"Descubren" en Argentina que aún hay indios. Son más de 400 mil, revela un censo

Idioma Español
País Argentina

El diario Clarín de Argentina reportó el pasado septiembre que "por primera vez en su historia, el Estado nacional concluyó una encuesta a los pueblos indígenas del país". Y así los argentinos se enteraron que en su país aún hay indígenas. Y no pocos. Cerca de medio millón. Los invisibles de América, de Canadá y Estados Unidos a Uruguay, Argentina y Chile, siguen aquí

Gabriel Giubellino escribe: "Los censistas, que debían ser indígenas, visitaron entre mayo de 2004 y diciembre de 2005, 57 mil hogares de todo el país. Contaron a 402 mil 921 indígenas de 22 pueblos diferentes. Entre ellos, pueblos que no eran visibles. Este censo informa que hay en la Argentina comechingones, charrúas, huarpes, onas".

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo "revelan una diversidad ignorada, con una presencia notable en la ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Cuatro de esos pueblos --mapuches, kollas,tobas y wichí-- representan el 66 por ciento del total. El pueblo más grande es el mapuche, con un 26 por ciento. Entre las más pequeños: el chulupí 0,1 por ciento con 440 personas; tapiete 484 y ona 505".

En la capital y los 24 partidos del Gran Buenos Aires hay: tobas 14 mil 456; kollas 10 mil 829; guaraníes 9 mil 89; mapuches 8 mil 693; tupí guaraníes 8 mil 478; diaguitas y diaguita calchaquíes 5 mil 738; ava guaraníes 2 mil 868; tehuelches mil 637; rankulches mil 326; huarpes mil 134; y onas 114. Casi 65 mil. "¿Cómo pudieron detectarlos en medio de la gran ciudad?" se pregunta Giubellino.

El primer Censo General en Argentina se hizo en 1869. Los jefes de frontera hacían una estimación de los indígenas con un criterio militar: contando enemigos. En el Segundo Censo, en 1895, cuatro años antes de la llamada "Conquista del desierto", también los contaron. Luego comenzó el período de omisión y ocultamiento. Los siguientes censos nacionales (1914, 1947 y 1960) no los consideraron. "En la jerga, se dice que hubo un etnocidio estadístico", indica el doctor Enrique Amadasi, director nacional de Estadísticas Sociales y de Población. Y aclara que el número de 400 mil indígenas "es de mínima".

En 1966 se proyectó el Primer Censo Indígena Nacional. Quedó trunco con el derrocamiento del presidente Arturo Illia, pero sobrevivieron datos valiosos. Ese estudio parcial contabilizó 165 mil indígenas. Siguieron tres décadas, con sus censos nacionales de 1970, 1980 y 1991, en las que Argentina ignoró a sus pueblos. "Las cosas empezaron a cambiar con la reforma constitucional de 1994, con el reconocimiento de estos pueblos. Tres años después una ley nacional obligó a incluir la temática indígena en el censo nacional siguiente".

Al mismo tiempo, como en toda América, los pueblos indígenas se empezaron a movilizar. Por entonces, el Estado reconocía y conocía 17 pueblos; ahora son 22. A punto de recibirse de socióloga, Rosalía Gutiérrez, kolla de Palpalá, Jujuy, y una de las coordinadoras regionales de la encuesta, valora el trabajo: "Vino a destapar la olla en muchas provincias en las que decían que no había indígenas. Lo histórico fue la participación que nos dieron". Los otros coordinadores regionales fueron dos mapuches, un toba, una rankulche y otro kolla.

El trabajo no fue fácil. "En algunas direcciones de Estadísticas ni siquiera sabían de la existencia de indígenas en su propia provincia, y también están los que sabían, pero costó para que entendieran que aún existimos y que somos capaces de ser encuestadores. Si tuvimos éxito --termina Rosalía Gutiérrez-- es porque la gente indígena participó sensibilizando, visitando hogares. Sin este trabajo no hubieran contestado, ya que existe mucha desconfianza, incorporada durante siglos por tanto engaño que nos dejó la colonización, que aún padecemos". Ahora, la información "debe volver a la comunidad de mano de los mismos indígenas".

También a fines de septiembre, la agencia noticiosa Adital informó, como dato preocupante ("inédito" para un país como Argentina), que diecisiete niños guaraníes murieron en dos meses de neumonía y desnutrición. Según la Red Latina Sin Fronteras, la Dirección de Asuntos Guaraníes atribuye las muertes "a las fallas del Estado". Persiste la polémica entre la Dirección de Asuntos Guaraníes y el Programa de Salud Indígena, dependiente del Ministerio de Salud Pública de Misiones, "por el compromiso de ambos organismos en atender a los pueblos originarios que se hallan en territorio provincial". Las muertes continúan, a pesar que a principios de 2006 el Programa Salud Indígena recibió más fondos para su ejecución.

"Esto es responsabilidad compartida con todas las instituciones. Cada muerte muestra a las claras que hay problemas en la contención y prevención. Cada muerte de un niño mbyá es una situación gravísima para el Estado, porque algo sucedió, algo falló en las políticas de gobierno", reconoció Arnulfo Verón, director de Asuntos Guaraníes. El último fallecimiento fue en la comunidad Leoni Poty, en el municipio de Puerto Leoni, y se trató de un mbyá de siete meses.

Lo que impresiona a los argentinos (mientras en México es "lo común") es que los decesos de menores indígenas fueron por "dolencias que pueden ser tratadas, evitando consecuencias fatales". Se inició "un ciclo inédito de muertes evitables". El año pasado, concluye Adital, "un informe oficial realizado a nivel nacional había advertido que el 57 por ciento de los niños aborígenes de Misiones padecen graves problemas de alimentación". Además, en las 75 comunidades de la región, 40 por ciento de las personas no están documentadas, 60 por ciento son analfabetas y 43 por ciento padecen desnutrición crónica".

Ojarasca

Fuente: La Jornada, Suplemento Ojarasca 114 - octubre 2006

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