La FDA encontró un peligroso pesticida en galletas, granola y otros alimentos comunes

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Se trata del glifosato, el más popular desde 2007 entre los agricultores de los Estados Unidos y uno de los más criticados por las agencias de consumidores, que insisten en que la OMS lo incluyó en su lista de carcinógenos de 2015.

Científicos de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) han hallado glifosato, un herbicida asociado a cáncer y pérdidas de embarazos, en una variedad de alimentos comunes. "Traje galletas, granola y polenta de casa, y hay una buena cantidad en todos", escribió el químico Richard Thomson en un e-mail, que la FDA reveló por pedido de The Guardian en uso de la Ley de Libertad Informativa.

Thompson trabaja en un laboratorio regional de la FDA, en Arkansas, y envió el correo electrónico a sus colegas. Especificó que el único alimento sin glifosato que había encontrado "a mano" era una corona de brócoli. La agencia federal ha estado analizando muestras de estos y otros alimentos de consumo habitual durante los últimos dos años, y presentará un informe oficial en 2019.

Por otro lado, otro químico de la FDA, Narong Chamkasem, encontró cantidades "superiores al nivel de tolerancia" de glifosato en el maíz: 6,5 partes por millón, cuando el límite es de 5. Como el maíz no era una "muestra oficial", no se informó a la Oficina de Protección Ambiental (EPA). Chamkasem también encontró glifosato en muchas muestras de miel.

Un vocero de la FDA dijo al periódico británico que no se habían encontrado niveles ilegales en maíz, soja, leche o huevos, los cuatro alimentos que se incluyen en la investigación especial sobre el compuesto.

"Los documentos internos que obtuvo The Guardian muestran que la FDA ha tenido dificultades para encontrar algún alimento que no contenga rastros del pesticida", sintetizó el artículo. Sin embargo, debido a que la detección de glifosato que hizo Thompson sucedió mientras verificaba sus métodos, no mientras buscaba el tóxico, la aparición de los residuos se podría omitir en el informe oficial.

El e-mail con el detalle de los productos que Thompson llevó de su casa tiene fecha de enero de 2017 y es parte de una cadena de comunicaciones entre científicos de la FDA que analizan cuánto del popular pesticida, que Monsanto comercializa con la marca Roundup, se encuentra en la comida de los estadounidenses.

Cuando Roundup se introdujo en el mercado, en 1974, la EPA señaló que podía causar cáncer, pero en 1991 retiró la advertencia. Desde 2007 es el herbicida más popular y Monsanto, que enfrenta cientos de demandas en los tribunales, insiste en que es seguro y que "ningún otro pesticida ha sido analizado tanto".

Sin embargo, en 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) agregó el glifosato a una lista de "probables carcinógenos para los humanos", sobre la base de varios estudios que observaron un riesgo aumentado de linfoma no-Hodgkin entre los trabajadores agrícolas expuestos al compuesto. Tanto la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria como la FDA permitieron que Roundup se siguiera usando, pero en 2016 la agencia estadounidense comenzó el estudio oficial.

"A la gente le importa saber qué contaminantes hay en sus alimentos. Si hay información científica sobre estos residuos en la comida, la FDA debería exponerla", dijo al periódico británico Tracey Woodruff, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco, sobre los hallazgos que revelaron los correos electrónicos.

El uso de glifosato durante más de 40 años ha causado muchas críticas de grupos de consumidores, ya que más de 100 millones de kilos se esparcen anualmente en los campos de los Estados Unidos sin que la autoridad en alimentos haya realizado un estudio anterior al que está en curso.

"El herbicida se rocía directamente sobre algunos cultivos, como el maíz, los frijoles de soja, el trigo y la avena", explicó The Guardian. "Muchos agricultores lo usan también antes de la temporada de cultivo, incluidos los productores de espinaca y almendras".

Además del glifosato, la FDA intenta medir los residuos de ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) y dicamba, otros dos herbicidas que se estima se utilizarán más en los cultivos genéticamente modificados.

Fuente: Infobae

Temas: Agrotóxicos, Salud

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