Argentina: crisis hídrica en Córdoba y casi todo el país ¿cuáles son las verdaderas causas?

Idioma Español
País Argentina

A pesar de que varias organizaciones ambientales y sociales lo venían avisando, la falta de agua parece haber “tomado por sorpresa” al gobierno provincial que se escusa diciendo que los cordobeses consumen mucha agua.

Crisis hídrica en Córdoba

Por Luis Soul, corresponsal desde Córdoba.

Declaración y convocatoria de la CCODAV

No solo el cambio climático es responsable del colapso hídrico

Las denuncia de las sucesivas crisis hídricas en toda la provincia, efectuada durante años por las organizaciones y asambleas que integran la Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida (CCODAV) condujeron irremediablemente al colapso hídrico en todo el territorio provincial y hoy es una trágica realidad que los gobernantes ocultaron año tras año de ruptura del delicado equilibrio en que se sostenía el sistema hídrico provincial de la región semiárida Córdoba.

A pesar que hace años el diagnostico de stress y crisis continuadas es compartido por técnicos y organizaciones ambientales y sociales, recién cuando no se pudo ocultar la noticia, apareció reconociendo lo que llamaron “crisis hídrica”, el subsecretario de Recursos Hídricos, Ing. Jorge Masih que previas directivas y consultas con la comunicadora Marcela Dávila de la transnacional Aguas Cordobesas, compartieron de endilgar a los cordobeses ser responsables de la crisis hídrica porque “consumen mucha agua”

Como siempre, recurrieron al disparatado y falaz argumento de culpabilizar a cada cordobés, acusándonos de consumir 400 litros por día, que en la provincia significa la friolera de 1.288 millones de litros/día y a nivel de la capital 640 millones de litros/día y para culpabilizarnos, adicionaron el tramposo argumento que la Organización Mundial de la Salud fija solo 200 litros habitante/día, o sea que además de violar normas internacionales, los cordobeses ya nos tomamos toda el agua y la de generaciones futuras en 4 días.

Lo que no se dice es que más del 75 % del consumo se lo llevan las 5,7 millones de hectáreas del complejo agro industrial exportador sembradas con monocultivo de soja transgénica en la provincia de Córdoba. Durante la campaña 2009/2010 (proyecciones oficiales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos) el consumo humano debería ser solo el 5% del total del agua disponible, situación negada a los habitantes del Norte Cordobés, Punilla, Sierras Chicas y los pobres de la ciudad desde hace años, a pesar de los declamados programas “aguas para todos” profusamente difundidos en cada campaña electoral, que terminan casi siempre en pozos de aguas con arsénico u otros contaminante y escándalos relacionados con corrupción.

Estos argumentos solo sirven para ocultar las responsabilidades del gobierno y su modelo criminal en el colapso hídrico que reconoce entre otros:

- La privatización y el desguace de la Empresa Provincial de Obras Sanitarias, para favorecer en la capital el ingreso de la transnacional Suez-Roggio (Aguas Cordobesas) desde hace 12 años, con el abandono total del interior provincial en un desquiciado sistema de cooperativas, municipios, aguateros o pozos de agua. Esta empresa privada y monopólica solo estuvo preocupada por sus macroganancias sin realizar inversiones, y en lo que va desde el 2008 a la fecha, aumento las tarifas un 60% a través de 5 tarifazos, con el consecuente abandono total del interior provincial en un desquiciado sistema de cooperativas, municipios, aguateros o pozos de agua.

- El “complejo agroalimentario” como gusta de llamar el gobernador a los especuladores y exportadores del monocultivo de soja transgénica, quienes devastaron el bosque nativo en un 96% y lo convirtieron en desiertos incapaces de retener el agua agravada por la contaminación que producen sus paquetes tecnológicos de agrotóxicos.

- La expansión inmobiliaria donde se vuelcan las regalías sojeras que han desertificado la provincia y secado las cuencas, contaminando ríos, arroyos y acuíferos.

Masih, tampoco se privó de “llevar tranquilidad” sobre las reservas de agua de la Capital, explicando que el dique San Roque que comenzó a operar en 1944, cuando la población de Córdoba era de 380 mil personas y que hoy abastece a más de 900.000 habitantes de la zona norte y gran Córdoba, todavía “aguanta un tiempito más”, ocultando que se encuentra en el record histórico de 6,69 metros bajo el vertedero, sin contar con la sedimentación del fondo, lo que reduce todavía más su capacidad de embalse. Tampoco mencionó la segura y abundante floración de algas que liberarán sustancias tóxicas (con olor a gamexane) en los meses de noviembre, diciembre y enero.

Sobre el dique Los Molinos, que abastece a la zona sur de la ciudad, con 360.000 habitantes, señaló que “no tiene problemas”. Lo que omitió fue referirse a la calidad del agua contaminada con agrotóxicos en los 64 kilómetros de canal a cielo abierto, sometido en este momento -época de siembra- a un diluvio de agrotóxicos, contaminación criminal que fue motivo de una denuncia penal por envenenamiento por parte de numerosos vecinos de la zona sur de la capital agrupados en la CCODAV y permanece cajoneada en la fiscalía anticorrupción (Amayusco) desde julio de este año.

Lo que no pudo ocultar el subsecretario, es la tremenda crisis hídrica en las Sierras Chicas (50 mil habitantes): Río Ceballos, Salsipuedes, Unquillo y Mendiolaza, abastecidas por el Dique La Quebrada, que se encuentra a 10,23 metros por debajo de su capacidad máxima de embalse de 34 metros.

El intendente de Salsipuedes declaró graves sequías en los pozos de captación, pero a pesar de ello hace poco otorgó la factibilidad de un megaproyecto inmobiliario a Bugliotti, del grupo financiero Dinosaurio, que requerirá de miles y miles de litros de agua.

Cruz del eje, y en las localidades de Punilla: Cosquin, Bialet Mase, Tanti, Carlos Paz y otras la situación es desesperante, ya en muchas de ellas se han implementado cortes horarios y camiones aguateros tratan de paliar la situación.

Pero la tragedia de los 1800 habitantes de Rayo Cortado patentiza las mentiras y el abandono del estado, un cartel de la campaña “Agua Para Todos” es el testigo de pozos que se secaron y personas que solo tienen agua a 20 km. de allí.

El gobernador Schiaretti no perdió el tiempo y se involucró de lleno en la crisis hídrica con las propuestas de trasvasamientos de cuencas a pesar del fracasado acueducto contra natura de Calera-Río Ceballos casi terminado, pero con la fuente de agua a punto de colapsar (dique San Roque) y reflotó su viejo proyecto del acueducto Paraná-Córdoba que deberá salvar 400km. desde Santa Fe y elevar el agua a una altura superior a los 300 ms. con un formidable costo energético pero que seguramente terminará para riego de su querido sector agroalimentario como gusta de llamar a los especuladores sojeros y como plan B, prevé un acueducto desde el río Dulce, que también atraviesa una región sojera escasa de agua.

El agua no es una mercancía para comerciar, es un derecho humano y de todos los seres vivos.

Pocas alternativas son posibles ante este cuadro de tragedia e indolencia de gobernantes y especuladores, por lo que es indispensable detener la sangría del modelo y establecer un plan de ordenamiento territorial con participación popular y una ley de bosques que prohíba la deforestación y ordene la reforestación ampliada del bosque nativo por un periodo suficiente para permitir la recuperación natural de las cuencas y ecosistemas.

¿Qué podemos hacer para ahorrar agua? ¿no usar el inodoro, no lavarnos los diente o bañarnos menos?. NO: declarar nuestro alerta rojo y participar, organizarnos, luchar y movilizarnos para así recuperar y crear una empresa estatal e integral de agua y saneamiento, pública y comunitaria, bajo control y gestión de usuarios y trabajadores.

Convocamos a Todas la Organizaciones y vecinos a una asamblea, el día martes 3 de noviembre a las 20hs. en el Salón Trabajadores del Estado (ATE) Entre Ríos 450 para establecer un plan de lucha conjunto.
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Es importante ver la vinculación de la crisis hídrica cordobesa con la que está pasando en otras partes del país expuestas a la sojización; muy especialmente en la zona vinculada al dique Paso Piedras en la Pcia. de Buenos Aires.

Hasta que no entendamos que la acción de los herbicidas altera la fotosíntesis y convierte a los campos en espejos que reflejan la luz y por lo tanto disipan las nubes, aumentando en progresión geométrica los niveles de sequía constantemente. Los herbicidas como el Randup de Monsanto, permiten el desarrollo de los transgénicos (soja, maíz, girasol, colza, etc.), sin que las hierbas tradicionales del suelo compitan con la planta en cuestión, siendo el principal responsable en el daño de los suelos.

Lo grave es que esta tarea de desertización se realiza con la aprobación del mismo agricultor, que ha sido condicionado previamente, para creer que destruyendo los suelos que sus abuelos araron con el dedo, será rico; como así, con la anuencia e ignorancia del gobierno y quienes ganan cifras inimaginables en la promoción de estos productos; sumado al silencio cómplice del INTA. Sin conciencia, no hay transformación profunda. Como se ha podido comprobar desde siempre, el campo no se riega con lamentos, sino con un laboreo coherente, pensando en las futuras generaciones.

Cada suelo tiene su flora autóctona normal, que comparte su existencia con una fauna que le corresponde; pero las plantas transgénicas no la toleran por ser genéticamente modificadas.

La acción de los llamados herbicidas -como el Randup- rompe el equilibrio. Cada planta por pequeña que sea, forma parte de un ecosistema regulado por la naturaleza, para cumplir una función determinada, por lo tanto, cumple un rol en el mantenimiento del suelo, facilitando su hidratación, ayudando a ablandar la tierra, a evitar la erosión del suelo, a que el agua no se escurra como pasó en Tartagal luego del desmonte, generando aludes de barro sobre la ciudad.

La fotosíntesis, que es el mecanismo natural para absorber la energía solar por parte de los vegetales mediante la clorofila -pigmento verde de las plantas-, que por analogía cumple un rol equivalente a la hemoglobina en la sangre, permite que la energía solar llegue al suelo y permita la producción de hidratos, grasas y proteínas vegetales.

Cuando estas plantas son eliminadas por la acción de los herbicidas, para dejar a la soja, girasol o maíz, sin competidores cercanos, la tierra queda pelada y compactada por el peso de la maquinaria agrícola moderna de gran tonelaje, perdiendo su natural capacidad de absorción.

Luego va quedándose en poco tiempo sin insectos horadadores, como la lombriz de tierra, el insecto bolita y otros, que mantienen la permeabilidad de los suelos, para facilitar su hidratación y oxigenación.

El resultado no se hace esperar, es que cada vez el agricultor se endeuda más en comprar maquinarias, fertilizantes químicos, herbicidas, semillas transgénicas con genes patentados mientras la calidad originaria del suelo queda en la historia.

Según el Dr. Nichols, hacen falta 5 años de total abandono del laboreo, para que un suelo agotado por los agroquímicos, pueda recobrar los componentes de su fauna y flora originaria.

Sin duda, los millones de hectáreas que hoy son trabajados con esta tecnología macabra, son cómplices directos mediante sus propietarios o arrendatarios, de la constante desaparición de especies y mientras el pequeño agricultor, ve morir a sus animales, uno tras otro por falta de agua o de pasto o ambos y se queda mirando el cielo a ver si llueve; con el agravante, que aún con una buena lluvia, el agua no se detiene en el punto donde cae, sino que escurre y lava los suelos, haciéndolos cada vez más salitrosos.

Esto demuestra que todo este conjunto de mala praxis en el laboreo del agro -avalado por los gobiernos de turno- son los principales responsables del proceso de desertización.

En la Pampa Húmeda, los campos parecen potreros pelados, donde uno gira sobre sus pies 360º y no ve una planta en pleno verano; por lo tanto la radiación -más fuerte en dicha época-, rebota reflejada sobre un suelo espejado y evita la formación de nubes y con ello, de lluvias en suelos que no tienen otro sistema para hidratarse que por las precipitaciones.

Luego de las cosechas de soja, maíz, etc., la acción de los herbicidas sigue operando por su efecto residual y continúa impidiendo la vida sobre el suelo, esto se prueba fácilmente porque no crece ninguna maleza y además, porque el escurrimiento de las aguas cuando van a los lagos o lagunas, produce una mortandad masiva de peces como se aprecia en la fotografía:

No hay duda que nos falta solidaridad y amor para con las futuras generaciones; hemos pensado en el gran negocio de contar billetes, sin tener cabeza para cuidar la tierra como corresponde.

En la fotografía se puede apreciar que la clorofila -que es lo que permite la fotosíntesis- quedó solamente en los árboles (porque no fueron fumigados con Roundup), porque lo demás queda como un potrero seco, sin vida. En otros tiempos, cuando se araba con el surco tradicional, finalizada la cosecha los animales podían pastar en el rastrojo.

¿Hoy cómo hace el agricultor para alimentar sus animales? si no tiene pasto, ¿lo compra?

Para el Dr. Alexis Carrel, la ciencia sin conciencia es la ruina del alma. No hay duda que la ignorancia nuestra es buen alimento para las mentes perversas.

Néstor Hugo Almagro

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Fuente: Voz Entrerriana

Temas: Agua

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