La justicia federal detiene la invasión de maíz transgénico en México

Idioma Español
País México

El 10 de octubre el Juzgado Federal XII con asiento en la capital de la república ordenó al gobierno mexicano “suspender el otorgamiento de permisos de liberación experimental, piloto y comercial de maíz genéticamente modificado”, al dar arranque a un juicio de acción colectiva contra la invasión del maíz de Monsanto en México.

Escrito por Alfredo Acedo

 

Se trata de una herramienta jurídica de reciente introducción en el Artículo 17 constitucional y en el Código Federal de Procedimientos Civiles que permite que grupos organizados accedan a tribunales para defender sus derechos comunes. Un conjunto de 20 organizaciones y 53 personas emprendieron la acción colectiva contra las secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente (Semarnat) del gobierno federal y contra las empresas solicitantes de permisos de siembra de maíz transgénico, las trasnacionales Monsanto, Pioneer, Bayer, Dow AgroSciences y Syngenta.

 

 

Los demandantes —productores, ambientalistas, abogados, científicos y artistas— argumentaron el principio de precaución, el derecho a la alimentación y medio ambiente sanos, así como la defensa de la biodiversidad del maíz, y nombraron representante común a la activista Adelita San Vicente, de Semillas por la Vida.

 

 

El puñado de trasnacionales encabezadas por Monsanto, entre el año pasado y lo que va de éste, solicitaron permisos para la siembra comercial de maíz transgénico en superficies equivalentes a todo el terreno cultivable de los estados norteños de Sinaloa y Tamaulipas (poco más de un millón de hectáreas), y otras grandes extensiones de Chihuahua, Durango y Coahuila que sumarían unos 10 millones de hectáreas, pero el gobierno federal no se ha atrevido a autorizarlos, debido al rechazo manifiesto de organizaciones de la sociedad civil.

 

 

Rompiendo una moratoria de más de una década, la administración federal anterior permitió desde 2009 el cultivo de maíz transgénico a cielo abierto en varios estados del norte del país —donde se considera tramposa y falsamente que no existen razas de maíz nativo—, al autorizar permisos para las fases experimental y piloto, previas a la comercial, según establece la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, también llamada Ley Monsanto.

 

 

La Sagarpa informó que hasta el 2012 fueron otorgados 193 permisos de siembra de maíz transgénico (168 en liberación experimental y 25 en fase piloto) en una superficie de 3 mil 452 hectáreas.

 

 

En enero de este año, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) realizó una huelga de hambre demandando la cancelación de permisos para toda clase de cultivos de maíz transgénico en territorio nacional, en un momento en que estaban por vencer las primeras solicitudes para siembra comercial. Centenares de integrantes de la organización se plantaron frente al Ángel de la Independencia, en una céntrica avenida de la Ciudad de México, y se levantaron varios días después para participar en una manifestación que culminó en el Zócalo con la concurrencia de decenas de miles de personas que exigieron, entre otras demandas, ‘no al maíz transgénico, fuera Monsanto’.

 

 

En el transcurso del año, la organización ambientalista Greenpeace realizó acciones espectaculares para enfocar la atención de la opinión pública sobre el rechazo al maíz transgénico, promovió mensajes en radio y junto con otras organizaciones encabezó la campaña aún en curso de 120 mil mexicanos contra el maíz transgénico, para respaldar una iniciativa ciudadana de reforma a la Ley de Bioseguridad con el fin de prohibir el cultivo de maíz transgénico en México, centro de origen mundial del grano.

 

 

Para Olegario Carrillo, dirigente nacional de la UNORCA, el inicio del juicio de acción colectiva en mención es una victoria histórica de la sociedad civil mexicana porque dará la oportunidad de abrir ampliamente el debate y la información sobre este tema que ha sido vedado por los grandes medios. Por lo pronto, dentendrá una de las principales fuentes de contaminación transgénica del maíz mexicano.

 

 

“Y si la justicia no se dobla, ganaremos este juicio para sacar del país a los engendros de Monsanto. El debate ya lo tenemos ganado y es por ello que esa trasnacional se ha negado a confrontar directamente nuestros argumentos a pesar de que le hemos lanzado el reto públicamente”, sostuvo el líder campesino.

 

 

“Por superficie sembrada, y por muchas razones más, el maíz es el cultivo más importante en México —añadió Carrillo— y es ya el principal grano cultivado en el mundo. En nuestro país, centro de origen, existen más de 60 razas nativas y miles de variedades, un enorme legado agro genético, cultural e histórico de los pueblos originarios que nos permitirá adaptar nuestra agricultura a la crisis climática. Si nos invadiera el maíz transgénico, toda esta riqueza se perdería por contaminación, y como productores y consumidores quedaríamos en manos de esas trasnacionales encabezadas por Monsanto que a través de las patentes nos harían pagar regalías por producir y comer maíz y sus derivados. El maíz está hasta donde menos te imaginas y es la base de la que se obtienen más de 300 productos, incluso plásticos y etanol.”

 

 

“Esas empresas que monopolizan el mercado de semillas y otros factores de la producción a escala mundial, tienen el poder suficiente para influir a los gobiernos, ya se vio con (el presidente estadunidense Barack) Obama y su acta de protección a Monsanto, y a la propia Organización Mundial de la Salud, que ha declarado a favor de la supuesta inocuidad de los transgénicos. Pero existen estudios serios realizados por científicos que no trabajan para las trasnacionales que demuestran la relación causal entre el maíz transgénico y enfermedades como el cáncer y trastornos en hígado, riñones y otros órganos vitales.”

 

 

“Y para acabarla de amolar, los transgénicos ni siquiera incrementan los rendimientos y es mentira que cuesten menos y que necesiten menores aplicaciones de agrotóxicos. De hecho, el maíz de Monsanto viene asociado con un herbicida muy peligroso llamado glifosato o Faena del cual hay también estudios que demuestran que causa graves daños a la salud de la gente y al ambiente.”

 

 

Carrillo dijo que con la suspensión de los permisos de siembra de maíz transgénico y el juicio de acción colectiva contra Monsanto y el gobierno federal, los campesinos y en general la sociedad mexicana han ganado una batalla. Pero la lucha continúa.

 

 

Alfredo Acedo es periodista y director de comunicaciones de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) y colaborador con el Programa de las Américas ( www.cipamericas.org/es).

 

Para más información:

 

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Fuente: CIP

Temas: Transgénicos

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