Guamatinac, madre del agua y los metales… madre también de un Pueblo Nuevo

Idioma Español
País Argentina

"Su nombre evoca justamente las paradojas y contradicciones más profundas de nuestro pueblo: madre del agua y también de los metales. Origen de la Vida pero también tentación de la Muerte. Cerro que despertó históricamente la codicia colonial originaria, y la sigue despertando; pero cerro que supo enseñar-nos también los secretos de la Vida Digna y los fundamentos de la libertad."

 

“El pueblo de la Argentina tiene que ponerse firme y dejar de ser colonia. El pueblo de Famatina ha tomado la determinación de dejar de ser colonia, de dejar de seguir entregando nuestros recursos para que sean industrializados por las grandes potencias, los grandes capitales… Para todos los que siguen este corte de punta a punta del país vaya este saludo de este Guamatinac o madre del agua y los metales. Y que se pongan firmes en la lucha en todo el país. Ya es hora de que Argentina piense en las generaciones futuras y que los recursos que hay en este país sean para los que vivimos en este país. (…) Entender, como ha entendido el pueblo de Famatina y en muchas provincias, que el poder lo tiene el pueblo, es importantísimo para dejar de ser colonia.” (César Ríos, vecino de Famatina. Radio Abierta en Alto Carrizal, domingo 15 de enero de 2012)

 

El pasado domingo 15, preparando mi viaje a Famatina, siguiendo por la transmisión en vivo la Radio Abierta desde el ‘corte’, escuché estas estremecedoras palabras de don César Ríos. Y creo que ellas resumen el sentido y el mensaje político de lo que está sucediendo en Famatina (y cuando digo Famatina, digo Chilecito, Campana, Pituil, Los Sauces, todos los pueblos regados con las aguas del Famatina, pero también todos los ‘famatinenses’ de espíritu, creyentes en la re-ligión de la Madre Tierra que desde las provincias más cercanas de la región y las más lejanas del país se acercaron para acompañar y apoyar este hito histórico). El pueblo congregado en torno al Famatina le está gritando al país y a nuestra P(M)atria-Grande, NuestraAmérica: Dejar de ser colonias! Un pedido, una exhortación que resuena desde lo más profundo de nuestra historia; que se hace eco de esa intensa proclama del padre de nuestra poesía libertaria, José Martí, lanzada también un enero de 1891.-

 

Dejar de ser colonia! Ahí el mensaje; ahí el acuciante desafío histórico; descomunal, inmenso. Pero también ahí el camino emprendido con estos pequeños grandes pasos dados estos días, al pie del Cerro-Madre, el Famatina…

 

Su nombre evoca justamente las paradojas y contradicciones más profundas de nuestro pueblo: madre del agua y también de los metales. Origen de la Vida pero también tentación de la Muerte. Cerro que despertó históricamente la codicia colonial originaria, y la sigue despertando; pero cerro que supo enseñar-nos también los secretos de la Vida Digna y los fundamentos de la libertad… El Famatina, como madre de ‘metales’, azuzó la avaricia del poder imperial; primero español, después inglés, hoy travestido bajo el ropaje apátrida de lo transnacional: ‘la globalización’… Cerro históricamente profanado por el poder imperial, cerro-emblema de la codicia, hoy una vez más, se erige como objeto de deseo que despierta las peores amenazas y los más siniestros augurios. Es que sus entrañas son un irresistible imán para los poderes imperiales, munidos hoy con sus renovadas tecnologías de guerra, sus armas de destrucción masiva, en tiempos de ‘desarrollismo sustentable’, ‘guerras infinitas’ y leyes anti-terroristas…

 

Pero ese Cerro también hace nacer otra mirada; sensibilidades y sociabilidades Otras, aquellas criadas en y por el cuidado del Agua-Vida; aquellas que saben-sienten que la sangre que corre por sus venas no es sino otra forma de esa agua-vida que nace del Cerro, la misma que riega los cultivos-alimento y se deja abrevar por llamas, cabras y guanacos… Aquel cerro-objeto-de-codicia se rebela contra su propia historia y es ahora recuperado por su pueblo; más bien, re-descubierto con una mirada otra, el Famatina sacude de la modorra colonial a su pueblo; lo exorciza y lo insta a levantarse y caminar sobre sus propios pies… Re-nace así como pueblo nuevo, parido desde el Cerro-Madre de la Dignidad Rebelde. El Famatina inspira ya entonces, esa mirada-otra, decolonial que va haciendo nacer y crecer ese Pueblo Otro… Un pueblo que ha roto sus ataduras, que ha trizado el hechizo fetichista del ‘desarrollo’ y que mira-abre otros horizontes y otros caminos… Caminos que se van abriendo bajo esa consigna vital: ‘Dejar de ser colonia’…

 

Las potencias decoloniales del Cerro-Madre del Agua se enfrentan a la vigencia presente del colonialismo de la minería y los metales. Tal, la naturaleza irreductible del conflicto que se vive lacerante en estas tierras riojanas –y a lo largo de toda la geografía cordillerana. De un lado, aquellos creyentes en la Bio-economía, economía de la Vida que sabe y siente su inter-dependencia existencial con los flujos y ciclos del agua. Del otro lado, los profesantes del culto necroeconómico del Capital, aquellos cuyo saber-poder-sentir está recortado y moldeado por la forma dinero, aquella “esencia genérica extrañada, enajenante y autoenajenante del hombre…. Poder enajenado de la humanidad”, según describía Marx en sus Manuscritos (1844). De un lado, los que quieren preservarlo como fuente del agua; del otro, quienes pretenden sacrificar el agua para la extracción de sus metales…

 

Pero esto no siempre fue así; ni es un conflicto inexorable de ‘la naturaleza’. Es más bien un antagonismo histórico; un conflicto que nace de lo más profundo de la historia del orden moderno colonial. Porque, claro, no es que demonicemos los ‘metales’ ni ‘la minería’ a secas. Simplemente denunciamos que esos bienes de la Naturaleza y esa actividad humana han sido vilmente profanados por la cultura de muerte surgida desde 1492 en adelante… Una civilización, Occidente, –el Occidente capitalista, cuyo corazón sin alma es el Capital, que late al ritmo de las bolsas y los negocios- ha erigido su poder imperial sobre el dominio metalúrgico; ha construido su poderío imperial y los ha extendido colonialmente sobre los territorios y las culturas otras como ‘el destino del progreso humano’.

 

Materialmente hablando, la expansión imperial de Occidente y su imposición como ‘cultura universal’ no podría haberse realizado sin el sistemático recurso a una minería intensiva de guerra… Occidente ha hecho de los metales sus principales herramientas de destrucción, de muerte y de ‘acumulación’; sus medios de violencia y sus signos de riqueza… Los metales están profundamente incrustados en la violencia geológica de la civilización del capital, cultura de muerte, de expropiaciones coloniales y carrera consumista desenfrenada… Cuántos minerales se ahorraría ‘la humanidad’ de ‘necesitar’ su suprimiéramos de un plumazo los requerimientos de la ‘industria’ armamentística? Para qué necesitaríamos el oro si de una vez por todas echáramos por tierra el becerro de oro del sistema financiero mundial? Si exorcizáramos a todos los pueblos del Moloc global? No sería seguramente ‘necesario’ tener que recurrir a ese perverso y sacrílego acto de volar montañas enteras para exprimir de sus entrañas las magnitudes sideralmente desproporcionadas de los minerales residuales del planeta… Por eso, convengamos, no demonizamos los minerales ni la minería a secas… Sólo vemos con conciencia histórica la trágica huella colonial de la minería moderna: minería del oro –es decir, del capital-; minería del hierro y sus infinitas aleaciones ‘descubiertas’ y hechas’ para fabricar armas y explosivos…

 

Esa noble actividad humana de usar los recursos (mejor dicho, dones) de la Madre Tierra para co-laborar en el florecimiento de la vida, dando cobijo, sustento y medios de trabajo, ha pasado a ser modernamente insumo perverso de la maquinaria de guerra que en el fondo sintetiza la ‘historia y la anatomía’ de la industria y la tecnología de Occidente… Metales para la fabricación de armas; metales para expresar la acumulación de valor… Metales expropiados a la Bío-economía, eco-nomía de la Vida y el Cuidado, para fundar la Necro-economía, economía anti-económica de la devastación; necro-economía del dios-fetiche, que exige ofrendas sacrificiales en el altar del ‘progreso’; que en nombre de la ‘civilización’ impone la barbarie y produce acostumbramiento al dolor, al olor nauseabundo de la sangre derramada y la descomposición; civilización que engulle la Vida y la Historia allí donde hay pueblos anestesiados y amnésicos, pueblos que obnubilados por los brillos de la mercancía se tornan insensibles al desgarramiento de las fuentes de vida; que siembra campos de batalla donde se amontonan los muertos y los cuerpos sobrantes, de poblaciones racializadas y hambreadas, des-conocidas como ‘seres humanos’…

 

Como tantas veces, la destrucción y el horror suelen apelar a ‘la superación de la pobreza y el hambre’ para justificarse y penetrar en los territorios y los cuerpos… Desde el poder se nos dice que las inversiones y la explotación impulsarán el ‘desarrollo’. Como si no conociéramos nuestra propia historia. La historia del Potosí; las de Guanajuato y Zacatecas; la de Minas Gerais, Cerro de Pasco, Chuquicamata y tantas otras… La historia reciente, todavía sangrante de Alumbrera… El desarrollo que promete la ‘minería moderna’ es el desarrollo de la necro-economía del Capital… Enriquecimiento=consumismo fetichista para pocos a costa del vaciamiento sacrificial de los territorios… Las fuentes y los medios de vida trastocados e invertidos en objetos de saqueo.

 

Esos cuentos (coloniales) no van más en los pueblos que están despertando y poniéndose de pie… Los encantos de sus hechizos ya han perdido eficacia práctica en los cuerpos que laten al ritmo del ciclo del agua. Los oídos de esos cuerpos son inmunes a los cantos de sirena del ‘progreso’… Escuchan en cambio el clamor histórico que nos recuerda don César Ríos ‘Dejar de ser Colonia!’… Claro, la descolonización no consiste –sólo- en expulsar a las mineras extranjeras, pero por ahí se empieza… La descolonización está en marcha, aunque recién empiece… Un pueblo está re-naciendo, exorcizado por el Cerro Madre del Agua está de pie y va haciendo camino-historia decolonial… Un pueblo que escuchó los ecos del Famatina que canta en los versos del coplero, Alberto Celarayán:

 

“PUEBLO QUE ESTÁS EN EL VALLE

 

DORMIDO ESTÁS COMO UN NIÑO

 

LA REALIDAD TE APLASTARÁ

 

¿CUÁNDO DESPERTARÁS? (…)

 

PUEBLO LEVÁNTATE Y MARCHA

 

CUATRO NEFASTOS NO TE PUEDEN VENCER.

 

PORQUE SI CALLAS DAS LUGAR AL ENEMIGO.

 

NO SE DETIENE ANTE NADA POR EL VIL METAL (…)

 

PUEBLO LEVÁNTATE Y MARCHA

 

ABRE LOS OJOS VE LA REALIDAD

 

ASÍ TUS HIJOS PODRÁN CRECER EN PAZ

 

ASÍ TU MISMO VOLVERÁS A FLORECER

 

PUEBLO DESPIÉRTATE Y MARCHA

 

NO TE DEJES AVASALLAR”

 

Horacio Machado Aráoz, 17 de enero de 2012.-

Temas: Minería

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