México: A siete años del asesinato de Bety Cariño y Jyri Jaakkola, exigimos justicia y castigo a los responsables

Idioma Español
País México

"Denunciamos la falta de procuración de justicia por parte del gobierno mexicano en casos de asesinatos a defensores de derechos humanos o de feminicidios. La impunidad sólo favorece la multiplicación de esos crímenes."

Hoy, 27 de abril 2017, a siete años del asesinato de nuestra querida compañera Bety Cariño y del observador de derechos humanos finlandés Jyri Jaakkola, seguimos exigiendo justicia.

La defensora poblana Bety y Jyri fueron acribillados a balazos durante una emboscada preparada por paramilitares de la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) en el municipio autónomo de San Juan Copala, mientras se realizaba la Caravana Humanitaria para apoyar al pueblo triqui que sufría en ese entonces mucha violencia paramilitar en su territorio.

A siete años de los hechos, hay cinco detenidos y ocho órdenes de aprehensión pendientes por ejecutar, pero ningún juicio, ni una sola sanción. Exigimos que se condenen a los responsables de los asesinatos.

Denunciamos la falta de procuración de justicia por parte del gobierno mexicano en casos de asesinatos a defensores de derechos humanos o de feminicidios. La impunidad sólo favorece la multiplicación de esos crímenes, como lo recordó el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Michel Forst después de su visita en México en enero 2017.

Nuestra compañera de lucha Bety, coordinadora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (CACTUS) e integrante de la Red Mexicana de de Afectados por la Minería (REMA), fue asesinada por su labor a favor de los derechos humanos de los pueblos indígenas en México, su derecho a la autodeterminación y a una vida digna.

Su asesinato no es un caso aislado: ella es una de las 41 defensoras de derechos humanos ejecutadas en México desde 2010 a la fecha por ser mujeres y activistas, según el lamentable recuento que presentó la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM) en su último informe, recordando que esos viles crímenes aún permanecen en la impunidad (ver aquí).
Mandamos nuestro abrazo solidario a las familias de Bety y Jiri, porque su lucha queda de ejemplo y nos hace seguir todos los días, en su recuerdo, con sus palabras en el corazón, con esa convicción por la defensa de la vida de la tierra y de los territorios.

¡Urge que se respete en México el derecho de los defensores de la vida y el territorio!

Fuente e imagen: Otros Mundos Chiapas

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos

Comentarios