Reflexiones acerca del Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria - Nyéléni 2007

Idioma Español
País África

“Por supuesto que tenemos gente con hambre, pero también tenemos la capacidad de producir nuestro propio alimento... Lo que necesitamos es soberanía alimentaria”

Por Cathleen Kneen

“¡África puede alimentarse a sí misma!”. La mujer que hablaba de manera tan apasionada estaba parada sobre una tarima, resguardada del ardiente sol africano por un techo de paja entretejida y un improvisado surtido de coloridas pancartas. Y prosiguió: “Por supuesto que tenemos gente con hambre, pero también tenemos la capacidad de producir nuestro propio alimento. No necesitamos “ayuda” que destruye los mercados para nuestras propias cosechas, o nos hace dependientes de insumos importados como fertilizantes y semillas, o contamina nuestra tierra con venenos y nuestras semillas con organismos modificados genéticamente. Lo que necesitamos es soberanía alimentaria”

Se estaba dirigiendo a una audiencia de más de 500 delegados en Sélingué, Malí, África Oriental, que asistían al "Nyéléni 2007”. Estaba parada delante de una alta, elegante y espigada estatua que representa a Nyéléni, una casi mítica mujer maliana, quien desafió las convenciones al insistir en producir y cultivar alimento para su gente. Era una asamblea de organizaciones de campesinos y campesinas, agricultores familiares, pescadores artesanales tradicionales, pueblos originarios, trabajadores sin tierra, obreros rurales, peones itinerantes (“golondrina”), pastores, comunidades forestales, mujeres, juventudes, consumidores, y movimientos medioambientales y urbanos de 80 países de todo el mundo – que se encontraban allí representando al movimiento global por la soberanía alimentaria.

Estuve escuchando ésta y otras presentaciones similares, como parte de una delegación de agricultores y de ONGs de América del Norte, a lo que se había denominado Cumbre de Los Pueblos para la Soberanía Alimentaria. Pero fue completamente diferente de cualquier otra cumbre. Ninguna presentación “power point”, nada de mesas con manteles blancos, nadie en traje y corbata - sólo una aldea tradicional africana recién construida, con chozas circulares de adobe techadas con paja para pernoctar, sanitarios de pozo, y comidas locales cocinadas sobre fogones al aire libre por un equipo de mujeres de la zona. Esto fue una verdadera demostración de la idea básica de soberanía alimentaria - que las personas no son dependientes y tienen la habilidad de procurarse sus propias fuentes de sustento. Les pregunté a varios participantes qué significaba la misma para ellos.

Un digno anciano de gran estatura de Nigeria me dijo simplemente: “Significa romper cadenas. Veo una mujer encadenada, con un hombre a su lado, rodeados de plantas de cultivo; y están rompiendo esas cadenas.” Explicó que mientras “la seguridad alimentaria” asegura que las personas tengan acceso a los alimentos que necesitan, la Soberanía Alimentaria pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen los alimentos - particularmente a las mujeres - en el corazón de los sistemas y las políticas alimentarias, en lugar de las demandas de los mercados y las corporaciones. Esto hace a las exportaciones secundarias respecto de la producción de alimentos para el consumo interno; los sistemas alimentarios son diversos, reflejando la tradición del lugar y respetando y protegiendo el conocimiento local junto con la biodiversidad de las semillas y de las razas animales.

“Cuando tenemos soberanía alimentaria,” nos dijo un pastor tradicional de la India, “no somos dependientes de afuera para nuestra alimentación, y podemos usar nuestras razas y variedades tradicionales sin amenaza de contaminación.” Una mujer joven del Líbano notó que esto es particularmente importante en situaciones de conflicto y ocupación, mientras que la delegada de Indonesia agregaba que también es crucial para la resiliencia de comunidades golpeadas por un desastre (como el tsunami) así como por el conflicto.

Una y otra vez, los delegados enfatizaron la importancia del conocimiento local, y el respeto por la habilidad de los campesinos y de los pescadores artesanales (entre otros) de conducir la investigación y construir un análisis válido, por ejemplo, de los efectos de los OMGs (organismos modificados genéticamente) en el ser humano, así como en la salud medioambiental. “Cuando vamos a hablar con el gobierno,” afirmó una mujer de Filipinas, “nos dicen que las personas en EE.UU. han estado comiendo OMGs durante diez años sin efectos nocivos para la salud; pero nuestra investigación muestra que cuando el maíz GM (genéticamente modificado) fue introducido en una de las provincias isleñas de nuestro país, documentamos varios problemas de salud.”

El delegado de Sri Lanka se mostró de acuerdo. El problema, dijo, es que no hay dinero para este tipo de investigación, sólo para las investigaciones que muestran resultados positivos. Su equipo de académicos y campesinos encontró que después de la imposición de un arroz GM, hubo un significativo aumento en varias enfermedades que también están en crecimiento en América del Norte, incluyendo diabetes, cáncer, e infertilidad.

Aunque la mayoría de los participantes eran campesinos y granjeros asociados con la organización agraria global Vía Campesina, otros, de agrupaciones de consumidores y movimientos urbanos, compartieron la misma perspectiva. “Tenemos que construir alianzas entre los consumidores y los productores", dijo una mujer de los Países Bajos. “Tenemos que insistir en el valor de los alimentos que son cultivados y cosechados en nuestras propias regiones, para proteger el sustento de las personas que producen y procesan nuestra comida.”

Tal como lo expuso una mujer de una aldea hindú, la soberanía alimentaria empieza en casa. “Las mujeres tienen vacas,” dijo, “y pueden vender la leche y pueden conseguir dinero, o pueden trocarla por otros alimentos con sus vecinos. En Sri Lanka, cuando visitamos a los amigos, pueden preguntarnos: ‘¿Quieres arroz rojo o blanco? ' y podemos escoger el que preferimos comer, y también los curryies para aderezarlo.”

Nota del editor: El Foro para la Soberanía Alimentaria “Nyéléni 2007” se llevó a cabo del 23 al 27 de febrero en Sélingué, Malí. Cathleen Kneen, quien preside la organización Food Secure Canada/Sécurité Alimentaire Canada (Canadá Comida Segura/Seguridad Alimentaria Canadá – doble nombre en inglés y francés de la institución), fue invitada al evento. Cathleen Kneen informa acerca de algunas conversaciones que sostuvo con delegados al foro sobre qué es soberanía alimentaria, y lo que ésta significa para las vidas y los sustentos de las personas.

La declaración final puede encontrarse aquí.

Traducción: Gladys Guiñez
Para Acción por la Biodiversidad

Fuente: www.foodnews.ca

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