"La propiedad intelectual perjudica a los pueblos", Salvador Darío Bergel

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La extensión abusiva de los derechos de propiedad intelectual y patentes como estrategia de comercio, perjudica sobre todo a los pueblos subdesarrollados al privatizar áreas del conocimiento público

JAVIER CÓRDOBA MORALES

Así se resume la posición del profesor Salvador Darío Bergel, especialista en propiedad intelectual de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; y experto de amplia trayectoria en el campo de la bioética, quien fue invitado por el Consejo Universitario de la UCR para participar en un foro sobre "Universidad y propiedad intelectual".

UNIVERSIDAD conversó con Bergel, quien explicó las implicaciones de la agresiva estrategia de los Estados Unidos en propiedad intelectual, su ampliación por medio de los Tratados de Libre Comercio (TLC), y sus consecuencias en sociedades como la costarricense.

UN SISTEMA PERVERSO

Según Bergel, desde la década pasada, los países ricos buscan la ampliación de los beneficios que en materia de propiedad intelectual trajo la fundación de la Organización Mundial del Comercio, pero que perdió importancia para Estados Unidos como impulsor inicial, ante el empuje mostrado por China, India y Brasil en este foro multilateral.

"Es un sistema perverso que se ha conformado en perjuicio de los países subdesarrollados, que ahora trata de complementar sus ventajas a través de tratados de libre comercio con diversos países. Con los TLC se van adaptando los escenarios y conforme a la posibilidad de presionar, obtienen ventajas indudables", explicó Bergel.

El especialista considera que se llegó a un extremo abusivo en la aplicación de patentes, ya que el conocimiento se ha convertido en mercancía, la cual al ser protegida, ya no se puede difundir libremente.

"Un ejemplo claro que la Oficina de Patentes de los Estados Unidos ha señalado en algunas patentes, es que las leyes de la naturaleza pueden ser patentadas bajo determinadas condiciones, entonces ¿qué queda por perderse? Realmente todo lo que pueda tener una utilidad actual o potencial en el mercado es susceptible de apropiación, se apropia el conocimiento, se apropian los seres vivos, desde el microorganismo más insignificante, hasta la información genética del ser humano", detalló.

Para Bergel, hace mucho se perdió el equilibrio en los sistemas de propiedad intelectual, que fueron concebidos como sistemas de protección a las invenciones industriales, pero se extendieron las limitaciones a áreas del conocimiento público.

"El sistema de propiedad intelectual fue concebido en un inicio para el desarrollo de la ciencias y de las artes, lo dice la propia constitución de los Estados Unidos, pero esta idea está absolutamente distorsionada. La propiedad intelectual es un mecanismo de acceso a los mercados, contralor de los mercados y contralor de la competencia, por excluir definitivamente a terceros, es un derecho en esencia de exclusión", añadió Bergel.

En esta distorsión los pueblos se ven perjudicados, en la medida en que se afecta la libre circulación del conocimiento: "Se afecta el punto inicial para la investigación científica, y esto amenaza a cada ciudadano; si me extienden artificialmente la protección a un medicamento, me afectan como consumidor de éste. La atención de los derechos de propiedad intelectual amenaza la política económica de los Estados, privilegiando a los poseedores de tecnología y penalizando a los países usuarios de esa tecnología".

SALUD, ALIMENTOS Y TLC

Aunque aseguró no conocer a fondo el TLC de Centroamérica, República Dominicana con Estados Unidos, Bergel no tuvo problema en identificar los puntos centrales de este tipo de acuerdos en materia de propiedad intelectual, pues "todos tienen el mismo modelo".

Señaló la extensión de beneficios para la industria farmacéutica y la patentización de seres vivos, como los ejes centrales de todo TLC promovido por los Estados Unidos.

En cuanto a la extensión en la duración de las patentes de medicamentos, que en el TLC pasan de 20 a 25 años, Bergel consideró que se afecta el derecho humano a la salud de manera concreta, al limitar el acceso a los medicamentos.

"Desde el punto de vista bioético y jurídico existe un derecho humano de acceso a estos productos, y en la medida en que existan trabas por las patentes o por extensión de los derechos de patente sobre los medicamentos, se pone en juego este derecho humano fundamental", explicó el experto.

Bergel apuntó que los excesivos privilegios en patentes de medicinas son una traba para las políticas públicas que pretendan garantizar la salud de las poblaciones, como lo ha reconocido la OMC.

"La Declaración de Doha, donde la misma OMC estableció que los deberes del Estado de proteger a la salud de sus habitantes, están por encima de los derechos de propiedad industrial, puede tener consecuencias muy importantes en defensa de la ciudadanía si esto se aplica adecuadamente", aseguró Bergel.

En cuanto a la aplicación de un convenio como UPOV 91, que en Costa Rica se conoce como Ley de Protección de Obtenciones Vegetales, Bergel comentó que en su versión de 1978 era minimamente aceptable, pero UPOV 91 acerca la protección de especies vegetales al sistema de patentes. "UPOV 91 está marcando una tendencia que desemboca en el pedido directo de patentes para plantas y procesos vegetales; lo cual es altamente negativo porque va a establecer una diferencia económica y social entre el gran productor agrario, probablemente multinacional, y el agricultor, quien dedicó la vida al mejoramiento de la biodiversidad sin otro interés más que dar a sus descendientes algo mejor que lo que han visto", agregó.

Bergel indicó que es peligroso exponer a la población a un sistema que patenta semillas, base de la alimentación, como ha sido el caso del maíz, por lo que los países deben considerar estos aspectos al firmar un TLC.

"Se trata de llevar el sistema de protección vegetal al de patentes, que es el extremo de protección, y esto deben entenderlo los Estados: no son gratuitas las concesiones que se hacen en un TLC, hay que hacer un balance entre las ventajas reales de un tratado y la desprotección a sectores importantes de la comunidad nacional", añadió.

En cuanto a las políticas universitarias de patentamiento, tema de su conferencia, Bergel recomendó a las universidades tener cuidado y buscar formas de proteger el conocimiento que producen, pero sin limitar su acceso a la investigación y el bien público, pues no son los mismos fines que persigue la industria con las patentes.

"En la medida en que la Universidad se contamina con estos problemas de tipo económico, se pierden los fines que justifican su creación y su funcionamiento", señaló

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