Colombia: el TLC con Canadá: otra traición a la patria

Idioma Español
País Colombia

El gobierno colombiano cerró las negociaciones de un TLC con Canadá. Éstas fueron extraordinariamente rápidas y, a diferencia de las de Estados Unidos que duraron 16 rondas, culminaron en la quinta, de las seis previstas desde su inicio en julio de 2007. Aunque no se han divulgado los textos del Tratado, ya se conocen los que Perú suscribió y los de Colombia deben ser básicamente iguales, como sucedió con EE.UU.

Además de los capítulos laboral y ambiental, se suscribieron también acuerdos de cooperación en estos dos campos. Estos capítulos y acuerdos hacen caso omiso de las innumerables restricciones a los derechos de los trabajadores y velan el hecho de los asesinatos de sindicalistas y violaciones de los derechos humanos que caracterizan a Colombia. El gobierno canadiense, aliado incondicional de Bush, se ha prestado a la firma entre otras razones para facilitar el trámite del TLC en el Congreso de EE.UU.

La premura en la suscripción de este tratado demuestra que, una vez hechas las innumerables concesiones a EE.UU., el nuevo TLC significó simplemente extenderlas a Canadá. Prueba de ello es el informe del gobierno colombiano que señala que para concretar la oferta de Canadá, en la última ronda “se efectuaron mejoras en la mayoría de los casos otorgando paridad con lo pactado por Colombia con USA”.

Nuevamente el gobierno anunció que el mercado canadiense se abría en forma inmediata al 98 % de las exportaciones industriales del país, las cuales son prácticamente inexistentes, debido entre otras cosas a los altos costos de transporte, pues no hay vuelos directos a ese país y los envíos deben pasar necesariamente por Estados Unidos donde las mercancías se desembarcan y se revisan.

Los términos para la liberación completa de las importaciones desde Canadá es de 10 años, pero en forma inmediata se libera la importación de la mayor parte de los bienes, es decir, el gobierno calcula que en ese lapso la raquítica y ya desprotegida industria y agricultura colombianas estarán en posibilidad de competir totalmente con la canadiense.

En este TLC se firmó la cláusula de anulación y menoscabo en el comercio de bienes y servicios, con la cual se protegen las inversiones y el comercio canadiense.

Colombia ha tenido déficit comercial con Canadá por lo menos desde 1993 y en 2007 llegó a 318 millones de dólares, concentrado en productos manufacturados que Colombia produce como textiles, calzado, productos de plástico, industria metalúrgica, química y papel, además de maquinaria y equipo automotriz. Las importaciones colombianas provenientes de Canadá, el año anterior ascendieron a 649 millones de dólares y de estas el 57,2 % fueron productos industriales y el 23,2 productos agrarios, principalmente cereales y agroindustriales.

En contrapartida, las exportaciones colombianas hacia Canadá suman 266 millones de dólares y el 90% de ellas fueron café, carbón, flores, azúcar y unos pocos productos agrícolas adicionales, mientras el 8% restante fueron productos de la industria liviana y básica.

Las exportaciones a Canadá se dificultan aun más pues ese país aplica requisitos sanitarios específicos a frutos del mar, plantas, semillas y vegetales y frutas. Estos deben tener una evaluación de la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos. Los bienes de la industria textil y de vestidos requieren un permiso adicional para cada importación y deben tener un permiso especial las aves de corral y los productos lácteos. El café es regulado mediante cuotas y las frutas y verduras mediante aranceles estacionales.

Canadá tiene bajos aranceles y las ventas colombianas se favorecen ya mediante el Sistema Generalizado de Preferencias, pero de esto están excluidos los textiles, calzado, confecciones, acero y alimentos procesados.

Ese país impone un gravamen al valor agregado del 7% a todos los productos importados, además coloca impuestos federales al consumo. Ninguno de estos obstáculos fueron removidos en el TLC, con lo cual el futuro de las exportaciones, que según el gobierno colombiano fueron beneficiadas con el tratado, no es muy halagüeño. Todo esto demuestra que el principal objetivo de este TLC no es el comercial, pues hay una concentración en la exportación de materias básicas, en la compra de bienes industriales y poca competitividad.

El arancel promedio en Canadá es de 0,9 % y el 90,6% de sus importaciones entran libres de impuestos o sea que la causa por la cual Colombia no tiene mayor participación en el mercado canadiense es por falta de oferta exportable, de competitividad, por los altos costos de transporte o por las fuertes protecciones sanitarias y fitosanitarias. Ninguno de estos obstáculos fue removido en este TLC.

El objetivo principal entonces es atraer inversiones. Canadá es ampliamente conocida como un exportador de capitales para la inversión en minería y servicios y como un paraíso para ser sede de empresas mineras por su legislación flexible y la práctica imposibilidad de someterlas a una vigilancia, además de que las multinacionales mineras aprovechan los recursos de los fondos de pensiones para fortalecer su capacidad financiera para competir en el mercado mundial. Canadá es líder en Colombia en la inversión en hidrocarburos y telecomunicaciones. Estas suman cerca de 3.500 millones de dólares.

En realidad el TLC con Canadá busca asegurar el saqueo de nuestros recursos naturales, blindar las políticas neoliberales y enrutar en forma permanente a Colombia en una injusta división del trabajo, en la dependencia de la exportación de productos básicos y deteriorar las condiciones laborales, ambientales y sociales del pueblo colombiano.

Es necesario denunciar el propósito gubernamental de garantizar, mediante la suscripción de tratados de libre comercio, la continuidad de las políticas neoliberales que están llevando a Colombia a una de las peores crisis de la historia.

Fuente: RECALCA

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