Fracaso de la Ronda de Doha de la OMC: bofetada contra las políticas comerciales internacionales

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La Plataforma Rural, el Observatorio de la Deuda en la Globalización y Ecologistas en Acción consideran la “muerte” de la Ronda de Doha una buena noticia para los países empobrecidos, la agricultura y el clima. Además reclaman al Gobierno español y la UE que cambien radicalmente sus políticas comerciales.

Organizaciones y movimientos sociales antiglobalización de todo el mundo están aplaudiendo el colapso de las últimas negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) como un triunfo de los campesinos, trabajadores, y los pueblos empobrecidos, así como una bofetada contra las transnacionales y las políticas comerciales de la UE en general, y del Gobierno español en concreto.

Desde su creación en 1995, la OMC ha sido cuestionada permanentemente por la sociedad civil y criticada por los países empobrecidos a causa de las terribles consecuencias sociales y ambientales de sus políticas, y también por la falta de legitimidad para negociar tratados comerciales internacionales que afectan a miles de millones de personas.

"Las políticas de la OMC priorizan siempre los intereses económicos de las grandes empresas y potencias comerciales, violando así permanentemente el derecho a vivir dignamente de las personas más vulnerables y marginalizadas”, manifiesta Iolanda Fresnillo del Observatorio de la Deuda en la Globalización.

“Negociar un acuerdo entre siete potencias comerciales y excluir el resto de los países de la OMC evidencia la falta de legitimidad de estas reuniones”, comenta Tom Kucharz de Ecologistas en Acción. “la gran mayoria de los 35 ministros de comercio que han sido invitados a Ginebra, preseleccionados de un total de 153 Estados miembros, pasaron la mayor parte del tiempo esperando, frustrados, los resultados del G7 (EEUU, UE, Japón, Australia, China, India, Brasil)”.

“El paquete de apertura de mercados y los recortes arancelarios que se pedían a los países en desarrollo, propuesto por el Director General de la OMC, Pascal Lamy, hubiera causado pérdidas masivas de empleo”, denuncia Iolanda Fresnillo, “y demuestra la intransigencia de las potencias comerciales que no están interesadas en proteger los pequeños agricultores y los puestos de trabajo”.

Lo que llevó a romper la Ronda de Doha no eran “pequeños detalles técnicos” sino una profunda división entre los miembros de la OMC sobre cómo conseguir ‘desarrollo’, advierte Iolanda Fresnillo. “Mientras la UE y los EEUU argumentan que la apertura de mercados es la mejor forma de conseguir la seguridad alimentaria, India y China defienden los mecanismos de protección y no están dispuestos a consagrar otras preocupaciones sólo por el comercio”.

“Se culpa a India y China por el colapso de las negociaciones, pero son más de 100 países que no quieren sacrificar medidas de seguridad alimentaria ante la reciente escalada en los precios de los alimentos a nivel mundial”, explica Jerónimo Aguado, presidente de la Plataforma Rural. “La negociación fracasó porque la UE y EEUU sólo querían consolidar su dominio y control en los mercados internacionales de comercio e inversión”, subraya, “están pujando de forma agresiva por una mayor liberalización comercial cuando es el modelo de libre comercio que ha provocado la crisis alimentaria, destruyendo los mercados alimentarios y agrícolas”.

“La gente está protestando en la calle por los altos precios de su comida, mientras hay una crisis energética por la falta de voluntad política de cambiar el modelo económico, hay despidos masivos por la crisis financiera y hay millones de refugiados por el Cambio Climático”, anota Tom Kucharz. “Estos son los problemas que los Gobiernos deberían afrontar, pero la Ronda de Doha no les ayuda sino que el modelo de comercio que promueve la OMC agrava estas crisis porque es una de las mayores causas del calentamiento global. Si el Gobierno español quiere de verdad reducir los devastadores impactos del Cambio Climático, eliminar las causas de la pobreza y afrontar la crisis financiera, debe cambiar urgentemente su política comercial.”

“El desacuerdo en la OMC sirve también a los campesinos europeos, para evidenciar la desaparición de explotaciones agrarias, así como para denunciar la responsabilidad de la UE y su Política Agraria Común (PAC) por la crisis de la agricultura y la alimentación que se vive en Europa”, añade Jerónimo Aguado.

Es el momento de construir las alternativas propuestas, desde hace años, por los movimientos sociales, tales como la agricultura ecológica, el comercio de circuitos cortos, una apuesta real por las energías renovables, la gestión pública de los servicios básicos, el cierre de ciclos en la producción industrial y el uso de Tecnologías blandas así como la inversión en la eficiencia (eco-efectividad), la construcción bioclimática, el comercio justo y la democracia participativa.

Fuente: Rebelión

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