Brasil: Tradición muestra resistencia de las mujeres quilombolas en la preservación de la Caatinga

Por ADITAL
Idioma Español
País Brasil

La ancestralidad está más viva de lo que se piensa en el Semiárido de Pajeú, en Pernambuco. Las agricultoras Gilvaneide Gomes, 49 años, y María Aparecida Gomes, de 46 años, reproducen hace años una práctica de almacenamiento de semillas que aprendieron de sus padres y heredaron de sus abuelos.

La tradición y adopción de viejas prácticas de convivencia con el semiárido mantiene la riqueza de conocimientos y la conservación de especies nativas del bioma de la Caatinga. Esa experiencia es contada y vivida en el Quilombo Feijão, en el municipio de Mirandiba, Pernambuco.

"Esas semillas vienen de los más viejos, ellos seleccionaban las mejores y las guardaban para el año siguiente", dice dona Gilvaneide, al describir las semillas criollas, que se trata de la reproducción de semillas nativas sin modificación genética, garantizando la originalidad y la calidad. "Las semillas más antiguas aquí son de poroto ‘canapú’ y ‘bastião’, que existen desde fines de la década de 1960, mucho antes de nacer", completa.

Con la auto-organización y la lucha de las mujeres quilombolas, el grupo consiguió apoyo para la construcción de un banco de semillas para el quilombo. Toda la comunidad se involucró en la construcción y producción de las especies. Durante el proceso, formaron una comisión que organiza y cuida las semillas traídas, son los llamados guardianes. "Cuando el agricultor o la agricultora trae la semilla al banco, los guardianes ponen el nombre de la persona y el año en que esa semilla llegó, siempre que precisen la semilla va a estar aquí, pero, cuando la toman, tienen que devolver el doble para que el banco no se acabe", explica María Aparecida.

Para ellas, ese banco de semillas tiene un valor simbólico, porque además de ser una herencia de la ancestralidad, también ha colaborado para incentivar a los/las jóvenes en la continuidad de la tradición y en el rescate de otras semillas que quedaron olvidadas en el tiempo, como los porotos "enrica mujer”, "paulistinha”, "canapú”, "rajado”, "bastião” y otras variedades de culturas. Gilvaneide recuerda que "antes las personas se quedaban esperando la semilla del gobierno, comían las suyas y se quedaban sin nada para plantar y producir, después la cosecha no era tan buena".

Con esta técnica, las mujeres quilombolas están almacenando semillas de plantas del bioma Caatinga, tanto medicinales como otras que ayudan en la sustentabilidad del suelo, a través del Proyecto "Mujeres en la Caatinga", ejecutado por la ONG Casa de la Mujer del Nordeste.

María Aparecida y Gilvaneide Gomes son parte de las 210 mujeres que están al frente del proyecto en la conservación de la Caatinga y en la recuperación de áreas degradadas. Además de estar compartiendo sus saberes y conocimientos con otras mujeres de la región.

Su preocupación es que esas semillas continúen siendo producidas, contribuyendo a la calidad de vida de las mujeres y hombres del quilombo. Con lluvias, esperan resultados -banco de semillas lleno, maquinaria funcionando y auto-organización.

Fuente: Adital

Temas: Feminismo y luchas de las Mujeres, Saberes tradicionales, Semillas

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