Maíz mexicano contaminado

El pasado mes de septiembre, el Instituto Nacional de Ecología (INE) de México anunció que 15 de 22 localidades campesinas en los estados de Puebla y Oaxaca tienen entre 3% y 10% de su maíz contaminado con secuencias de maíz genéticamente alterado (transgénico).

Una vez más, CLARIDAD lo dijo primero. En repetidas ocasiones advertimos en estas páginas que las plantas agrícolas genéticamente alteradas- que hicieron su debut comercial en 1996- podrían polinizar plantas normales y parientes silvestres, con consecuencias sociales y ecológicas potencialmente desastrosas. Ya no es escenario hipotético, ahora es realidad.

El pasado mes de septiembre, el Instituto Nacional de Ecología (INE) de México anunció que 15 de 22 localidades campesinas en los estados de Puebla y Oaxaca tienen entre 3% y 10% de su maíz contaminado con secuencias de maíz genéticamente alterado (transgénico). En noviembre la revista Nature publicó un artículo de Ignacio Chapela y David Quist, ambos de la Universidad de California, en el que confirman los hallazgos del INE.

Según Antonio Serratos, experto del Centro de Investigaciones para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), si un agricultor con una hectárea de terreno siembra un solo surco con semillas transgénicas, en siete años 65% de todo el cultivo será transgénico. Esta contaminación no es reversible, ya que todos los descendientes de un organismo transgénico serán también transgénicos. Ante esta información, el Congreso Nacional Indígena, y organizaciones de campesinos, ecologistas y agrupaciones de sociedad civil de todo México exigen al gobierno que tome medidas para detener la contaminación e identificar a las partes responsables.

"No es para menos. Se trata de contaminación en el centro mismo de origen de un cultivo de importancia mayúscula en la alimentación mundial, lo cual implica impactos mayores que en otras zonas, ya que la contaminación se puede extender no sólo a los maíces nativos y criollos, sino también a sus parientes silvestres”, señala un artículo publicado en diciembre en el diario mexicano La Jornada.

Este flujo genético “es contaminante y degrada uno de los mayores tesoros de México. Que a diferencia de la dispersión y flujo genético entre maíces criollos y variedades híbridas convencionales, no transfiere genes de maíz solamente, sino además fragmentos de genes de bacterias y virus, que nada tienen que ver con el maíz, cuyos efectos ambientales y en la salud no han sido seriamente evaluados.”

"Esta contaminación es un serio problema para México porque los maíces criollos representan la memoria genética de la agricultura tradicional, y el daño a sus secuencias originales puede ser irreparable para el patrimonio natural del país”, denunció Eyeli Huerta, de la Comisión Nacional de Biodiversidad de México.

¿Sorprendidos?
Nada de esto debió haber sido sorpresa para agrónomos y biólogos. Como verán, esto era guerra anunciada.

* 17 de marzo del 2000: La revista Science publica una carta sobre este tema, firmada por varios científicos. “Creemos que los riesgos genéticos y ecológicos de introducir cultivos transgénicos a los centros de origen de los cultivos agronómicos son mayormente desconocidos... Los efectos podrían, en la mayoría de los casos, resultar ser de poca consecuencia, pero no deberíamos averiguarlos por accidente u omisión. Decisiones regulatorias en torno a la introducción de plantas transgénicas deberían estar basadas en investigación científica minuciosa, que en el caso del maíz no se ha hecho”.

*Mayo de 1999: Se celebra un congreso sobre agricultura en la ciudad alemana de Dresden. Según el Grupo de Acción sobre Erosión Tecnología y Concentración (Grupo ETC), uno de los temas más discutidos a nivel informal en los pasillos y entre las conferencias era qué hacer cuando llegara el inevitable día en que el maíz transgénico invada a México, o arroz transgénico a Asia, o papas transgénicas a los Andes. Se daba por sentado que ocurriría algún dic, que sólo era cuestión de tiempo.

* Septiembre de 1995: Toma lugar un simposio del CIMMYT en México, en el que se determina que la contaminación genética por cultivos transgénicos es casi inevitable y que las consecuencias serán inciertas.

Contaminación genética, y moral también

Las corporaciones agroindustriales y sus apologistas alegan que no hay ningún problema, que la invasión de maíz transgénico no hará daño alguno a la agricultura, la ecología o a la salud de los consumidores. Hasta han argumentado que es una aportación positiva a las variedades de maíz. David Hoisington, director del Centro de Biotecnología Aplicada del CIMMYT, dijo a la revista Newsweek que “la presencia de un gen nuevo no destruirá el maíz de México... No es una amenaza a la biodiversidad. Es sólo un gen entre 50 mil a 60 mil genes.”

“El que los gigantes de la genética argumenten que no hay problema equivale a sugerir no está mal violar la soberanía nacional de México, y que no está mal tampoco insultar los derechos socioculturales y preocupaciones de los agricultores mexicanos”, responde el Grupo ETC. “Podría la industria realmente estar diciendo que los ciudadanos no tienen derecho a decirle ‘no’ a una tecnología que ofende sus puntos de vista sobre la vida y los alimentos, y además, levanta preocupaciones sobre la calidad de vida, salud y ambiente”

En las palabras de Aldo González, presidente municipal de Guelatao, Oaxaca, y miembro del Congreso Nacional Indígena:

"La contaminación de nuestro maíz tradicional agrede la autonomía fundamental de nuestras comunidades indígenas y agrícolas porque no estamos meramente hablando de nuestra fuente de alimentos; el maíz es parte vital de nuestra herencia cultural. Las declaraciones hechas por algunos oficiales de que la contaminación no es seria porque no se diseminará rápidamente, o porque “aumentará nuestra biodiversidad de maíz”, son completamente irrespetuosas y cínicas..."

"Para nosotros las semillas nativas son un elemento muy importante de nuestra cultura. Podrán haber desaparecido las pirámides, las podrán haber destruido, pero un puño de semilla de maíz es la herencia que nosotros podemos dejarle a nuestros hijos y a nuestros nietos, y hoy nos están negando esa posibilidad."

En enero se celebró; en el Distrito Federal un foro sobre este asunto, titulado En Defensa del Maíz, en el que participaron líderes comunitarios de todo el país, académicos, organizaciones activistas locales y extranjeras, y oficiales gubernamentales. Entre las conclusiones del foro, una de las más contundentes fue la afirmación de que ir en contra del maíz es parte de una escalada contra todo lo que los campesinos defienden y representan, y que el maíz es el corazón de la resistencia comunitaria contra el capitalismo y sus megaproyectos.

El mes pasado, 144 organizaciones de agricultores y de sociedad civil de sobre 40 países presentaron una carta abierta sobre la contaminación del maíz mexicano, en la que le exigen cuentas al CIMMYT, a la Organización de Agricultura y Alimentos de la ONU (FAO), a la industria privada, y a las instituciones académicas.

Carmelo Ruiz Marrero
Semanario CLARIDAD
Puerto Rico, 8 de marzo del 2002

Comentarios