Argentina: Ezequiel agoniza

El niño, de seis años, se encuentra internado por un tumor cerebral debido a la manipulación de venenos con sustancias cancerígenas que son utilizados para la producción avícola.

SE AGRAVA LA AGONIA DE EZEQUIEL

«En este momento el tumor le está tomando casi todo el cerebro» confesó esta tarde uno de los médicos que atiende a Ezequiel Ferreyra, el niño de seis años que agoniza en una sala de terapia intensiva del Centro Gallego. Pocas horas antes lo habían vuelto a operar, en una carrera desigual contra la muerte que se empeña en llevarse a ese chiquito que pasó la mayor parte de su corta vida entre la sangre y el guano de las gallinas y manipulando venenos con elementos cancerígenos de la empresa para cumplir a rajatabla con los topes de producción que la patronal le imponía a su familia. Sus dos hermanitos más pequeños quedaron en una granja al «cuidado» de una tía y probablemente haciendo lo mismo que Ezequiel hacía desde los cuatro años: remover guano, juntar la sangre, desparramar veneno.

Las maestras de la escuela de Ezequiel, ya habían advertido que el niño se dormía cuando iba a clase, hasta que a finales de setiembre se desmayó y fue llevado de urgencia a una clínica de Pilar. Durante semanas nadie tuvo noticias de él. La empresa prohibió terminantemente a los padres hablar del tema con sus compañeros de trabajo. Y logró la manera de modo muy simple: convenciendo a los padres que si algo le pasaba a Ezequiel ellos serían penalmente responsables e incluso les quitarían la tenencia de sus otros hijos y ofreciéndoles a cambio de su silencio, la atención médica del niño y eventualmente una suma de dinero en caso que hubiera un descenlace fatal. Paralizados por el miedo y la desesperación, los padres aceptaron el chantaje y se llamaron a silencio.

Ahora sabemos que de la Clinica de Pilar fue derivado a la Clínica del Centro de La Plata, donde se le detectó un tumor cancerígeno en el cerebro y de allí fue trasladado a otra Clínica en Laferrere, donde fue intervenido quirúrgicamente y se pudo reducir parcialmente el avance del tumor. No obstante, cómo su situación seguía siendo muy grave y necesitaba un servicio oncológico integral, la empresa dispuso su traslado al Centro Gallego donde fue internado en terapia intensiva. A los pocos días el tumor volvió a reproducirse y se lo intervino quirúrgicamente este lunes, pero su situación es desesperante y se agrava hora tras hora.

Ezequiel fue traído desde Misiones con su familia a fines de 2007 por uno de los reclutadores que opera al servicio de la presidenta de la empresa Nuestra Huella, Alejandra Lopez Camelo y que cobraba $ 2500 por cada familia que lograba engatusar. La promesa era dejar la pobreza extrema de Misiones, por un trabajo estable y una casa segura, donde los chicos crecerían en el campo y junto a la naturaleza. Los costos del traslado correrían por cuenta de la empresa. Y la familia sólo tenía que limitarse a aceptar el paraíso que les regalaban. Entre la pobreza extrema y crónica y un futuro de vivienda y trabajo estable, ni lo dudaron.
Al llegar a la granja «La Fernandez», la situación distaba mucho de lo prometido. Al padre lo pusieron a cargo de uno de los galpones, donde debía juntar miles de huevos por día, remover guano, juntar la sangre y distribuir el veneno. El tope de producción que le imponía la empresa era imposible de cumplir sin involucrar al resto del grupo familiar, lo cual era estimulado por los capataces de la empresa. Y si ese tope no se cumplía, se corría el riesgo de quedar sin trabajo y en la calle, esta vez a miles de kilometros del lugar de origen y los conocidos. Además, la familia debía pagar la «deuda» que habían contraído por el traslado a Buenos Aires. Fue asi que primero la esposa y luego los niños comenzaron a involucrarse en esas jornadas infernales de producción en el galpón. Lo mismo pasaba en los galpones vecinos, donde ya estaba naturalizado que todos los grupos familiares trabajen a destajo, pero sólo para conformar un salario más bajo que el de un peón rural. La empresa le negaba el salario al resto de la familia, bajo el argumento de que ya bastante pagaba por unas casuchas que llamaba «viviendas» y los servicios básicos que usufructuaban las familias.

Cientos de familias más, son esclavizadas del mismo modo que la familia de Ezequiel en unas 70 granjas dispersas por Pilar, Zarate, Campana, Exaltación de la Cruz y Córdoba donde muchísimos chicos están expuestos a correr la misma suerte que Ezequiel. Esas granjas son propiedad de «Nuestra Huella», una empresa que gozaba de prestigio y liderazgo en el mercado avícola y que tenía clientes poderosos como Wall Mart y Carrefour, hasta que comenzó a conocerse su costado más oscuro: trabajo esclavo e infantil, alambrados electrificados, trata y tráfico de personas.

La juez de garantías en lo Penal de Zarate-Campana, Graciela Cione es quien tiene a su cargo la causa penal por reducción a la servidumbre y trabajo infantil desde 2008. En esa causa están apilados varias decenas testimonios de víctimas de la empresa, videos, fotos, audios y cientos de evidencias más que acreditan de modo más que suficiente la situación de servidumbre tanto de adultos como niños en las granjas. Sin embargo, la jueza sigue dilatando una definición procesal sobre los dueños de la empresa a pesar que años trás año seguimos aportándole pruebas. Lo mismo ocurre en el juzgado Federal II de Zarate-Campana donde se tramita la causa por trata y tráfico de personas. Alli tampoco el Dr Adrián Gonzalez Chavay ha definido ninguna medida que resguarde la integridad y salud de las víctimas y que castigue a los responsables de la feroz explotación. En ambos juzgados hemos reclamado una intervención urgente respecto a Ezequiel donde un equipo de médicos bajo supervisión judicial establezca el diagnóstico, las causas que lo llevaron a esa situación y disponga las medidas necesarias para hacer todo lo posible por la vida del niño, por la salud de los otros niños de las granjas y por castigar a los culpables. Por supuesto, reclamamos también como desde el principio la erradicación del trabajo infantil, el trabajo digno, la cárcel de los esclavistas y el decomiso de sus bienes para que el Estado administre esos emprendimientos y las victimas puedan romper el yugo de sus cadenas del mismo modo que se hizo con el Polo Textil en Barracas, donde costureros salidos de talleres clandestinos hoy trabajan en forma cooperativa bajo la administración del INTI..

La espera paciente de justicia tiene el límite de la vida de los pibes. Por eso desde la Alameda y el MTE nos juramentamos que si en los próximos días no hay una definición judicial, ambas organizaciones marcharan a los juzgados y acamparán largas horas allí hasta que lograr un poco de justicia en medio de esta marea de impunidad. Los costureros y cartoneros más concientes, que han conocido el infierno del trabajo esclavo y la exclusión no van a permitir más víctimas por trabajo esclavo y miseria. Ellos siempre nos enseñan en la práctica que mejor que decir es hacer y mejor que quejarse es transformar día a día la realidad en la perspectiva de forjar una patria sin esclavos, ni excluídos.

A todos los que se quejan, a todos los que se indignan, a todos los que creen que los derechos humanos se defienden ayer, hoy y mañana, los convocamos a sumarse a esta lucha tan básica y sencilla como la de erradicar el trabajo esclavo e infantil comenzando por hacer justicia por Ezequiel.

La Alameda - Movimiento de Trabajadores Excluídos.
Gustavo vera (La Alameda) 1561584835
Juan Grabois (MTE) 1563843877
Pablo Sernani (Abogado denunciante) 1536160274

Fuente: Agencia Walsh

Temas: Agrotóxicos

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