Argentina: Monsanto, uno de los puntos en común entre Cambiemos y el kirchnerismo

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"Las diferencias que se muestran en apariencia entre el oficialismo saliente y el entrante, son sólo eso: apariencias. Los únicos afectados son las economías regionales y los pueblos fumigados".

Luego de que se conociera la noticia de que un ex-gerente de Monsanto ocupará un lugar en el gabinete en el gobierno bonaerense de Cambiemos, un basto sector de la militancia kirchnerista puso el eje en la discusión sobre la multinacional que impulsa en los países 'subdesarrollados' el proceso de sojización que lleva al monocultivo. Pero dicho modelo productivo se instauró en el país de la mano del kirchnerismo, que no sólo garantizó las condiciones para la producción indiscriminada de soja, sino que además impulsó proyectos de patentación de las semillas, producto de loby de la multinacional. Además, Monsanto significa serios daños para el medio ambiente de cualquier nación donde la empresa imponga sus condiciones, gracias a la utilización de los agrotóxicos. Es Monsanto uno de los puntos en común entre dos expresiones que en apariencias se proponen como diferentes.

Leonardo Sarquís, ex-gerente general de la división de semillas de la multinacional Monsanto, será quien manejará la política agropecuaria de la provincia de Buenos Aires, centro de la producción agraria del país. Esto es un aspecto que describe la continuidad del modelo de sojización que ha provocado serios daños ambientales y condena a la Argentina a centralizar la demanda en aquellas naciones que requieren el consumo de soja para alimentar sus ganados.

Luego de balotaje y el triunfo del macrismo, un sector de la militancia kirchnerista se hizo eco de la noticia denunciando la injerencia de la multinacional en las políticas económicas de la Argentina. No obstante, el monocultivo sojero contaminante que dará continuidad el gobierno de Cambiemos, fue instaurado y consolidado por el kirchnerismo a lo largo de estos 12 años de gobierno.

En el 2012 Cristina Fernández brindó una conferencia anunciando inversiones de distintas empresas multinacionales entre las cuales se encontraba Monsanto: "Les quiero mostrar, porque estoy muy orgullosa, el prospecto de Monsanto sobre una inversión muy importante en Malvinas Argentinas, provincia de Córdoba. Como así también dos centros de investigación y desarrollo. Esta inversión es de 150 millones de dólares", En ese sentido, consideró "importantísima" la inversión de la multinacional y remarcó que dicho ingreso iba a "ayudar a la concreción de pan agroalimentario 2020".

Cabe recordar que en la provincia de Córdoba, bajo el gobierno de Juan Manuel De la Sota, la policía de dicha provincia reprimió en varias ocasiones a dirigentes socioambientales que prohibieron el inicio de funcionamiento de esa planta en defensa del medio ambiente. Dicha represión describe la unidad, por detrás, de expresiones políticas que dicen ser diferentes pero que sostienen un mismo modelo de producción a base de saqueo y contaminación.

La represión es una herramienta que se utilizó en varias provincias kirchneristas, gobernadas por los caudillos de PJ y aliados al gobierno, para garantizar la deforestación desmedida y la ocupación de las tierras de los pueblos originarios. Esto genera las condiciones para que la soja encuentre su espacio y pueda consolidarse como protagonista del modelo productivo.

Si bien en un principio hubo expresiones del kirchnerismo que se manifestaron contra el loby de Monsanto, esto se finiquitó a partir del anuncio de CFK en 2012. De esa manera, gracias a un Estado presente que garantizó las condiciones de posibilidad de monocultivo sojero, Monsanto se consolidó en el país con todos sus productos y semillas, favoreciendo la concentración en pocas manos histórica que atraviesa el campo argentino.

Los agrotóxicos y la patentación de semillas:

En nuestra provincia -como en tantas otras- se ha comprobado la causalidad necesaria entre la utilización de agrotóxicos y el incremento de enfermos de cáncer en las zonas donde se fumiga con los productos tóxicos. La rentabilidad excesiva de la soja no se puede entender sin la utilización de estos químicos. Es a través de las fumigaciones que se garantiza que 'las malezas' no impidan el crecimiento y garanticen la producción. Con la eliminación de las malezas, los tóxicos eliminan otro tipo de seres vivos.

La defensa de la utilización de los agrotóxicos encuentra buenos actores en dirigentes del kirchnerismo y Cambiemos, ya que utilizan el mismo argumento: "No es un problema de los químicos en si, sino de la mala utilización". Lo cierto es que no depende de una buena o mala utilización, sino que las fumigaciones aéreas contaminan las napas y pozos de agua, el aire que se respira, entre otras cosas. Además, por más que la fumigación sea directa, los productos que se consumen luego de haber sido fumigado con agrotóxicos también implican un serio riesgo para la vida humana.

La cuestión de las patentes también marca sintonía entre los partidos políticos tradicionales y la multinacional del sector. Como daño colateral de uno de los puntos positivos del gobierno, que es la inversión en ciencia y tecnología, la Argentina emprendió un camino en la producción de semillas adulteradas bajo el esquema Monsanto. "Hace unos instantes estuve con -representantes de- Monsanto que nos anunciaron una inversión muy importante en materia de maíz. Además estaban muy contentos porque Argentina está a la vanguardia en materia de eventos biotecnológicos, también en repatriación de científicos y fundamentalmente en lo que hace al respeto de las patentes. Como ahora también hemos logrado patentes propias, nos hemos convertido en defensores de las patentes", dijo de manera sonriente CFK en aquella conferencia.

"Se ha logrado, a través de estos investigadores argentinos asociados con empresarios norteamericanos que financiaron estas investigaciones. Hoy tenemos patente común y logramos un producto que no solamente es muy resistente a la sequía, sino que también aumenta la productividad", señaló. Pero ese "respeto por las patentes" que describió Cristina tuvo un capítulo significativo: el gobierno buscó instaurar por decreto la ley de semillas que propone a nivel mundial Monsanto.

Las semillas -vida natural- adulteradas pueden reutilizarse a favor de los productores. Sobre todo, esta reutilización favorece a aquellos pequeños y medianos productores que tienen costos elevados para su sustento de inversión. Esta reutilización es digna de las semillas que forman parte del ecosistema natural, a pesar de la adulteración del hombre.

Monsanto ha presionado a los gobiernos para que se patenten las semillas y se pueda cobrar regalías a la reutilización de las mismas. El gobierno, permeable a a presión o por coincidencia de intereses, decidió por decreto otorgarle el beneficio a la multinacional. No obstante, el decreto excluye a los pequeños productores del pago de dichas regalías.

Luego del decreto firmado, Monsanto emitió un comunicado que decía lo siguiente: "Estamos contentos por las expresiones brindadas por el Ministro (Aníbal) Fernández respecto a la decisión del Gobierno Nacional de promover la biotecnología como política de Estado, y reafirmar que las biotecnologías patentadas deben contar con un adecuado reconocimiento a la propiedad intelectual. También vemos con agrado que haya un debate para instalar políticas públicas para resolver el problema del mercado ilegal de semillas y la bolsa blanca, que conspira contra la investigación y desarrollo".

Cabe recordar, que el conflicto se originó cuando, durante la presidencia de Carlos Menem, Monsanto introdujo la semilla Roundup en la Argentina, la del gen resistente al glifosato, pero no registró la patente. Prefirió cobrar regalías a través de las licencias. Los reclamos de Monsanto no se hicieron públicos hasta que llegaron las primeras noticias sobre embargos en Europa, pero, según funcionarios argentinos citados en los cables, comenzaron en privado durante la presidencia de Néstor Kirchner.

Con los resultados del balotaje, Monsanto es una de las empresas que se mostraron tranquilas ante la continuidad de su proyecto de expansión a nivel global. Monsanto ingresó al país de a mano de Menem, se consolidó con los Kirchner y tendrá continuidad con Macri.

 Las diferencias que se muestran en apariencia entre el oficialismo saliente y el entrante, son sólo eso: apariencias. Los únicos afectados son las economías regionales y los pueblos fumigados.

Fuente: Análisis Digital

Temas: Corporaciones

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