TLC: alerta: Uribe tras los pasos de Toledo

Idioma Español
País Colombia

El cierre de las negociaciones por parte de Perú era algo que se veía venir. Los altos funcionarios del Perú lo habían anunciado en todos los tonos. Toledo entregó todo, hasta el punto que el presidente de Conveagro, Luis Zúñiga, calificó el cierre como una traición al agro y a la patria

Bogotá, 9 de diciembre de 2005.

Desde la Ronda de Washington se sabía que Perú había aceptado en materia de barreras fitosanitarias, reglas de origen, apertura agraria y propiedad intelectual condiciones que –al menos de palabra– eran inaceptables para los otros países andinos. Toledo dijo que sí a todo lo que pidieron los Estados Unidos y al hacerlo no sólo dio la estocada final a la fragilísima coordinación con Ecuador y Colombia sino que puso el piso sobre el cual firmará Colombia.

Una vez cerrado, este tratado será la base sobre la cual el gobierno colombiano se apresta a hacer las últimas concesiones. Uribe Vélez acelerando el cierre, anunció que se estudiarán compensaciones a los sectores afectados, tema que en Perú lleva varios meses de debate y que no tiene la más mínima credibilidad ni acá ni allá.

Los famosos puntos de discordia fueron zanjados de un plumazo en dos días por una delegación de alto nivel del gobierno peruano y lo que estarán cavilando Uribe, Botero y Gómez es cuándo una delegación del mismo tipo va a ir a Washington a colocar la firma debajo de la de Toledo.

El gobierno colombiano salió –no sin cierta envidia– a felicitar a Perú, pero la magnitud de las concesiones hechas por ese país ya deben estar poniéndole los pelos de punta al sector productivo colombiano, el cual va a tener que renunciar a la producción de cereales, aceites, azúcar, que tendrá que olvidarse de cualquier proyecto industrializador y que va a tener en el Estado colombiano no un promotor del desarrollo productivo y social sino un gendarme de los intereses norteamericanos.

En las siguientes semanas se sabrá que de nada sirvieron los lloriqueos en búsqueda de un tratamiento especial y que no existía posibilidad alguna de invocar las flexibilidades estadounidenses. También los negociadores tendrán que reconocer que el ATPDEA no era el piso de la negociación sino el techo y que el gran premio a la entrega de la soberanía es mantener –y tal vez disminuido– lo que ya teníamos.

Uribe tendrá que pagar el costo electoral de sus decisiones. Al menos Toledo no está en campaña por la reelección y debe asegurar su propio futuro, no el de un próximo mandato. Toledo saldrá por la puerta de atrás como un sirviente de Estados Unidos. Uribe, como profesional de la politiquería, tendrá este elemento en cuenta. Pero a la luz de su obsecuencia, lo que se espera es que firme “rapidito”.

Alertamos al movimiento popular y a todo el país para que se impida la concreción de estos designios y se retomen las movilizaciones y las denuncias para impedir que se cierre, se firme o se apruebe el TLC.

Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca
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