¿Asumirá el Convenio sobre Diversidad Biológica el desafío?

Por WRM

La Sexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se realizará en abril en La Haya. Se espera mucho de esta conferencia en relación con los bosques, porque ese es el tema principal que se tratará en la reunión.

Además, la base para la negociación es el proyecto de programa de trabajo elaborado en noviembre pasado por el organismo científico de la CBD (SBSTTA, por su sigla en inglés), al que valoramos positivamente ( ver Boletín 52 del WRM) porque apunta en la dirección correcta, al incluir temas como los derechos de los pobladores locales, participación, distribución equitativa de beneficios, uso sustentable, generación de capacidad y muchos otros temas pertinentes.

 

Habiendo dicho lo anterior, resulta igualmente importante analizar el contexto mundial en el que se realiza la conferencia, para poder comprender las dificultades existentes en materia de acciones concretas para abordar el drama actual al que se enfrentan los bosques y los pueblos que los habitan.

 

El primer tema que se debe destacar es que la mayor parte de las causas subyacentes de la destrucción de los bosques, están siendo de hecho promovidas por otros procesos y organismos intergubernamentales como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. A pesar de la evidencia científica que muestra el vínculo directo existente entre el creciente consumo y comercio internacional y la destrucción de los bosques, esas instituciones insisten en promover aún más el comercio internacional. A pesar de la amplia evidencia que vincula los programas de ajuste estructural con la deforestación, el FMI y el Banco Mundial siguen imponiendo la misma receta a los países ricos en bosques del Sur. A pesar de saber a ciencia cierta que la apertura de carreteras es el primer paso para la degradación y destrucción de los bosques, el Banco Mundial y los bancos de "desarrollo" regionales (BID, BAfD, BAD) continúan otorgando préstamos para seguir construyendo carreteras en áreas de bosques.

 

El segundo tema que hay que destacar es que las causas directas de la pérdida y degradación de los bosques son ampliamente conocidas. Todo el mundo sabe que el madereo, la minería, la explotación de petróleo y gas, las represas hidroeléctricas, las plantaciones para madera, celulosa y aceite de palma, la cría de camarón, la agricultura y la ganadería a gran escala orientadas a la exportación, son todas causas de la destrucción de los bosques. A pesar de eso, el modelo económico dominante está forzando a los países del sur ricos en bosques y pobres en dinero a abrir sus economías a las inversiones de las corporaciones transnacionales precisamente en esas actividades. El resultado es más degradación y pérdida de bosques.

 

Además, los bosques se enfrentan a otra amenaza todavía más peligrosa: el cambio climático. Incluso si mañana todos los gobiernos se pusieran de acuerdo para no cortar más árboles, los bosques podrían desaparecer, o cambiar en forma radical, a menos que se tomen medidas para detener y revertir el calentamiento global. Este tema es tan conocido como las causas subyacentes y directas de la deforestación que mencionáramos anteriormente. Pero el organismo creado para tratar estos temas (el Convenio sobre Cambio Climático) ha mostrado claramente la falta de voluntad de los principales contaminadores del norte (encabezados por EE.UU.) de comprometerse a lograr reducciones reales y sustanciales en las emisiones de combustibles fósiles. Y lo que es aún peor, la "solución" acordada es plantar millones de hectáreas de monocultivos de árboles en el sur para que actúen como basureros de carbono (llamados eufemísticamente "sumideros de carbono"), acrecentando así la pérdida de biodiversidad.

 

Para empeorar las cosas, la industria de la biotecnología ya ingresó en el negocio de los árboles y está manipulando genes para hacer que los árboles crezcan más rápido, para que sean más resistentes a los herbicidas, para disminuir el contenido de lignina en la madera para aumentar así la rentabilidad de la industria de la celulosa. Aunque significa una clara amenaza para la biodiversidad de los bosques, la biotecnología todavía actúa con casi total libertad (ver artículo en la sección "general" del boletín).

 

Por último, también es necesario destacar el completo fracaso del Foro de las Naciones Unidas sobre Bosques (ver artículo en la sección "general" del boletín) en garantizar la instrumentación de las propuestas para la acción acordadas por el Panel Intergubernamental y el Foro sobre Bosques (IPF e IFF, por sus siglas en inglés) para instrumentar soluciones a la crisis de los bosques.

 

Ése es el escenario más amplio en el que el proceso de la CDB está inmerso. Esas y no la falta de conocimiento, son las dificultades,. El desafío para la CDB es asumir el liderazgo para lograr que los gobiernos (tanto del sur como del norte), las corporaciones y los organismos y procesos internacionales y multilaterales, y otros actores pertinentes reviertan el modelo actual de destrucción social y ambiental de los bosques.

 

Si los delegados gubernamentales en la CDB están dispuestos a asumir ese compromiso y a aprobar un plan de acción creíble para proteger la biodiversidad de los bosques, por cierto que pueden contar con nosotros, las ONG y las organizaciones de pueblos indígenas para brindar nuestro apoyo a su instrumentación.

 

Fuente: Boletín Nº 56 del WRM, marzo de 2002

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