5 ideas de la vida cotidiana para contrarrestar la amenaza de Monsanto

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En la lucha contra las compañías que producen cultivos genéticamente alterados, todos podemos participar. El llamado viene de uno mismo: de buscar alternativas alimenticias que no pongan en riesgo la diversidad biológica de los cultivos y de asumir nuestra propia responsabilidad en el futuro alimentario de las futuras generaciones.

En Estados Unidos, Monsanto ha infiltrado todos los gobiernos: los demócratas y los republicanos. Monsanto manda a hacer las leyes que quiere y que le conviene y se resista con una fuerza financiera extrema contra todas las propuestas de ley del “derecho a saber.” El pueblo norteamericano es muy pasivo para luchar por sus propios intereses y prefiere estar tranquilo autorizando una colusión entre los diversos gobiernos y los productores de semillas genéticamente alteradas (los GMOs).

¿Pero, en otros países qué se puede hacer? Aquí te proponemos algunas ideas para reducir localmente el impacto que Monsanto tiene sobre el comercio justo y la alimentación en tu propia comunidad:

1. Información

Conoce y lee sobre los peligros de los cultivos genéticamente modificados. Estos peligros no impactan solamente a nivel político sobre el derecho de las personas a conocer las propiedades de los alimentos que compran, sino que ponen en riesgo la diversidad alimenticia del futuro, pues los cultivos genéticamente modificados son una amenaza para los cultivos naturales y su biodiversidad. Recuerda que la información es poder: copia este texto en tu muro de Facebook, ponle un “me gusta”, usa Twitter y todas las otras redes sociales para difundir tus ideas.

2. Compra fruta y vegetales en mercados locales

Las frutas y verduras que encuentras en los supermercados probablemente son importadas de granjas con cultivos genéticamente modificadas. Cuando visites tu mercado local te darás cuenta de que las manzanas reales no parecen versiones hechas en Photoshop, además de que contribuirás a la economía de productores independientes y al campo, que en América Latina suele ser una porción poblacional golpeada por los grandes productores transnacionales de alimentos, como Monsanto.

3. Compra carne y huevo de procedencia local

Los productos animales que se empacan industrialmente provienen también de rastros que los alimentan con hormonas y maíz genéticamente modificado para darle a la carne un color más vivo y a la yema del huevo un amarillo más brillante. Los mercados locales que ofrecen carne pueden ser un poco más costosos que mayoristas como Costco o Wal*Mart, pero la inversión es en la propia salud, algo en lo que no podemos escatimar.

4. Promueve una identidad social que no contradiga el mensaje

Los movimientos por la información en redes sociales sobre los peligros de los GMOs como las marchas contra Monsanto alrededor del mundo sirven para generar conciencia y atención sobre este problema; sin embargo, es importante comenzar a practicar la congruencia en nuestros hábitos cotidianos. No sirve de nada que pongas fotos de ti en una marcha contra Monsanto y a la semana siguiente hagas check-in en McDonald’s via Foursquare.

5. Sé un embajador de la causa

Generar conciencia sobre los peligros de las semillas transgénicas implica generar conciencia comunitaria: el primer paso, como dijimos, es informarse adecuadamente, pero lo que sigue es informar a otros y pasar la voz. Discutir estos temas con nuestros amigos y familiares es importante, porque no podemos permitir que nuestra alimentación forme parte de la agenda corporativa de Monsanto y sus allegados. Aún más importante, la causa de la comida libre de añadidos es lo que nos toca hacer generacionalmente para asegurar el bienestar alimenticio de los que vendrán en el futuro.

Fuente Orginal: Aquí

Fuente: El Ciudadano

Temas: Comercio justo / Economía solidaria, Transgénicos

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