Los cochinos capitalistas

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Durante el primer semestre de 2009, el gigante farmacéutico Roche aumentó las ventas del Tamiflu en un 203%. Algunos investigadores ya han comenzado a mencionar al virus de la gripe A como “la epidemia del lucro”.

“En principio, yo no creo en las teorías conspirativas: está todo tan a la vista, los mecanismos por los cuales se manipula a la sociedad son tan abiertos y tan públicos que realmente no necesitan de conspiraciones”. La voz de Carlos Vicente suena metálica en la Redacción. A la distancia, mientras viaja hacia otro país, el representante para América Latina de la ONG GRAIN (Acción Internacional por los Recursos Genéticos), investigador, periodista y militante ecologista de larga trayectoria en el país, explica primero a diario UNO lo que viene repitiendo en cada entrevista: “Para cualquier observador con sentido común es muy claro que el origen de este virus de gripe A, que es un virus de gripe porcina, se ha producido en un criadero industrial de las granjas Carroll de México, propiedad de Smithfield, la mayor multinacional de cría de cerdos del mundo, una empresa de los Estados Unidos que se trasladó a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con México”.

Desde el surgimiento de la epidemia de gripe aviar, hace más de tres años, y aún desde antes, las denuncias de ecologistas, científicos y organizaciones sanitarias de todo el mundo contra los sistemas de alimentación artificial y el hacinamiento de animales para la producción industrial se han reproducido hasta el hartazgo, casi tanto como se multiplicaron en los últimos tres años las ganancias de los laboratorios que comparten los derechos de fabricación y comercialización del Tamiflu. Las teorías del complot más extremas, incluso, han pretendido asociar en forma directa el surgimiento de la peste al afán de ganancia del sector farmacéutico, partiendo del ejemplo descarado que protagoniza Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa de George W. Bush, accionista y ex presidente de la empresa biofarmacéutica Gilead Sciencies, poseedora original de los derechos de fabricación del Tamiflu.

“Una de las primeras medidas de Rumsfeld cuando asumió su cargo en el gobierno fue declarar el Tamiflu de uso obligado en el seno de las fuerzas armadas. Las ganancias de Roche y de Gilead -y por consiguiente el enriquecimiento personal de Donald Rumsfeld- se dispararon. Las acciones de la empresa se vieron también altamente beneficiadas en la Bolsa a partir de 2003, cuando surgieron en Asia las amenazas de epidemias del Síntoma Respiratorio Agudo Severo (SRAS) y del virus H5N1 de la gripe aviar”, señaló Ignacio Ramonet en una de las últimas ediciones de Le Monde Diplomatique.

De cualquier manera, el vínculo entre las transnacionales de la producción de alimentos y las transnacionales de medicamentos, posiblemente, no esté dado más que por lo que señala Carlos Vicente: los mecanismos que las corporaciones utilizan para imponer abiertamente sus reglas y saciar su voracidad económica.

“La actual pandemia de gripe porcina es grave en sí misma y sin embargo es apenas un indicador del acelerado proceso de recombinación y creación de nuevos agentes patógenos de los últimos años. No es un hecho aislado ni fortuito, es un componente lógico y coherente de la grave crisis generalizada de salud a nivel global, contraparte de las múltiples crisis económicas, ambientales, climáticas, en que estamos inmersos gracias a décadas de lucro desenfrenado de las transnacionales, devastadoras de la gente y el planeta”, escribió hace dos días la investigadora Silvia Ribeiro para el diario La Jornada, de México.

“Aunque los casos comprobados de gripe porcina humana llegan a más de 100.000 en el mundo y se teme que las próximas mutaciones del virus lo harán más letal, los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se esfuerzan en ignorar las causas reales de la pandemia”, señala Ribeiro: “En lugar de ello, predominan los enfoques fragmentarios y sobre los síntomas, como el desarrollo de una vacuna contra el nuevo virus, que aunque tenga corta vida efectiva y hasta podría empeorar la situación, es un gran negocio para las transnacionales que dominan ese mercado”.

En Argentina, explica Carlos Vicente, “tenemos una larga historia de sometimiento a los designios de las multinacionales farmacéuticas, que tuvo en la década de los 90 su cumbre, y aquí es importante tener memoria. Cuando Estados Unidos. mandó un embajador que declaró muy claramente que él venía para modificar la ley de patentes de la República Argentina, y por supuesto lo logró a partir del 95 y con aplicación a partir del año 2000, con lo cual quedamos en manos de las grandes corporaciones.

Argentina tenía una ley de patentes que eximía a los medicamentos del patentamiento, por considerar que eran un bien social, y esto en la década del 90 se modificó y obviamente se crearon las condiciones para que las grandes corporaciones manejen todo a su antojo. Falta una política pública y un laboratorio nacional que produzca medicamentos que respondan a las necesidades de los argentinos. Esto lo digo con mucho conocimiento porque soy farmacéutico y trabajé en la industria. La salud, el negocio de la salud, en realidad el negocio de la enfermedad, es un canal para obtener brutales ganancias que poco y nada tienen que ver con la salud pública”.

Anís estrellado, la planta que se convirtió en oro

El anís estrellado, una planta medicinal que hasta hace algunos años las madres todavía utilizaban para calmar los cólicos de sus hijos, se convirtió en una mina de oro hace algunos años, cuando se comenzó a utilizar para la fabricación del principal componente del Tamiflu.

“Desde que en 1997 se detectaron los primeros casos de gripe aviar en el sudeste asiático, esta hierba comenzó a ser mirada de otra manera. De hecho, Roche consume el 90% del anís estrellado que se produce en el planeta, aunque la planta se cosecha sólo entre los meses de marzo y mayo”, señalaba, en una edición publicada en octubre de 2005 el diario español El Mundo. En setiembre de 2003, especificaba la misma nota, “la Federal Drug and Alimentation Office (FDA) de EE.UU. advirtió a los consumidores que no consumieran las infusiones provenientes de esta planta”, por posibles riesgos de intoxicación.

A inicios de ese mismo año, a fines de febrero, una neumonía atípica conocida después como “síndrome respiratorio agudo severo” (sars) se propagó de China a Hong Kong y a Vietnam, y con la propagación de la enfermedad se disparó, simultáneamente, la fabricacion del Tamiflu y el valor de las acciones de Roche.

Números
938 millones de dólares en Tamiflu vendió la empresa Roche durante el primer semestre de 2009.
400 millones de paquetes anuales de oseltamivir proyecta producir el gigante farmacéutico para 2010
100.000 casos comprobados de la gripe porcina humana existen actualmente en el mundo.

Fuente: Diario Uno de Entre Ríos

Temas: Ganadería industrial

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