La Eurocámara vuelve a cuestionar el uso del glifosato en la UE

Idioma Español
País Europa

"Ante este panorama de incertidumbre, el Parlamento Europeo ha vuelto a poner el asunto sobre la mesa de debate. En abril de 2016, la Eurocámara había aprobado la renovación del glifosato para siete años, en vez de quince como pedía la Comisión. Sin embargo, después de las revelaciones de la justicia americana, el Grupo de los Verdes envió una carta al presidente Juncker en la que trasladaba su preocupación ante los recientes hechos".

El glifosato continúa siendo objeto de polémica. Como sustancia principal del herbicida más utilizado del mundo, el producto Roundup de la empresa Monsanto, las dudas que hay sobre su seguridad preocupan a la Eurocámara.

La eurodiputada socialista Miriam Dalli fue la encargada de llevar estas preocupaciones ante el Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis. “Hay falta de transparencia, fiabilidad científica e independencia de las agencias reguladoras, lo que ha erosionado la confianza pública”, le espetó la eurodiputada.

¿Cancerígeno sí o no?

El principal problema es que la comunidad científica no se ha puesto de acuerdo en la potencialidad cancerígena del producto. Además, el proceso de calificación por parte de las agencias europeas ha sido algo controvertido y poco transparente, según algunos eurodiputados.

El primero en realizar un informe de evaluación fue el Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgo (BfR) en 2012 a petición de la Comisión Europea, que se planteaba renovar la autorización de su uso para ese año. En 2002, el glifosato había sido aprobado por la UE para un periodo de 10 años. Ante la falta de información sobre toxicidad, el Instituto Alemán pidió a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA en sus siglas en inglés) que revisara el informe. La EFSA apuntó en abril de 2015 que había sustancias coformulantes potencialmente cancerígenas en los productos comerciales a base de glifosato.

Por su parte, en marzo de 2015 la Agencia Internacional de Investigación para el Cáncer (IARC) asociada la Organización Mundial de la Salud (OMS) incorporó el glifosato en el grupo de sustancias 2A y lo calificó como “probablemente cancerígeno para humanos”. Seguidamente, la EFSA revisó su conclusión y afirmó que el glifosato no era potencialmente cancerígeno.

A petición de Suecia, que no estuvo de acuerdo con la conclusión de la EFSA, la Comisión pidió otro estudio a la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (EHSA). Mientras se preparaba el informe, el Comité Conjunto de la FAO y la OMS publicó en mayo de 2016 un informe alegando que es improbable que el glifosato pueda causar cáncer en los humanos mediante la exposición a la dieta alimentaria. Tampoco lo es en ratas pero sí lo podría ser para ratones a altos niveles de insumo.

Finalmente, el 15 de marzo de 2017 la EHSA finalizó su estudio y anunció que no consideraba al glifosato ni cancerígeno ni mutante genético. Un día después, sin embargo, la Justicia Federal de Estados Unidos desclasificó “los papeles de Monsanto” publicados en el periódico Le Monde . Las 250 páginas de correspondencia interna de la multinacional revelaban que Monsanto tenía conocimiento desde 1999 del potencial mutante de su producto. Los documentos están a disposición judicial de la Corte Federal de California por un caso en el que un centenar de trabajadores agrícolas han desarrollado cáncer de sangre, según ellos, por exposición al glifosato.

Más allá de su potencial cancerígeno, el glifosato es un producto polémico ya que se utiliza en la industria agroalimentaria extensiva, especialmente para el uso de transgénicos inmunes a los herbicidas, controlados por Monsanto. En Argentina y Brasil, por ejemplo, se emplea en el cultivo a gran escala de la soja y se han documentado comunidades con graves problemas de salud por exposición a agro-tóxicos como el glifosato. Por su parte, en Colombia, se empleó indistintamente para acabar con los cultivos de hoja de coca. Campesinos colombianos reportaron para La Vanguardia las consecuencias que tuvieron las fumigaciones constantes en otros cultivos.

El Parlamento Europeo pasa a la acción:

Ante este panorama de incertidumbre, el Parlamento Europeo ha vuelto a poner el asunto sobre la mesa de debate. En abril de 2016, la Eurocámara había aprobado la renovación del glifosato para siete años, en vez de quince como pedía la Comisión. Sin embargo, después de las revelaciones de la justicia americana, el Grupo de los Verdes envió una carta al presidente Juncker en la que trasladaba su preocupación ante los recientes hechos.

Precisamente, los autores de uno de los estudios usados para dictaminar la toxicidad del glifosato en el informe de la EFSA -clave en la renovación- aparecía citado en los “papeles de Monsanto”. Esto ha hecho saltar las alarmas sobre una posible interferencia de la multinacional en los informes científicos realizados por las agencias europeas.

Por ello, varios eurodiputados han pedido una comisión de investigación, ya que la renovación de su uso está prevista para finales de 2017. El eurodiputado socialista Eric Andrieu ha pedido aplicar el principio de precaución ante la falta de verificación científica, lo que significa prohibirlo hasta que se dictamine su inocuidad para la salud humana.

La ciudadanía europea, por su parte, también ha expresado su preocupación a través de una Iniciativa Ciudadana Europea , que está abierta para la recogida de firmas hasta mañana. Si llega al millón de firmantes, la Comisión se vería obligada a analizar la propuesta.

Fuente: La Vanguardia

Temas: Agrotóxicos, Salud

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