Argentina: Un futuro salado

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País Argentina

Una investigación de la UBA revela que la implantación de cultivos y pasturas en tierras desmontadas no detiene el ascenso de las napas subterráneas y la salinización del suelo. Advierte que el NOA puede convertirse en un desierto de agua salada.

Una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad de San Luis (UNSL) vuelve a poner en el ojo de la tormenta los desmontes en el noroeste del país y advierte, además, que el NOA puede convertirse en un “desierto de agua salada”. Y aunque parezca extraño muestra que no hay contradicción entre los términos “desiertos” y “agua”.

La investigación, presentada por el sitio web de divulgación científica Sobre La Tierra, describe las ya conocidas consecuencias ambientales de la tala de bosques y la desprotección a la que somete a los suelos pero además advierte el ascenso de las napas de agua. “Los bosques funcionan como grandes bombas: toman el agua del suelo y la transpiran a la atmósfera a través de sus hojas. Al desmontar, los productores quitan esa vegetación para implantar cultivos, que a pesar de que funcionan de manera parecida a los bosques, sólo están presentes una parte del año. Eso significa que existen pequeñas ventanas de tiempo en las que la precipitación llega al suelo y, al no haber una cobertura vegetal, infiltra y va directo a las napas, provocando que (estas) asciendan”, explicó Laura Amdan, docente del departamento de Métodos Cuantitativos de la Facultad de Agronomía de la UBA.

El trabajo académico sugiere interrogantes sobre la eficiencia de las prácticas desarrolladas por empresarios agropecuarios y avaladas por funcionarios gubernamentales, empleadas actualmente en agricultura y ganadería en la región para mitigar los efectos negativos de los desmontes.

La conservación de cortinas forestales y áreas de reserva (boscosa) y la implantación de cultivos y pasturas exógenas son insuficientes porque si bien minimizan la erosión, no alcanzan una filtración y evapotranspiración igual a la de los bosques y las napas se sobrecargan y el agua sube. “Aun realizando el doble cultivo trigo/soja van a aparecer esas ventanas temporales a través de las cuales, al no haber cobertura vegetal, las precipitaciones drenan en profundidad. Bajo agricultura continua, las napas siempre ascienden. La velocidad de este proceso puede variar según el tipo de suelo, pero nunca se detiene. Cuando finalmente llegan a la superficie, el agua se evapora y las sales quedan sobre el suelo” advirtió Amdan.

Y puntualizó que “en términos de sustentabilidad del ecosistema, los resultados de nuestro trabajo indican que la agricultura no puede convivir con los montecitos a su alrededor porque tarde o temprano los montes también se verán afectados por el ascenso de agua y sales”. Con esta afirmación, la especialista cuestionó la utilidad de las cortinas forestales y áreas de reserva (de un 40% de la superficie a desmontar en cada caso particular) prevista por la ley provincial de Protección del Medio Ambiente y exigida por las autoridades ambientales para la habilitación de tierras para la producción agropecuaria.

En primera persona:

Y en diálogo telefónico con Cuarto Poder relativizó también los efectos del modelo de ganadería silvopastoril (que combina árboles y arbustos nativos con cultivos forrajeros implantados) impulsado desde la Secretaría de Ambiente de la Nación porque “depende de la carga arbórea que se deje, si quedan árboles aislados en medio de las pasturas nuevas tampoco sirve de mucho”.

Amdan lamentó el estado del bosque nativo y reconoció que “si miramos con atención en muchos casos se nota la ausencia de los árboles más viejos, más que bosques son arbustales y están tan degradados que no generan un beneficio concreto”. Por eso, enfatizó en la necesidad de plantear estrategias de manejo para recuperar el monte chaqueño y “promover el crecimiento de árboles como el quebracho colorado que fueron (y siguen siendo) extraídos en altos niveles”.

“Una de las situaciones realmente ideales sería que existan bosques con dos estratos: uno alto con árboles y otro bajo con distintas pasturas” explicó y destacó que “ese sistema bombearía mucha agua a la atmósfera”. De esa manera, los suelos recuperarían la capacidad para absorber el agua del suelo y devolverla a la atmósfera.

La provocativa investigación encabezada por Amdan revela que mantener la coexistencia de bosques fragmentados y agricultura, tal como sucede actualmente, no tiene mayor sentido en un proceso de ascenso de napas subterráneas y avance de la salinización en los suelos.

En su charla con Cuarto Poder la especialista insistió en la necesidad de “recuperar y no solo conservar el bosque” y planteó, además, la importancia de diversificar el sistema productivo y comercial para obtener beneficios ambientales y sociales para la región. “En el Chaco Semiárido, un cultivo no debería durar, como sucede, 50 o 60 años, ya que tarde o temprano las sales van a subir con el agua” repitió y, humilde, reconoció que deben investigarse y debatirse nuevas alternativas “porque yo no las tengo todavía”.

Se dice en Salta:

Consultada al respecto, la secretaria de Ambiente de Salta, Irene Soler, dijo estar al tanto de la investigación difundida por el sitio web Sobre La Tierra y reconoció el proceso de salinización de los suelos. Aseguró que pese a que existe sólo un expediente sobre el tema en despachos oficiales “somos conscientes del riesgo de salinización y por eso ya estamos trabajando”.

“La provincia impulsó y estimuló, por ejemplo, la creación del Consorcio de Suelos Río del Valle – Río Dorado en el este salteño” contó y ratificó que “estamos trabajando junto a los ministerios de Ambiente y de Agroindustria de Nación en el análisis de nuevas estrategias”. Según dijo la funcionaria, la provincia avanza en el estudio de la declaración de “obligatoriedad” prevista en la Ley 7.070 de Protección del Medio Ambiente para la realización de obras de canalización e infiltración del agua en los establecimientos agropecuarios ubicados en el este y el norte salteño.

Y, además, reconoció que el monte chaqueño se encuentra degradado y que por eso se trabaja en distintas iniciativas de recuperación junto con el manejo integrado del bosque nativo que impulsan organismos nacionales para el desarrollo de la ganadería. “Entre los que proponen no tocar un árbol más y los que quieren voltear todo el bosque, nosotros buscamos las alternativas más equilibradas” explicó Soler y enfatizó que “no escondemos los problemas, los enfrentamos y por complejos que sean les buscamos soluciones”.

El ejemplo de Tartagal:

“En muchos lugares de la Región Pampeana las napas están demasiado cerca de la superficie como consecuencia del monocultivo y la falta de cobertura del suelo pero en el NOA la clave es la deforestación, incluso para explicar las inundaciones” aseguró la investigadora Laura Amdan y recordó que “Tartagal, en Salta, es un ejemplo”.

Según explicó, “siempre se dice que al estar aguas arriba de la deforestación no debería verse afectada por inundaciones pero es necesario remarcar que montañas arriba, las napas se siguen cargando”. “Si montaña abajo las aguas subterráneas están colapsadas es muy probable que ocurran inundaciones” añadió e insistió con el recuerdo del caso de Tartagal.

Fuente y foto: Cuarto Poder Salta

Temas: Tierra, territorio y bienes comunes

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