Maíz nativo y maíz transgénico en COP 13-Cancún

Idioma Español
País México

"La industria de las semillas transgénicas coordinó la participación de académicos con posición protransgénica y sus estudiantes de biología molecular de varios países-objetivo: Kenia, Nigeria, India, México y Rumania, por lo menos. Se pudo apreciar que, más que escuchar, aprender y debatir, su misión era desacreditar la posición crítica al uso de cultivos transgénicos. No hubo sorpresa en esto. Sus argumentos siguen siendo los mismos, a pesar del cúmulo de evidencias recientes en contra."

Por Antonio Turrent Fernández*

Varias agrupaciones de científicos coorganizaron reuniones temáticas colaterales, como parte de la Convención sobre la Diversidad Biológica COP 13/CP-COP-MOP 8 celebrada en Cancún. La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y la Red Europea de Científicos para la Responsabilidad Social y Ambiental (Ensser, por sus siglas en inglés) coorganizaron una de esas reuniones temáticas.

En ella presenté la ponencia Impactos bioculturales de la liberación de cultivos transgénicos en centros de origen: caso del maíz en México. Resumiré a continuación los puntos centrales de mi ponencia y de las reacciones de los embajadores de la autocracia comercial transgénica presentes en mi audiencia.

Resumen. Hay 60 razas de maíz nativo en México, que en conjunto cubren la diversidad de agronichos del país y proporcionan la materia prima especializada e insustituible de los más de 600 preparados de maíz nixtamalizado, base de la cocina mexicana. El maíz fue domesticado en la cuenca del Balsas, a partir de un variante local del zacate nativo teocintle, hace unos 7 mil años. En adelante, operó el mejoramiento genético autóctono (MGA) en manos del poblador mesoamericano, a finales del siglo XV, cuando el encuentro de los dos mundos ya había generado el maíz moderno. El MGA incluyó la dispersión geográfica del domesticado, el cruzamiento con teocintles locales, la selección de la semilla, la introducción de progenitores desde grandes distancias y el intercambio local de semilla. Este proceso continúa en la actualidad, siendo practicado por 62 grupos étnicos y campesinos mestizos, en más de 2 millones de unidades de producción. Cubre por lo menos la mitad de las 8 a 9 millones de hectáreas maiceras del país. Es un megaexperimento putativo de mejoramiento genético en paralelo, cuyos objetivos incluyen 1) la adaptación agronómica a todos los agronichos, 2) las propiedades organolépticas, y 3) la calidad nutritiva del grano para su consumo directo como alimento. La nixtamalización, que apareció hace más de 2 mil años, es parte del tercer objetivo. También el MGA tuvo éxito en preservar y ordenar la diversidad genética de la especie, atesorando en su memoria genética y en conjunto con el teocintle, la posible solución a los retos del cambio climático para la seguridad alimentaria. El mejoramiento genético moderno (MGM), que incluye el maíz normal y el transgénico, partió de los logros del MGA, sustituyendo su diversidad genética por uniformidad, a cambio de mayores rendimientos. También ha dejado fuera los objetivos dos y tres del MGA. La autocracia comercial transgénica tiene en sus planes transgenizar la producción de maíz en México. En su oposición, una demanda ciudadana contra el gobierno mexicano y contra cinco consorcios multinacionales de semillas transgénicas ha detenido el otorgamiento de permisos para la siembra de maíz transgénico a cielo abierto durante los últimos tres años. El cargo es poner en riesgo el derecho humano de los mexicanos actuales y futuros a disfrutar de la biodiversidad del maíz nativo sin contaminar. La contaminación de los maíces nativos y el teocintle sería progresiva e irreversible si el maíz transgénico fuera liberado en México. Los peligros serían 1) daños crónicos subclínicos, fatales a la salud, 2) desaparición de la biodiversidad limpia de los maíces nativos y desaparición del MGA, 3) pérdida definitiva de la soberanía en el alimento básico nacional y 4) fortalecimiento de la autocracia comercial transgénica y ajuste avanzado del marco legal de la producción, para servir a los intereses del capital multinacional.

Reacciones. Aparentemente, la industria de las semillas transgénicas coordinó la participación de académicos con posición protransgénica y sus estudiantes de biología molecular de varios países-objetivo: Kenia, Nigeria, India, México y Rumania, por lo menos. Se pudo apreciar que, más que escuchar, aprender y debatir, su misión era desacreditar la posición crítica al uso de cultivos transgénicos. No hubo sorpresa en esto. Sus argumentos siguen siendo los mismos, a pesar del cúmulo de evidencias recientes en contra. Decidieron ignorar que el único camino válido para rechazar un conocimiento experimental novedoso es la repetición estricta de su protocolo por grupos científicos independientes. Este es el caso del experimento con ratas del grupo francés de Seralini que analicé en otro artículo ( La Jornada, 22/12/12). Su descalificación ahora y entonces se basó en los debates del ámbito de las publicaciones científicas y la postura institucional, pero nadie ha repetido, analizado y publicado resultados diferentes a los del grupo de Seralini hasta la fecha.

*Miembro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad.

Investigador Nacional Emérito del SNI

xm.moc.oohay@73tnerruta

Temas: Transgénicos

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