Estados Unidos: Greenpeace denuncia peligrosos "farma-cultivos" transgénic os

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Se descubren dos casos de contaminación con transgénicos no autorizados para consumo humano ni animal. Se hacen evidentes los peligros de convertir a las plantas en mini-fábricas de proteínas farmacéuticas. Organizaciones de consumidores y ambientalistas exigen a Bush que los prohíba.

Mientras la industria de los transgénicos ya está produciendo drogas y proteínas para uso industrial en arroz, trigo, maíz y cebada, pocas son las normativas concretas para proteger y asegurar la salud de la población y el ambiente.

Greenpeace alertó que la contaminación de la cadena alimenticia con transgénicos productores de proteínas farmacéuticas o industriales difícilmente sea un incidente único e irrepetible. En ese sentido, Greenpeace protestó sobre el silo que contiene cerca de 15.000 toneladas de porotos de soja contaminadas con un maíz transgénico productor de una parte de un virus para vacunar cerdos, retiradas por el gobierno.

Greenpeace quiere subrayar este caso porque son cientos los campos de experimentación a cielo abierto con este tipo de cultivos en diferentes localidades de los Estados Unidos, que además se encuentran, justamente, en el corazón de las zonas agrícolas.

"No hay argumento alguno para permitir que estos cultivos transgénicos productores de drogas crezcan en campos en donde pueden contaminar el ambiente y nuestra cadena alimenticia. Todos los “farma-cultivos-transgénicos” que se encuentran a cielo abierto deben ser prohibidos y los campos de experimentación suspendidos de inmediato”, dijo la doctora Doreen Stabinsky, jefa de la Unidad Científica de la campaña de Ingeniería Genética de Greenpeace Internacional.

El “farma-cultivo” transgénico en cuestión proviene de ProdiGene, una compañía biotecnológica con base en Texas. Esta corporación ya cuenta con un historial de manejos inapropiados de sus “farma-cultivos”. En este caso la contaminación genética se dio en los campos y luego en las instalaciones de almacenamiento. En los últimos tres meses, fueron descubiertos dos casos de contaminación de la cadena alimenticia con los cultivos de esta empresa no aptos para consumo humano o animal (2).

Anthony Laos, gerente de Prodigene, admitió que no se habían desarrollado estudios sobre impactos en la salud humana en la droga para cerdos hasta la fecha. Según la Dra. Stabinsky, “todos los alérgenos son proteínas, y cualquier comida contaminada con estas proteínas poseen riesgos para la gente que involuntaria o inconscientemente la coma”.

“La industria de los transgénicos está jugando a la ´ruleta genética´ con nuestra comida. A pesar de que la industria de las semillas transgénicas declarara que esto nunca podría suceder, aquí estuvimos a un paso de que estos compuestos lleguen a las góndolas”, dijo por su parte Charles Margulis, de Greenpeace Estados Unidos. “Esta locura de producir drogas en nuestros alimentos básicos debe cesar inmediatamente. Urgimos al presidente Bush para que rápidamente adopte las medidas necesarias para proteger nuestra comida” , agregó.

En una carta faxeada al presidente George Bush, Greenpeace, el Centro por la Seguridad Alimentaria, la Coalición Nacional de Productores Familiares, y otras organizaciones del país del norte exigieron a su Presidente la prohibición del cultivo a cielo abierto de “farma-cultivos” transgénicos, y de la producción de drogas en cultivos alimenticios porque ponen en riesgo la provisión de alimentos del país.

El costo que implicará el retiro de los porotos de soja contaminados se ha estimado inicialmente en más de dos millones y medio de dólares. El incidente también levantó temores en cuanto al mercado exportador norteamericano. Dos años atrás, una variedad de maíz transgénico llamada StarLink, no apta para consumo humano, tuvo que ser retirada de las góndolas alrededor de todo el mundo, causando pérdidas por mil millones de dólares.

Ambientalistas y científicos, incluyendo la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, han advertido repetidamente que la producción de compuestos, proteínas y drogas en cultivos alimenticios a cielo abierto y no en laboratorios inevitablemente contaminaría la cadena alimentaria. “Ya son varios los casos en el mundo que lo confirman, incluso uno en la Argentina (3), y desde hace varios años las organizaciones no gubernamentales venimos advirtiéndolo” dijo Daniela Montalto, de Greenpeace Argentina. “una vez liberados al ambiente, los cultivos transgénicos son incontrolables”, concluyó.

 

(1) Una comisión experta de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos dijo recientemente que "es posible que los cultivos modificados para producir componentes farmacéuticos u otros industriales se pueden mezclar con plantaciones para consumo humano, con el resultado no esperado de químicos nuevos introducidos en la cadena alimenticia humana" ["Environmental Effects of Transgenic Plants: The Scope and Adequacy of Regulation," Committee on Environmental Impacts Associated with Commercialisation of Transgenic Plants of the National Academy of Sciences, National Academy Press 2002, p. 68.]

 

(2) El USDA (United States Department of Agricuture) confirmó que en septiembre había sido retirada e incinerada la cosecha de unas 700 has. de maíz en Iowa, dado que el polen de este maíz trasngénico estaría contaminando los cultivos vecinos. ProdiGene contrata agricultores en Estados Unidos a través de su compañía de semillas Stauffer Seeds, situada en Nebraska. Cuando un agricultor siembre semillas de ProdiGene, la compañía se encarga de la cosecha y el procesamiento. Vía publicidad gráfica, Stauffer ha estado reclutando agricultores prometiendo un dólar por encima del precio del mercado y proclamando que la modalidad no implica cambios en el manejo del cultivo y las semillas. En los avisos se puede leer "Sin cambios en sus prácticas de manejo agrícola".

 

(3) En Mayo de 2001 Greenpeace había denunciado la contaminación irreversible provocada por el transgénico ilegal GA21 de Monsanto en los campos argentinos. En Abril de 2002, este maíz transgénico fue detectado en Suiza, en donde tampoco es legal. Los análisis fueron realizados por el reconocido laboratorio GeneScan, en Alemania, y confirmaron la presencia de este transgénico no autorizado en harinas y sémolas de maíz producidas con maíz Argentino, confirmando la denuncia hecha por Greenpeace un año atrás.

 

Fuente: Greenpeace

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