Ecuador: Mataje, olvidada de Dios, pero no del Glifosato

Idioma Español
País Ecuador

Los pobladores de Mataje recuerdan perfectamente los días de las fumigaciones, especialmente por todos los impactos que han sufrido a partir de estas. Nos cuenta una señora que ella ese día estaba lavando en el río, que se sumergió toda bajo el agua y aguantó la respiración por miedo que le caiga todo directamente sobre el cuerpo, sin embargo, a los pocos días tenía todo la piel llena de irritaciones

Al norte de la provincia de Esmeraldas se encuentra el poblado de Mataje. Un pueblo pequeño habitado en su mayoría por población negra, Mataje tiene una arquitectura diferente a la que estamos acostumbrados, esto es una plaza principal con la Iglesia, la tenencia ploítica y otros edificios administrativos. En lugar de esto, encontramos pequeñas casitas de madera afiladas a lo largo del río Mataje. No es rara esta infraestrucutra si pensamos que la vida de la localidad gira en torno a este río.

Al otro lado del Mataje se encuentra un poblado colombiano, el comercio, las amistades y el parentesco fluye entre las dos riberas, y de la misma manera el glifosato de las fumigaciones del Plan Colombia se esparce sin encontrar muros ni fronteras.

Los pobladores de Mataje recuerdan perfectamente los días de las fumigaciones[1] , especialmente por todos los impactos que han sufrido a partir de estas. Nos cuenta una señora que ella ese día estaba lavando en el río, que se sumergió toda bajo el agua y aguantó la respiración por miedo que le caiga todo directamente sobre el cuerpo, sin embargo, a los pocos días tenía todo la piel llena de irritaciones.

Las mujeres de Mataje recrean su cotideanidad en el río, ahí lavan la ropa, los platos, cuidan a los niños que juegan en el agua, conversan con sus vecinas y también, tiempo atrás conseguían peces y menchillas para su alimentación; ahora esa misma relación les afecta en su salud. Hace poco tiempo que tienen servicio de agua potable, pero esta, por su precio, solo se usa en condiciones extremas, entonces tienen que seguir usando el agua del río aunque esté contaminada, aunque les cause enfermedades a ellas y a sus niños.

Cuentan los pescadores que en el río Mataje, antes se podía recolectar camarones de río, los mismos que se los vendía a buen precio, que pescando tres días a la semana se obtenía el dinero suficiente para sostener a la familia, pero ahora, los camarones han desaparecido, y para juntar la misma cantidad de dinero deben trabajar al menos 6 días en la palmicultora, con lo que su calidad de vida de ha disminuido considerablemente.

La alimentación también se ha visto afectada por las fumigaciones, los cultivos de verde y yuca se han secado, los mismos agricultores cuentan que han tenido enfermedades en la piel por tener contacto con la tierra que ha sido expuesta a las fumigaciones, que estas enfemedades no mejora, que un tiempo se sana con el uso de cremas tópicas, pero que luego vuelven a aparecer con más fuerza. La enfermera del lugar habla de la misma situación, que después de las fumigaciones aparecen nuevas enfermedades y que en el subcentro no tienen los medicamentos necesarios para enfrentarlas.

¿Por qué tanta crueldad sobre la gente de Mataje? ¿Por qué justo sobre ellos el Glifosato? ¿cual es la justificación para tanto daño sobre una población civil indefensa? ¿Qué gana Uribe al enfermar a poblaciones civiles ecuatorianas? ¿con qué derecho lo hace? ¿Qué hace Ecuador frente a estos hechos?

Son unas pocas preguntas que saltan a la mente cuando se observan estos hechos… cuestionamientos, indignación, impotencia. ¿Cómo se puede permitir que estos hechos sigan adelante? en verdad, hay lugares de este paraíso que parecen olvidadas hasta de Dios, pero bien recordadas por el Glifosato.

[1] Las últimas ocurrieron el 9 de febrero del 2007

Fuente: Acción Ecológica

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