Farm lobby group calls on Monsanto and other biotech companies to reimburse for additional pesticide treatments”, tomado del diario digital Commons Dreams del 29 de Julio de 2014. Ver aquí

[12] Honborg, Alf (2001) “La ecología como semiótica. Esbozo de un paradigma contextualista para la ecología humana”, en Descola, P. y G. Pálsson (2001) Naturaleza y Sociedad, perspectivas antropológicas. Ed. Siglo XXI.

[13] “Panarchy like hierarchy is sensitive to levels but while a reductive hierarchic solution goes right down, panarchy argues that different levels of a problem require different solutions. Ecological science seems to suggest that genetic modification can no longer be touted as a single solution to agricultural problems”, en Visvanathan Shiv (2014) Harvest of Controversy. Tomado del periodico The Hindu, del 29 de julio de 2014. Ver aquí

[14] “Un modelo de conservación coherente para la significación de la mariposa monarca” publicado en Agencia Latinoamericana de Información el 05 de junio de 2014, ver aquí

[15] Fox, J. y L. Haight (2010) Subsidios para la desigualdad. Las políticas públicas del maíz en México a partir del libre comercio. Ed. Woodrow Wilson International Center for Scholars, Centro de Investigación y Docencia Económicas y la Universidad de California, Santa Cruz. México.

[16] Food and Water Watch (2013) Biotech Ambassadors: How the U.S. State Department Promotes the Seed Industry’s Global Agenda. Documento PDF disponible aquí

[17] Mazoyer, Marcel y Laurence Roudart (2002) Histoire des agricultures du monde. Du néolitique a la crise contemporaine. Ed. Points, Paris, Francia.

[18] Rastoin J.L., Ghersi G., 2010, Le système alimentaire mondial, Concepts et méthodes, analyses et dynamiques, Editions Quae, Paris : 581 p. Préface d’Olivier de Schutter, Rapporteur spécial des Nations-Unies sur le Droit à l’alimentation.

[19] Ver IndiaGMinfo (2013) Segunda compilación de impactos adversos de los organismos genéticamente modificados. ( Aquí).

[20] Un ejemplo es la cita de la Dra. Xoconostle que denunciamos en el irrelevante artículo publicado por la revista Nature: "El CIMESTAV está creando una variedad transgénica para salvar muchas de nuestras variedades locales”. Ver en La Revista de Biodiversidad de América Latina y el caribe (ver aquí)

[21] Visvanathan Shiv (2014) Harvest of Controversy. Tomado del periodico The Hindu, del 29 de julio de 2014. Ver aquí

[22] Ver D’Alessandro, R. (2014) “ Sobre la mesa de Naciones Unidas el tema de la impunidad de las trasnacionales” publicado en Agencia Latinoamericana de Información el 11 de julio de 2014, ver aquí

[23] Lamentablemente no se puede apostar exclusivamente en estos mecanismos jurídicos, ya que organismos como Naciones Unidas están puestos más que nunca en duda dadas las atrocidades contra los derechos humanos y ambientales que suceden no solo por parte de los corporativos y de los gobiernos en los ámbitos de los derechos ambientales sino en los más básicos como el derecho a vivir. No podemos dejar de subrayar la inoperante actuación de Naciones Unidas ante la política de terrorismo militar y magnicidio que aplica Israel actualmente contra la población civil de la Franja de Gaza.

[24] Las cursivas con mías, al igual que la traducción.

Temas: Transgénicos

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