La vuelta de "Nature"... o como evitar el debate sobre biotecnología y biodiversidad

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La nota que la revista Nature escribe hoy retractándose de anteriores publicaciones sobre las metodologías usadas para determinar la contaminación del maíz transgénico en México —centro de diversidad genética de este vital cultivo— es el último eslabón de una cadena de absurdos, en la que mientras la comunidad científica está enfrascada en luchas internas, el germoplasma genéticamente modificado invade los centros de origen de los cultivos alimentarios del mundo.

Comunicado de prensa
Jueves 4 de abril, 2002

Aún más sobre el escándalo del maíz en México:

LA VUELTA DE NATURE

…o como evitar el debate sobre biotecnología y biodiversidad

La nota que la revista Nature escribe hoy retractándose de anteriores publicaciones sobre las metodologías usadas para determinar la contaminación del maíz transgénico en México —centro de diversidad genética de este vital cultivo— es el último eslabón de una cadena de absurdos, en la que mientras la comunidad científica está enfrascada en luchas internas, el germoplasma genéticamente modificado invade los centros de origen de los cultivos alimentarios del mundo.

Desnaturalizando a Nature: La revista Nature — una de las publicaciones científicas más influyentes del mundo— escribe en una nota editorial de hoy, que al contrario de lo que reportó el 29 de noviembre del 2001, “…las evidencias disponibles no son suficientes para justificar la publicación del artículo original.” En otras palabras, no se habría probado que las parcelas campesinas en Oaxaca y Puebla estén contaminadas con maíz transgénico. El último número de Nature contiene dos artículos de científicos que refutan los reclamos originales de contaminación y contestan a los científicos que fueron autores del artículo original revisado por pares. David Quist e Ignacio Chapela de la Univesidad de California en Berkeley respaldan su estudio y agregan que otros estudios realizados por el gobierno mexicanos confirman sus hallazgos.

El punto ciego de la biodiversidad: La doble actitud de Nature no podría haber llegado en un mejor momento para la industria de la biotecnología. El próximo lunes, más de 150 gobiernos y un número igual de organizaciones de la sociedad civil se encontrarán en La Haya, Holanda, en la reunión del décimo aniversario del Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (CDB, 8 al 26 de abril). Entre los temas previstos en la agenda están la moratoria a la tecnología suicida Terminator, la protección de bosques y selvas y la discusión del recién finalizado Tratado de Recursos Fitogenéticos. El caso de la contaminación con maíz transgénico en México es tema obligado para muchas de las delegaciones. La última semana de reuniones está previsto revisar el progreso del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad adoptado hace dos años. Los elementos de ese protocolo y su crucial Principio de Precaución traerán también a la palestra el escándalo de conbtaminación en México. “Si el CDB no puede actuar sobre situaciones como la de México, si los gobiernos no pueden ponerse de acuerdo en que el Principio de Precaución aplica en este caso, —afirma Silvia Ribeiro del Grupo ETC— entonces hay muy poca esperanza de que este Convenio, con ya 10 años de edad, sirva para algún propósito útil.” El editorial de Nature podría tener el efecto de desdibujar y confundir las preocupaciones gubernamentales.

¿Reteniendo las evidencias? La batalla científica que tiene lugar desde septiembre pasado, discute la eficacia de los procesos de análisis. Prácticamente no se ha discutido de manera sustantiva si los transgénicos son convenientes o cuáles son las implicaciones de la contaminación transgénica. De hecho, la mayoría de los científicos que investigan el maíz están de acuerdo en que la probabilidad de la contaminación es sumamente alta y que ésta es inevitable dados los hábitos de manejo del cultivo.

Mientras tanto, los campesinos mexicanos y otras organizaciones de la sociedad civil esperan ansiosamente dos nuevos informes sobre la situación de la contaminación que encargó el gobierno mexicano. Sin embargo, ahora parecería que dentro del gobierno hay presiones políticas para retrasar la publicación de estos informes hasta después de la conferencia internacional de La Haya. Aunque la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (SEMARNAT), a través de su Instituto Nacional de Ecología (INE) contrató a dos instituciones académicas para llevar a cabo nuevas pruebas, los resultados se han retrasado exageradamente, más allá de todos los tiempos anunciados por los investigadores. Según organizaciones de la sociedad civil de México, todas las pruebas realizadas hasta la fecha confirman el estudio original de Berkeley.

Prácticas precautorias: Las organizaciones de la sociedad civil reunidas en el Foro Social Mundial en Brasil escribieron el 6 de febrero del 2002 tanto al Grupo Consultivo de Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) como a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) demandándoles actuar con respecto a la contaminación del maíz mexicano. El instituto con más perfil del CGIAR, el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) se encuentra a las afueras de la Ciudad de México y está fuertemente involucrado en el debate de la contaminación transgénica. En una respuesta con fecha del 13 de febrero, el CGIAR expresó su preocupación, pero se negó a tomar ninguna medida específica. Esta red global de institutos de investigación pública es parcialmente financiada por el gobierno de los Estados Unidos y está negociando con la industria biotecnológica una serie de acuerdos de uso de tecnología. “Un funcionario nos dijo que el tema estaba demasiado caliente políticamente como para que el CGIAR se involucrara”, afirma Pat Mooney del Grupo ETC.

La FAO ha tenido una actitud más positiva. En una carta fechada el 22 de marzo, la FAO reconoció que la situación era muy grave y reportó que la agencia de la ONU —en contraste con el CGIAR— ha solicitado al CIMMYT que investigue las implicaciones que tendría para la diversidad genética de México y cualquier consecuencia posible para el banco genético de maíz del CIMMYT. La colección de maíz más importante del mundo se encuentra en el CIMMYT, bajo un fideicomiso auspiciado por la FAO. La FAO espera que el CIMMYT haga una informe sobre la situación cuando su comisión intergubernamental se reúna en Roma el mes de octubre. Además, la FAO está desarrollando un Código de Conducta sobre Biotecnología y los temas de la contaminación transgénica en centros de diversidad genética de los cultivos serán ahora parte de la agenda.

La cuestión de fondo: “El debate en Nature oculta lo que realmente está pasando,” —advierte Hope Sand del Grupo ETC— “todos los mejoradores del maíz y los genetistas saben que la introgresión transgénica en variedades nativas de maíz en México es inevitable y la mayoría están convencidos de que eso ya ha ocurrido. Cualquiera sea el estado de los diversos estudios, la realidad es que un centro de diversidad genética de un cultivo ha sido contaminado y que no se está haciendo nada concreto al respecto. Sabemos que algunos científicos no consideran que la contaminación sea un problema. No estamos de acuerdo. Sin embargo, algo en lo que todos concordamos, incluso el CIMMYT es en que se requiere un estudio riguroso de las implicaciones. Mientras tanto, debe haber una moratoria completa. El CGIAR debe dejar de perder el tiempo ¡y cumplir con el programa!”

Por mayor información contactar a:

Pat Roy Mooney: gro.puorgcte@cte (204) 453 5259 CST –Winnipeg

Hope Shand: gro.puorgcte@epoh (919) 960 5223 EST –Carolina del Norte

Silvia Ribeiro: gro.puorgtce@aivlis (52) 555 63 26 64 CST –Ciudad de México

Temas: Transgénicos

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