Paraguay: Entrevista desde la cárcel, Rubén Villalba preso en la Masacre de Curuguaty

Idioma Español
País Paraguay

Entrevista exclusiva con el dirigente campesino Rubén Villalba, preso político paraguayo, sobreviviente de la masacre de Curuguaty y acusado por esta causa junto a otras doce campesinas y campesinos. El juicio oral de la causa Curuguaty se encuentra en su recta final. Numerosas organizaciones sociales y políticas de Paraguay, de la región y el mundo se han pronunciado por la absolución de todos los acusados y acusadas.

Por Movimiento 138/ ANRed

-Hola Rubén, ¿podrías presentarte y contarnos alguna de tus experiencias políticas?

Soy Rubén Villalba, preso político por la causa Curuguaty en Paraguay, tengo 51 años y hace 3 años y 11 meses estoy preso. Sufrí muchas persecuciones, el primer caso por el que me condenaron es por el caso Jasy Kañy, en esas tierras hubo una invasión de los brasileros, de empresas transnacionales, quienes compraron 360 hectáreas de nuestra comunidad, ante esto, comenzamos a organizarnos.

En esa época era coordinador de la iglesia católica de la zona. Empezamos a reunirnos porque nunca tuvimos una respuesta de parte de las autoridades ni de parte de la Fiscalía del medio ambiente. Vimos que la única forma de parar la avanzada de los brasileros en nuestras comunidades era organizándonos, ya que nuestra iglesia, nuestra escuela, nuestro pozo artesiano quedaron en la propiedad que compraron estos brasileros. Ellos mataban nuestros animales y a causa de las fumigaciones a los niños y niñas les salían granos incurables. Nacían niños con mal formación, por eso tomamos la decisión de intervenir como organización.

-En este momento ¿por qué estás preso?

El tribunal decidió condenarme a 7 años por el caso Yasy Kañy, una causa ya extinta (del 2008), negarme la prisión domiciliaria por el caso Curuguaty y devolverme a la cárcel de Tacumbú. (Después de haber conseguido la prisión domiciliaria, tras 59 días de huelga de hambre con otros 4 compañeros acusados por el caso Curuguaty).

-¿Cómo llegás a Curuguaty?

Luego del caso Pindó, Yasy Kañy en el 2008, la policía nos perseguía con la denuncia de los latifundistas que invadían nuestra comunidad, quienes también nos mandaban perseguir con sus matones paramilitares. Huyendo de ellos, voy a parar a una comunidad a 30 kilómetros de Curuguaty llamada Ybyrapyta. En ese lugar tras vivir dos años y hablando con la gente, conocí a “Pindú”, Avelino Espínola, compañero que murió en la masacre de Curuguaty el 15 de junio. Él me contó de la situación de las tierras de Marina Cue, él tenía documentos, planos de la marina, toda la historia de las tierras que demostraban que eran tierras del Estado. Él (Pindú) conocía la historia de esas tierras porque era de ahí, la gran mayoría que vivíamos en esa comunidad no teníamos tierras, decidimos en asamblea ocuparlas.

-¿Qué pasó en Curuguaty aquel 15 de junio?

Desde que ingresamos comenzamos a recibir amenazas. El hostigamiento por parte de la policía era normal, pero aquel 15 de junio, hubo una gran movilización por parte de la policía, al menos 325 policías, un helicóptero y unas cuantas ambulancias. Era muchísima gente. Cuando vimos eso hicimos una reunión urgente, de la asamblea salió que si ellos (los policías) tenían el documento que demostraba que las tierras de Marina Cue eran propiedad de los Riquelme, nosotros salíamos pacíficamente. No queríamos violencia, pero ni bien llegaron nos rodearon y empezaron a disparar hacia nosotros con armas automáticas, aquello parecía una película. Ahí murieron 11 de nuestros compañeros campesinos y 6 compatriotas policías, también hubo varios heridos.

-¿Después qué hicieron?

Nosotros desesperados corrimos por todos lados, algunos se escondieron en el monte, nos esparcimos todos, mientras desde el helicóptero seguían disparando. Mi hijo de tres meses estaba en brazos de su mamá ese día, había varios niños y ancianos.

Campos Morombi tenía 101 mil hectáreas, entre ellas, las tierras de Marina Cue, tierras que fueron donadas por La Industrial Paraguaya al Estado paraguayo (en 1967). Nosotros sabíamos que esas 2000 hectáreas de Marina Cue son del Estado paraguayo, por reclamar nuestras tierras nos masacraron. Esta masacre concluyó con el golpe de Estado al presidente electo, Fernando Lugo.

-¿Qué conclusión te queda de aquella masacre?

Nosotros llegamos a la conclusión de que fue una masacre planeada para venir a cortar con este proceso que se dio con el gobierno de Lugo, que no era una solución para el pueblo, pero donde los campesinos tuvimos un respiro, porque este gobierno cortó con más de 130 años de gobiernos colorados y liberales. En nuestro país siempre continuó la dictadura. Por estas razones nosotros nos consideramos presos políticos, porque fue algo armado, con un fin concreto. Ellos entraron salvajemente, entraron directamente a matar, ni la fiscalía, ni la policía podían hacer un desalojo, sin hacer un allanamiento para verificar el lugar. La justicia no actuó a nuestro favor, solo investiga la muerte de los policías, no la muerte de ninguno de los 11 campesinos asesinados. Su intención es demostrar nuestra culpabilidad, cuando somos inocentes.

-¿El interés de fondo también está en las tierras?

En la época de la dictadura de Stroessner, Riquelme cercó 101 mil hectáreas de nuestro pueblo. El dictador Stroessner regalaba las tierras a sus amigos, entre ellos a Blas N. Riquelme, un senador del partido colorado. Ahora, usan la figura de reserva ecológica, dicen preservar los bosques, animales, etc, sin embargo si uno va a esas tierras lo único que encuentra es soja y más soja. De las 101 mil hectáreas, solo quedan 10 mil hectáreas de bosques. Lo mismo quieren hacer con las tierras de Marina Cue, hace más de 25 años que ellos le alquilan a los brasileros para explotarla para la plantación de soja, trigo y girasol.

-¿Qué usos le dan a las tierras de Marina Cue los Riquelme, y cuál ustedes?

Después de la masacre se encontraron 40 hectáreas de plantación de marihuana, eso es lo que ellos cuidan, usan las tierras del Estado, las tierras del pueblo para sus negocios. A nosotros, por querer recuperar nuestras tierras nos matan. Por eso nosotros decimos que es una injusticia. Nosotros teníamos armas caseras, una escopeta, que los muchachos usan para cazar animales, armas que son de uso cotidiano en el campo, que se usan para la cacería como forma de vida, para poder sobrevivir. Para poder resistir en la ocupación tenemos que cazar, solo por eso tenía la gente escopetas. Ese día teníamos 5 escopetas pajeras para agarrar palomas, rifle de aire comprimido, pero la fiscalía ese día solo levantó como evidencia las escopetas. Sin embargo, desde el principio los profesionales de balística decían que las muertes que hubo fueron por armas automáticas, de grueso calibre, todas.

-¿Pero por esas armas caseras, de caza, son acusados?

Cuando pasó recién la masacre estaba un ex diputado, Julio Colmán, que había juntado guardando en una bolsa de polietileno más de 400 casquillos de balas automáticas que fueron entregadas al fiscal Jalil Rachid, que es el fiscal que llevó el caso desde el primer momento y quien ocultó premeditadamente las pruebas. Esas pruebas no se presentaron en la carpeta fiscal. Después frente al tribunal dijeron que las muertes fueron por escopetas. Dijeron que con las pajeras se mataron a las personas, las únicas pruebas presentadas fueron nuestras armas, de las 5 escopetas, una sola se había disparado. Por todo esto, decimos que hay mucha injusticia contra nosotros.

-¿Qué opinión tenés de la investigación Fiscal?

No se investiga como se tiene que investigar, hubo una investigación parcial, injusta. No es justo que estemos en la cárcel. Es importante que todos sepan qué tipo de “justicia” es la que hay en el Paraguay, una justicia encabezada por las empresas transnacionales, los latifundistas, los ganaderos, los sojeros, los empresarios… Hay una cúpula que desde el Partido Colorado convierte a la justicia en una herramienta al servicio de los intereses de los latifundistas y los empresarios, ellos son los que manejan la justica, una injusticia para los pobres, los indígenas y los campesinos.

-Ustedes no son las únicas víctimas.

Los indígenas también perdieron todas sus tierras. Más de 50 mil indígenas tenemos en Asunción durmiendo en las calles por haber perdido sus tierras en manos de los brasileros, y más de 300 mil campesinos que perdieron sus tierras, algunos migran a Argentina en búsqueda de trabajo, y otros cuantos están al borde de la ciudad, forman el trencito de la miseria. Muchos de ellos delinquen, viven en la miseria, la pasan muy mal, porque no tienen trabajo, porque no hay salud ni educación.

-¿Cómo resumirías la situación del Paraguay?

Así se vive en el Paraguay hoy. Esto es un análisis, una radiografía de nuestro país, de la situación de nuestra patria, una pincelada para que sepamos en qué situación está el Paraguay, qué clase de enfermedad es la que tiene. Su enfermedad más grande es la corrupción y la injustica. Nosotros estamos injustamente en la cárcel desde hace 4 años, pero no importa estar en la cárcel por la búsqueda de la justicia, por eso nosotros decimos: no vamos a dejar la lucha, no vamos a decaer, porque desde acá la lucha continúa y unidos venceremos.

Breve reseña sobre Rubén Villalba

Nacido en el distrito de Quyquyhó, Paraguarí, en 1965. En su adolescencia fue reclutado por las fuerzas armadas paraguayas y utilizado como fuerza de represión contra el campesinado pobre, por esta razón deserta a los 17 años y es forzado a migrar a la capital del país por razones económicas, donde se dedicó a la venta informal frente a la sede del Poder Judicial. Años más tarde, ya de vuelta al campo, en el departamento de Caaguazú se alistó a una organización de base de la Federación Nacional Campesina. De Caaguazú, pasó al departamento de Canindeyú donde trabajó como servidor de la iglesia y posteriormente integró el Movimiento Agrario del Paraguay (MOAPA). Políticamente forma parte del Partido Comunista Paraguayo, es padre de cinco hijos y está encarcelado desde setiembre de 2012 en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.

Fuente: ANRed

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos

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