Por el derecho a la vida y la soberanía alimentaria de los pueblos, NO a la Ley Monsanto en Argentina

Idioma Español
País Argentina

"Las multinacionales actualmente se encuentran presionando por una ley de semillas con características netamente sustentadas en un modelo extractivo, de privatización de las semillas, lo cual de suceder, actuaría como un mecanismo transgresor del derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria."

Introducción

El presente ensayo parte de un análisis macro en el cual observamos claramente el papel de la globalización en la mundialización de la economía y su papel en las diferentes esferas de la vida socioeconómica a escala planetaria y su rol en una escala micro en lo que respecta a nuestro país, en este caso en particular en lo referido a la soberanía alimentaria y el rol de las multinacionales que actualmente se encuentran presionando por una ley de semillas con características netamente sustentadas en un modelo extractivo, de privatización de las semillas y patentamiento de las mismas, lo cual de suceder, actuaria como un mecanismo transgresor del derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. No es este un tema acabado, ya que actualmente mientras redacto este ensayo, la discusión al respecto de la nueva ley de semillas en Argentina se encuentra en su punto más álgido, lo cual solo nos permite bosquejar una apreciación al respecto de la temática y aguardar un desenlace a favor de la vida y el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. Las opiniones aquí vertidas adquieren un carácter en defensa de las semillas nativas y una postura en favor de la soberanía alimentaria en América Latina y el mundo.

La globalización: una aproximación teórica

Cuando nos preguntamos ¿que es la globalización? Encontramos a nuestro alcance un abanico de acepciones al respecto, pero no es objeto del presente hacer un recorrido teórico acerca de las diversas acepciones del término, sino que nos limitaremos a expresar que Pedro Vivas Guerrero, en su artículo "Globalización de la economía y/o mundialización del capital", menciona que podemos definirla como[1]:

 

  • un proceso de integración de la economía mundial.
  • el resultado de la división internacional del trabajo y el aprovechamiento de las ventajas competitivas de las naciones, en base a la intensificación del comercio internacional.
  • consecuencia del mayor impulso ocasionado por las empresas transnacionales y los oligopolios de nivel mundial el resultado de la conjunción del desarrollo de una serie de fuerzas a nivel mundial, entre los que destacan la 3ra. Revolución Industrial, la formación de bloques económicos y las mayores y mejores interrelaciones entre el mundo físico y el financiero.

 

Además de estas definiciones aportadas por Vivas Guerrero, debemos tener en cuenta que Anthony Giddens define a la globalización como "un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales"[2].

Sumado a las definiciones que ya hemos bosquejado podemos mencionar las citadas por José Luis Sampedro, el cual menciona que la globalización es una "constelación de centros con fuerte poder económico y fines lucrativos, unidos por intereses paralelos, cuyas decisiones dominan los mercados mundiales, especialmente los financieros, usando la más avanzada tecnología y aprovechando la ausencia o debilidad de medidas reguladoras y de controles públicos"[3]

En tanto que el reconocido historiador E. Hobsbawm menciona que "la globalización es un hecho y es positiva en su conjunto pero, aunque es necesario luchar contra el mercado incontrolado global, no hay que negarla ni se puede parar, sino controlarla para fines sociales"[4].

Considerando que este abanico de definiciones al respecto brindaran al lector una breve aproximación a la temática, nos adentramos a la caracterización de las multinacionales en el marco del proceso de globalización y/o mundialización, según se posicione el lector.

Las multinacionales y su papel protagónico en el marco de la globalización

En principio es necesario entender de qué estamos hablando cuando nos referimos a las empresas multinacionales. Si nos planteamos un recorrido histórico de las mismas podemos considerar que las multinacionales como tales se originan tras la segunda revolución industrial del S. XIX, proceso durante el cual se tendió a la concentración de capitales y la fusión empresarial, dando origen así a tres conocidas formulas de concentración industrial:

 

  • El cártel
  • El trust
  • El holding

 

A partir de esto nos es menester caracterizar a las empresas multinacionales, las cuales "se caracterizan por tener como ámbito de actuación el escenario global, independientemente de su tamaño, sector económico o actividad"[5], pero además de ello, Torres Reina menciona respecto a las multinacionales que estas "en el contexto de la globalización, se constituyen en un actor protagónico en la medida en que a través de estas se canalizan los mayores flujos de inversión, servicios, capital, comercio y conocimiento, lo cual ha rebasado fronteras y afectado la situación de todos los actores nacionales[6].

A partir de estas aproximaciones teóricas respecto a la globalización y las multinacionales, nos adentramos al abordaje de la soberanía alimentaria, la ley de semillas en Argentina y la disputa con las multinacionales.

Soberanía alimentaria: el derecho a la vida frente a las multinacionales

En torno al derecho a la alimentación de los pueblos giran dos conceptos principales a los cuales haremos alusión en los siguientes párrafos. En principio vamos a referirnos a la SEGURIDAD ALIMENTARIA, la cual existe cuando:

"...todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. Esta definición le otorga una mayor fuerza a la índole multidimensional de la seguridad alimentaria e incluye “la disponibilidad de alimentos, el acceso a los alimentos, la utilización biológica de los alimentos y la estabilidad [de los otros tres elementos a lo largo del tiempo]...” (FAO, 2006).

Mientras que en segundo lugar hacemos hincapié en el concepto de SOBERANIA ALIMENTARIA, la cual descansa sobre seis pilares[7]:

1. Se centra en alimentos para los pueblos: a) Pone la necesidad de alimentación de las personas en el centro de las políticas. b) Insiste en que la comida es algo más que una mercancía.

2. Pone en valor a los proveedores de alimentos: a) Apoya modos de vida sostenibles. b) Respeta el trabajo de todos los proveedores de alimentos.

3. Localiza los sistemas alimentarios: a) Reduce la distancia entre proveedores y consumidores de alimentos. b) Rechaza el dumping y la asistencia alimentaria inapropiada. c) Resiste la dependencia de corporaciones remotas e irresponsables.

4. Sitúa el control a nivel local: a) Lugares de control están en manos de proveedores locales de alimentos. b) Reconoce la necesidad de habitar y compartir territorios. c) Rechaza la privatización de los recursos naturales.

5. Promueve el conocimiento y las habilidades: a) Se basa en los conocimientos tradicionales. b) Utiliza la investigación para apoyar y transmitir este conocimiento a generaciones futuras. c) Rechaza las tecnologías que atentan contra los sistemas alimentarios locales.

6. Es compatible con la naturaleza: a) Maximiza las contribuciones de los ecosistemas. b) mejora la capacidad de recuperación. c) Rechaza el uso intensivo de energías de monocultivo industrializado y demás métodos destructivos.

Además de estas definiciones, los movimientos campesinos a nivel internacional acuñaron el término “soberanía alimentaria” en 1996 "para abogar por un modelo agropecuario fundado en la agricultura campesina, sustentable y agroecológica. La soberanía alimentaria es el derecho de todos los pueblos a producir y consumir alimentos saludables y culturalmente apropiados, obtenidos mediante métodos ecológicamente adecuados y sustentables. También es su derecho a definir y poseer sus propios sistemas agropecuarios y alimentarios. La soberanía alimentaria les otorga un papel central en los sistemas y políticas alimentarias a quienes producen, distribuyen y consumen alimentos, en lugar de obligar a esos sistemas a rendirse ante las exigencias de los mercados y las grandes empresas. Ofrece además una alternativa al régimen actual de comercio y alimentación y promueve sistemas de alimentación, agricultura, pastoreo y pesca determinados por los productores locales. La soberanía alimentaria les da prioridad a las economías y mercados locales y nacionales que apuntalan a la agricultura campesina, la pesca artesanal y el pastoreo trashumante sustentables y de pequeña escala"[8]

En torno a estos dos conceptos se desarrolla una disputa a escala global entre el derecho a la soberanía de los pueblos y la introducción de transgénicos a través de empresas multinacionales como Monsanto.

Haciendo referencia a la multinacional MONSANTO, caracterizaremos a la misma brevemente a los fines de brindar al lector un panorama acerca de la misma.

Monsanto fue fundada en 1901, originalmente como empresa de fabricación de productos químicos. A medida que fue creciendo, Monsanto empezó a producir edulcorantes para la industria alimentaria, químicos agrícolas como el DDT, PBC tóxicos para empresas industriales, componentes del Agente Naranja para la industria militar y la hormona de crecimiento bovino.

En las décadas de 1980 y 1990, Monsanto se reconvirtió a partir de enfocarse en los procesos de modificación genética. Ese cambio se consolidó a medida que los cultivos transgénicos comenzaron a comercializarse a mediados de la década de 1990, y "Monsanto tomó control de la venta mundial de semillas al comprar las principales empresas de semillas. En 2005, Monsanto ya era la mayor empresa semillera del mundo, proporcionando la tecnología para el 90% de los cultivos transgénicos en todo el mundo. Monsanto controla el 27% del mercado comercial de semillas y el 90% del mercado de semillas de soja"[9].

Así mismo, la multinacional MONSANTO en su sitio oficial se presenta de la siguiente manera:

"Producir más. Conservar más. Mejorar vidas. De eso se trata la agricultura sostenible y ésa es la esencia de Monsanto. Monsanto no podría existir sin los agricultores.

Miles de millones de personas dependen de la labor de los agricultores y miles de millones más lo harán en el futuro. En las próximas décadas, los agricultores deberán producir la misma cantidad de alimentos que en los últimos 10.000 años juntos.

Nuestro propósito es trabajar hombro con hombro con los agricultores para poder lograr esta meta. Lo hacemos vendiendo semillas mejoradas y con biotecnología, así como productos para la protección de cultivos. El reto: Satisfacer las necesidades de hoy y preservar el planeta para el futuro"[10].

A partir de de estas aproximaciones acerca de la soberanía alimentaria, la seguridad alimentaria y una breve aproximación acerca del rol de la multinacional MONSANTO, nos adentramos al caso especifico de la misma en el contexto argentino.

La ley de semillas en Argentina: soberanía alimentaria vs multinacionales

Actualmente en Argentina existe una gran producción de OGM (organismos genéticamente modificados), los mismos ingresaron al país en 1996, así lo menciona por ejemplo un periódico argentino al citar "la Argentina fue el segundo país en el mundo que adoptó los cultivos transgénicos. Fue en marzo de 1996, apenas meses después que los Estados Unidos"[11].

La siembra de OGM en Argentina fue en crecimiento exponencial a lo largo de los años, tal es así que las estadísticas del ArgenBio - Minagri así lo demuestran

La introducción de transgénicos y el avance de la frontera agropecuaria de los últimos tiempos a significado en gran medida el destierro de miles de pequeños campesinos, principalmente los denominados agricultores familiares, los cuales según la Ley Nacional 27.118 de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar para la Construcción de una Nueva Ruralidad en su artículo 5, los define de la siguiente manera:

Se define como agricultor y agricultora familiar a aquel que lleva adelante actividades productivas agrícolas, pecuarias, forestal, pesquera y acuícola en el medio rural (...)

Atendiendo a todas las particularidades antes mencionadas y comprendiendo la urgencia que significa el desalojo constante de los campesinos a lo largo y a lo ancho del país debido a la implementación de un modelo productivo basado en una producción de transgénicos, principalmente de soja y maíz, es necesario plantear desde los sectores de las organizaciones que integran el Consejo de la Agricultura Familiar una ley de semillas que defienda la soberanía alimentaria y el derecho a la vida de los pueblos.

Personalmente, y como integrante de una organización (Frente Nacional Campesino) integrante de la REAF[12] MERCOSUR y del CAF[13], entendemos y proponemos la soberanía alimentaría como el eje fundamental de nuestra acción porque nosotros fuimos, somos y seremos productores de alimentos, porque somos conscientes que la soberanía alimentaría es un derecho de los pueblos y porque como ciudadanos sabemos que la soberanía alimentaría cuestiona en los hechos el modelo concentrador de la tierra y la renta en nuestro país, y su secuela de pobreza, inequidad y exclusión. Esto solo se revierte si entramos en la profundización de un proceso de regularización y tenencia de la tierra hacia una amplia e integral reforma agraria. Esto requiere un estado que en todos sus niveles desarrolle políticas públicas inclusivas, que regule los mercados enfrentando la voracidad del capital.

Actualmente el debate en torno a la soberanía alimentaria en nuestro país adquiere mayor relevancia debido a que el ejecutivo nacional ha propuesto una modificación de la ley de semillas actual (ley 20.247), la cual rige del año 1973. La ley a implementarse en reemplazo de la ley 20.247 se ha hecho conocida rápidamente como "ley Monsanto", lo cual ya nos refleja un panorama de que se trata tal modificación.

Posterior a tal anuncio un periódico argentino mencionaba "en estos días en el Ministerio de Agroindustria se discuten al menos tres versiones para modificar la ley de semillas, y todas apuntan a reducir el uso propio gratuito. "El principal tema es que se va a acotar el uso propio gratuito, que la ley actual no limita. Habrá que pagar"[14].

Los proyectos de ley al respecto apuntan como ya se mencionó, a la modificación de la actual ley de semillas, aunque si observamos en detenimiento las consideraciones al respecto de la modificación apuntan a consolidar el pago de regalías en concepto de derechos de propiedad intelectual, el fortalecimiento del Instituto Nacional de Semillas (Inase) y la restricción del derecho de uso propio de semillas.

La problemática que se debate aquí en torno a la ley de semillas y su modificación está lejos de ser una discusión de orden técnico agropecuario, se trata de uno de los núcleos centrales del sistema agroalimentario argentino y sudamericano. Lo que se dé en el desenlace de esta disputa determinara en gran medida el resto del sistema, desde la producción hasta la distribución, la comercialización y el consumo de nuestros alimentos.

Al producirse un patentamiento de las semillas nativas se está produciendo un patentamiento de la vida, lo cual conlleva directamente a la violación de la soberanía de los pueblos y de la soberanía alimentaria de los mismos. El derecho histórico que poseen los agricultores a guardar, resembrar e intercambiar semillas se convierte en una excepción al derecho de los obtentores, tanto públicos como privados. De esta forma, al prohibir y castigar el intercambio o comercialización de semillas no identificadas y registradas, profundiza la dependencia de los agricultores con respecto al mercado nacional controlado por pocas corporaciones semilleras, nacionales y multinacionales.

Como conclusión a esto podemos decir que lo fundamental será la unión de los movimientos antiglobalización, las organizaciones campesinas nacionales e internacionales y fundamentalmente que la sociedad adquiera conciencia respecto a la soberanía alimentaria y las implicancias que conlleva el consumo de productos transgénicos y la implementación de una ley acorde a los intereses de la multinacional MONSANTO.

No es objeto del presente defender la implementación de una nueva ley de semillas que atente contra el derecho a la vida y a la soberanía alimentaria, por el contrario, nos proclamamos en favor de la vida, la soberanía alimentaria y las semillas nativas en manos de los campesinos y campesinos, pequeños agricultores familiares de la Argentina.

La consigna que sigue resonando mientras termino de escribir estas líneas son las mismas que de hace décadas se pronuncian: NO AL PATENTAMIENTO DE LA VIDA, NO A LA LEY MONSANTO. La proclama histórica que esperamos sea más que una proclama para convertirse en una realidad.

Por Oscar Daniel Liberatti
Prof. en Historia

Bibliografía

-CLARÍN 28/03/16: aquí

-DE LEÓN LÁZARO, Guillermo. Las empresas multinacionales y la economía mundial. Anuario Jurídico y Económico Escurialense

-Diario el Mundo: aquí

- GIDDENS, Anthony, Europa en la era global , Ediciones Paidós Ibérica, 2007

-MONSANTO, Sitio oficial: aquí

-La Nación 15/08/2016: aquí

-The Six Pillars of Food Sovereignty, developed at Nyéléni, 2007 (Food Secure Canada, 2012)

-SAMPEDRO, José Luis. El mercado y la globalización. Barcelona: Destino, 2002

-VIVAS AGUERO, Pedro. Globalización de la economía y/o mundialización del capital. Universidad Nacional Mayor de San Marcos

-ZACUNE, Joseph. Lucha contra Monsanto: Resistencia de los movimientos de base al poder empresarial del agronegocio en la era de la ‘economía verde’ y un clima cambiante. Vía Campesina. Marzo, 2012

Notas

[1] VIVAS AGUERO, Pedro. Globalización de la economía y/o mundialización del capital. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Pág. 60-64

[2] GIDDENS, Anthony, Europa en la era global , Ediciones Paidós Ibérica, 2007

[3] SAMPEDRO, José Luis. El mercado y la globalización. Barcelona: Destino, 2002

[4] EL MUNDO. 10 de Abril de 2003: aquí

[5] DE LEÓN LÁZARO, Guillermo. Las empresas multinacionales y la economía mundial. Anuario Jurídico y Económico Escurialense. Pág. 341

[6] TORRES REINA, Danilo. Globalización, empresas multinacionales e historia, Pág. 2: aquí

[7] The Six Pillars of Food Sovereignty, developed at Nyéléni, 2007 (Food Secure Canada, 2012)

[8] ZACUNE, Joseph. Lucha contra Monsanto: Resistencia de los movimientos de base al poder empresarial del agronegocio en la era de la ‘economía verde’ y un clima cambiante. Via Campesina. Marzo, 2012. Pág. 5

[9] Op. Cit. Pág. 3

[10] MONSANTO, Sitio oficial: aquí

[11] CLARÍN 28/03/16: aquí

[12] Reunión Especializada de Agricultura Familiar del Mercosur

[13] Consejo de la Agricultura Familiar

[14] La Nación 15/08/2016: aquí

Temas: Derechos de propiedad intelectual, Semillas

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