20 de abril del 2013: a tres años del derrame de BP, el mar se ahoga en petróleo

Idioma Español
País México

"El 20 de abril de 2010 quedó grabado en la historia por ser el día en que ocurrió uno de los peores desastres ambientales: la explosión en la plataforma petrolera Deepwater Horizon, operada por la empresa BP. Tres años después de esta tragedia continúan sintiéndose los efectos así como las demandas y acusaciones, mientras la empresa sigue negando varios hechos..."

El 20 de abril de 2010 quedó grabado en la historia por ser el día en que ocurrió uno de los peores desastres ambientales: la explosión en la plataforma petrolera Deepwater Horizon, operada por la empresa British Petroleum, BP. Tres años después de esta tragedia, en la que murieron once personas y se produjo un gigantesco derrame de casi cinco millones de barriles de crudo en el Golfo de México durante más de tres meses, continúan sintiéndose los efectos así como las demandas y acusaciones, mientras la empresa sigue negando varios hechos.

 

Tal fue el impacto, que en México, por ejemplo, se organizaron 20 mil pescadores de los estados de Tamaulipas, Veracruz y Yucatán, para demandar a la BP por la baja en la producción pesquera a raíz del derrame.

 

A principios del 2011, la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) dio cuenta de un evento de mortalidad inusual (UME, en inglés) para los cetáceos en el norte del Golfo de México -desde febrero de 2010 debido a un fuerte aumento en el descubrimiento de varamientos de delfines mulares prematuros, o nacidos muertos en la región. Muchos de estos animales tenían trazas visibles de crudo en sus cuerpos.

 

El petróleo tiene una serie de efectos dañinos en los ecosistemas marinos. La capa de petróleo sobre el agua impide la fotosíntesis en el fitoplancton, cubre la piel y las branquias de los animales, provocándoles la muerte por asfixia, o envenenamiento por absorción, contacto, exposición a componentes tóxicos del petróleo (Celis, 2009: 24).

 

En febrero de 2013, empezó en Estados Unidos el juicio civil contra BP, en el que se habla de efectos irreversibles a los ecosistemas marinos y costeros, provocados por la irresponsabilidad y negligencia de la empresa.

 

En la Corte de Estados Unidos se exponen varios de los argumentos que también se sostuvieron en el caso contra la empresa Texaco en Ecuador: acciones imprudentes, irresponsables, negligentes, conocimiento de riesgos, y utilización de tecnologías para ahorrar al máximo las inversiones y aumentar las ganancias. Esa es la lógica empresarial.

En lo penal, BP resolvió el conflicto aceptando su culpabilidad y pagando al Estado federal la suma de 4.500 millones de dólares. Se sabe, por la misma compañía, que ha gastado 14.000 millones de dólares en operaciones de limpieza y otros 10.000 millones en indemnizaciones a particulares. Sin embargo los daños a la naturaleza persisten.

 

A tres años del derrame el balance de muertes de especies de flora y fauna continúa siendo trágico. Las especies de este biodiverso ecosistema en donde nació la vida -tal y como la conocemos-, luchan por sobrevivir.

 

¿Cómo se está procesando esta tragedia? Continúan las exploraciones petroleras en el mar, no sólo en el Golfo sino también en otras regiones. Atadas al extractivismo petrolero, las empresas se lanzan hacia mares profundos y hacia la extracción de crudos pesados y la construcción de nuevas refinerías para procesarlos.

 

Ecuador sigue al pie de la letra el modelo. Extiende su frontera de búsqueda de petróleo a prácticamente todo el territorio. Apuesta a los crudos pesados independientemente de si éstos se encuentran en áreas protegidas o en territorios de pueblos indígenas, y se embarca en la construcción de una nueva refinería, que ubicada en la costa del Pacífico amenaza la reproducción de especies, incluyendo a las ballenas.

 

El proyecto de construir la Refinería del Pacífico en las costas de Manabí, para procesar trescientos mil barriles diarios de crudo pesado, vertería unos diez millones m3/año de desechos líquidos industriales hacia el mar. Un estudio sobre Responsabilidad por contaminación por hidrocarburos, señala que anualmente los océanos del mundo son contaminados por 3 a 4 millones de toneladas de hidrocarburos.

 

Cada año, entre junio y finales de noviembre, se produce la migración de ballenas jorobadas desde el noroeste de la Antártica y el sur de Chile, que es su zona habitual de alimentación en el verano, y recorren los 14 000 km de las costas de Sudamérica para su reproducción y apareamiento en el norte del Perú, Ecuador, Colombia, hasta Centroamérica, siendo probablemente la migración más larga de ballenas en el mundo (Estrategia para la conservación de la ballena jorobada, 2006: 27)

 

Se encuentran ballenas jorobadas en el área del Parque Nacional Machalilla, Bahía de Caráquez, Pedernales (provincia de Manabí); en Salinas (provincia de Santa Elena); Súa (Esmeraldas). Los alrededores de la Isla de la Plata, especialmente en el Bajo Cantagallo,y al noreste de Puerto López, son los lugares más concurridos por las ballenas jorobadas, porque al ser de poca profundidad y con corrientes marinas moderadas, presenta condiciones especiales para el apareamiento y para el nacimiento de sus crías.

 

Los cambios que se han vivido en materia petrolera no están relacionados con el cuidado del ambiente, la salud o la seguridad, sino con las tecnologías de extracción, con la ocupación de territorios más extensos (con todo lo que se requiere para empujar estos crudos, sobre todo agua) y con la imposición de estos proyectos por encima de los derechos colectivos de las comunidades y los derechos de la naturaleza, específicamente los del mar, que se ahoga en petróleo.

 

Fuente: Acción Ecológica

Temas: Petróleo

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