Brasil: La posición del Movimiento Sin Tierra ante la globalización

Idioma Español
País Brasil

"Proponemos discutir cada vez más concretamente sobre la necesidad de unificar, articular y organizar todos los movimientos sociales. Unir a las organizaciones de todo el planeta para construir juntas instituciones mundiales realmente representativas de los pueblos y no solamente de los gobiernos o de los estados."

12-12-02

 

P: ¿Cuáles son las relaciones entre el MST, la Vía Campesina y la Globalización?

 

R.- El MST trabaja conjuntamente con otras organizaciones de América Latina y de Europa. Desde 1990 estamos realizando esfuerzos para construir una articulación mundial de organizaciones campesinas. Fue una necesidad que se manifestó en el primer decenio, a través de contactos bilaterales, intercambio de experiencias, seminarios de estudio sobre agricultura, comercio agrícola y estructuras de la propiedad de la tierra.

 

Percibimos entonces que los problemas de la población rural: campesinos/as, familias agrícolas, pueblos indígenas, pequeños/as agricultores/as, eran los mismos. La falta de tierras, la falta de mercados, la falta de ingresos, la presencia de un modelo tecnológico que nos ha sido impuesto por las empresas transnacionales creadoras de falsas necesidades agrícolas. Por lo tanto, Vía Campesina es un esfuerzo de articulación campesina destinada a enfrentar las causas de nuestros problemas comunes y encontrar mecanismos de movilización conjuntos... Hemos construido una excelente asociación entre las principales asociaciones campesinas del mundo, con nuestros amigos franceses, indios, mexicanos y filipinos.

 

P: ¿Cómo enfrenta el MST la globalización cotidiana?

 

R: Tenemos una concepción estratégica que nos indica que hoy en día no se puede luchar solamente por la tierra. Tenemos necesidad de luchar, al mismo tiempo, contra el modelo económico y el modelo agrícola que explota a todos/as los/as campesinos/as, a todos/as los/as sin tierra, a todos/as los/as que han conseguido tierras a través del MST. Por lo tanto, en nuestras luchas cotidianas incluimos un verdadero cuestionamiento al modelo agrícola.

 

Estamos, por ejemplo, contra la soja transgénica y tratamos de quemar esas plantas. Estamos contra el oligopolio que tratan de imponer en el Brasil las grandes empresas multinacionales, tanto en lácteos como en tabaco, maíz, etc. Buscamos enfrentarlas. Estamos contra la importación de productos que somos capaces de producir aquí mismo y que sin embargo las empresas multinacionales pretenden imponernos con la única intención de aumentar sus ya pingües ganancias. Buscamos también difundir la necesidad de plantear un nuevo enfoque tecnológico que enfrente el modelo de la revolución verde y recupere la tradición de la agricultura orgánica.

 

P: ¿Qué es lo que piensa el MST de lo que pasó en Seattle y en Washington?

 

R: Lo vimos con mucha simpatía. Lamentamos que la enorme distancia nos haya impedido algo más que los tres compañeros que fueron a participar de las articulaciones y a protestar. Seattle fue un despertar de la conciencia social de amplios sectores de la comunidad internacional y en nuestra opinión el más interesante fue el del sector de trabajadores del hemisferio Norte que hasta entonces parecía demasiado acomodado. Esto contribuyó a la esperanza de los/as trabajadores/as, de las poblaciones del hemisferio Sur, es decir que la gente consciente del hemisferio Norte esté también contra la dominación del FMI, del Banco Mundial, de las multinacionales y de los bancos. Pienso que estamos sembrando una planta muy importante, que constituirá una alianza entre todos los pueblos, todos los sectores sociales del mundo, contra los capitales financieros, contra la explotación, contra todo tipo de comercio que busque sólo ganancias fáciles y no la garantía de la supervivencia humana. Estamos por descubrir, bastante tardíamente, lo que ya expresó un periodista durante la revolución española: “Ningún hombre es extranjero” por lo que debemos unirnos en contra de todos los explotadores.

 

P: En Europa se ha planteado una polémica sobre el antes y después de Seattle. ¿Es posible que este Siglo XXI haya comenzado con la globalización de quienes se oponen a la OMC?

 

R: Es muy difícil establecer períodos históricos cuando uno se halla inmerso en los hechos. Solamente en el futuro podremos reconocer la dimensión exacta de lo que esto ha representado. Pero estoy convencido de que esta toma de conciencia se está ampliando e intensificando cada vez con mayor velocidad entre la gente organizada, en los movimientos, en los sectores sociales, en los partidos. Se necesita un nuevo orden mundial. Se necesita terminar con el FMI, el Banco Mundial, la OTAN, el capital financiero, y por qué no, hasta con la propia ONU. Pero como la hegemonía de los gobiernos depende de la de los EEUU, éstos se han transformado en simples instrumentos útiles de la dominación norteamericana.

 

Proponemos discutir cada vez más concretamente sobre la necesidad de unificar, articular y organizar todos los movimientos sociales. Unir a las organizaciones de todo el planeta para construir juntas instituciones mundiales realmente representativas de los pueblos y no solamente de los gobiernos o de los estados. Por otra parte, hace falta llegar a conformar una gran fuerza unitaria que enfrente al capital financiero que dispone de fondos y de recursos infinitamente superiores al volumen de la riqueza y de las mercancías explotando a los pueblos de todo el planeta.

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