Colombia y el TLC: promesas vanas

Idioma Español
País Colombia

La promesa de una ley compensatoria del daño que el TLC ocasionará a los productores agropecuarios y a otros sectores no es otra cosa que el anuncio oficial de que en los próximos días se cerrarán las negociaciones del TLC a cualquier costo, tanto en términos de pérdida de producción, empleo y estabilidad en el campo, como de pérdida de bienestar general

Diciembre 5 de 2005 - Anexo carta abierta del director de Misión Salud sobre el TLC

GERMAN HOLGUIN ZAMORANO
DIRECTOR GENERAL DE MISIÓN SALUD

La promesa de una ley compensatoria del daño que el TLC ocasionará a los productores agropecuarios y a otros sectores no es otra cosa que el anuncio oficial de que en los próximos días se cerrarán las negociaciones del TLC a cualquier costo, tanto en términos de pérdida de producción, empleo y estabilidad en el campo, como de pérdida de bienestar general.

Nos asaltan dos preocupaciones. La primera, de dónde van a salir los millonarios recursos para las ayudas a los sectores afectados. El cuento de que saldrán de los impuestos que pagarán las inversiones extranjeras que generará el tratado, no es real. Análisis realizados por el propio Gobierno muestran que el recaudo tributario, lejos de aumentar, disminuirá como consecuencia de la reducción o la desaparición de los aranceles. El efecto tributario neto del TLC será negativo, por lo menos a mediano plazo.

La segunda preocupación es sobre la suerte de la salud pública. El estudio divulgado por la Organización Panamericana de la Salud el mes pasado concluye que si Colombia cede a sólo 5 de las 19 pretensiones de los Estados Unidos en materia de patentes y protección de datos de prueba, se generaría un incremento del gasto en salud muy grande, llegando en pocos años a la escandalosa cifra de 940 millones de dólares anuales, que deberían salir de los presupuestos insuficientes de las instituciones integrantes del Sistema de Salud o del bolsillo de los 14 millones de colombianos pobres que no forman parte del Sistema. Como esto es imposible, el verdadero efecto es que por lo menos 7 millones de afiliados al Sistema perderían el acceso a los medicamentos y los servicios de salud. Y ni hablar de los no afiliados. En SIDA, por ejemplo, según la OPS perderían el acceso a los antirretrovirales 4400 enfermos cada año, los cuales morirían en un lapso promedio de 5 años. En esta perspectiva, el TLC podría convertirse en instrumento de dolor y muerte.

Por lo tanto, la noticia de la presunta ley compensatoria, no cumple la misión de tranquilizar a los sectores amenazados con el TLC y en cambio genera en la opinión pública los sentimientos de rabia y frustración propios de quienes se sienten manipulados y engañados con el único objeto de asegurar la firma de un tratado contrario a los intereses nacionales sin perder caudal electoral.

Es que infortunadamente la prioridad del Gobierno con el TLC no es el bienestar social, como es su deber constitucional y moral, sino satisfacer el espíritu expansionista de los Estados Unidos y el insaciable ánimo de lucro de su industria multinacional. Así esto implique asumir conductas políticas reprochables, como la de hacer promesas vanas.

Fuente: oc.ten.bte@aclacer

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