Uruguay: agricultura familiar, pilar de la alimentación

Idioma Español
País Uruguay

"En el marco del proceso electoral, la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) ha elaborado una “Propuesta de Políticas Públicas Diferenciadas para el Desarrollo de la Agricultura Familiar”. Estas propuestas tienen el objetivo de presentar a los distintos sectores políticos sus necesidades y sus aspiraciones".

El 16 de octubre fue proclamado en 1979 como Día Mundial de la Alimentación, por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de informar y sensibilizar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y para fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. “La alimentación es un requisito para supervivencia y el bienestar de la humanidad y una necesidad humana fundamental”.

El lema del Día Mundial de la Alimentación 2009 es: “Conseguir la seguridad alimentaria en época de crisis”.

En ese marco, importa resaltar que sólo es posible alcanzar la seguridad y soberanía alimentaria, entendiéndose esta última como el derecho legítimo a los alimentos básicos de la población priorizando la producción local y nacional, respetando la diversidad productiva y cultural. Ésta se traduce en la capacidad de autoabastecimiento, primero de la unidad familiar, luego de la localidad, del país y porqué no de un mercado externo ávido de alimentos, mediante las apoyaturas imprescindibles para el desarrollo de ese modelo inclusivo de producción.

Sólo bajo estos conceptos, es posible lograr avances en el acceso a los alimentos por parte de la población más vulnerable, favoreciendo el desarrollo de la agricultura familiar. Sin embargo, las políticas actuales favorecen al agronegocio, modelo que desplaza a los productores/as, destruye la biodiversidad, contamina el medio ambiente y genera hambre y miseria a la poblaciones más desposeídas, en tanto que enriquece a las grandes multinacionales.

Tiempo de elecciones y reflexiones

En pocos días, Uruguay deberá elegir al gobierno que regirá sus destinos durante los siguientes cinco años. En materia alimentaria, el nuevo gobierno deberá optar entre la profundización de políticas orientadas al agronegocio y que resultan en la desaparición de la agricultura familiar y en la pérdida de soberanía alimentaria o plantearse un cambio de rumbo, que apueste al fortalecimiento y expansión de la agricultura a nivel familiar.

En el marco del proceso electoral, la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) ha elaborado una “Propuesta de Políticas Públicas Diferenciadas para el Desarrollo de la Agricultura Familiar”. Estas propuestas tienen el objetivo de presentar a los distintos sectores políticos sus necesidades y sus aspiraciones. Expresan claramente la situación de nuestro país y las políticas que nuestros gobernantes deben apoyar, para apostar a que los productores de alimentos permanezcan en el campo y que no sean sustituidos por las máquinas de los agronegocios. Dentro de los puntos a resaltar en esta propuesta se encuentran:

- Educación: a través de la educación revalorizar lo rural, reconocer la profesión de “agricultor” o “productor rural” en forma paralela a la educación básica y secundaria, y que nuestros jóvenes puedan ver “el campo como opción y no como condena”.

- Salud: importancia de contar con médicos permanentes y la necesidad de revitalizar el rol del médico de familia, por carecer de especialistas. Se debe apuntar a la generación de planes de prevención en salud, en los que la escuela y el Sistema de Fomento Rural deben ser actores claves. En ese sentido, debe ponerse un énfasis especial en la información relacionada con los riesgos para la salud que implican determinadas rutinas de trabajo rural, como por ejemplo el contacto con los productos agroquímicos, así como algunas tareas que exigen esfuerzos que pueden implicar deterioros en la salud corporal.

- Seguridad social: mejorar los ingresos percibidos por las jubilaciones de los productores familiares, que por ser tan bajas se ven obligados a permanecer activos aún siendo jubilados, e incluso renunciar a la titularidad de la empresa para poder acogerse al beneficio jubilatorio.

- Vivienda: en algunas zonas rurales la vivienda y el desarrollo de núcleos productivos están condicionados por la eventual carencia de servicios básicos (electricidad, agua potable, caminería). Por otra parte, la expansión de los monocultivos ha producido aislamiento de la población que aún vive en el campo y el vaciamiento de viviendas rurales.

- Infraestructura: ésta no debe ser pensada sólo para la producción, sino para la vida. En la comunidad rural, hay espacios que están destinados a desarrollar la diversidad, estos apuestan a crear y apoyar identidades locales y ambientales, ligando territorio, prácticas sociales, ambientales y culturales. Éstas pueden ser desarrolladas si se cuenta con caminería, transporte, electrificación, medios de comunicación adecuados y reservas de agua.

- Seguridad: paulatinamente se viene dando una “ruralización” y un incremento de la violencia de la delincuencia, sobre todo en zonas más próximas a las ciudades, fenómeno al que debemos estar atentos y dispuestos a coordinar esfuerzos para enfrentarlo. Se debe atacar con especial énfasis a sus causas, radicadas en el entorno de problemas sociales estructurales, donde la migración campo-ciudad y la consecuente marginalidad instalada en los asentamientos, ha sido una constante.

- Registro de la producción familiar: reivindicación histórica de la CNFR, constituye un primer paso necesario e imprescindible a efectos de definir quiénes son, cuántos son y dónde están los Productores Familiares, para a partir de ello estar en condiciones de estructurar y dimensionar los programas y políticas dirigidos a los mismos.

- Acceso a la tierra e inserción productiva: la permanencia de la familia rural agropecuaria hace impostergable la implementación de acciones concretas que faciliten el acceso a la tierra para enfrentar problemas de escala de producción y, particularmente, para la inserción productiva de los jóvenes integrantes de la familia. Es preocupante el marcado proceso de concentración y extranjerización de la tierra, que en los últimos años se ha venido agudizando, fenómeno que se considera necesario y urgente regular. Bajo este marco es necesario que el Instituto Nacional de Colonización pase de cumplir un rol testimonial a un rol activo y dinámico de preservación de la Función Social a la Tierra.

- Políticas de juventud: las políticas de juventud, más específicamente de la juventud de la Agricultura Familiar, deben ser un conjunto articulado de políticas donde se incluya todos los puntos mencionados anteriormente.

La implementación de las propuestas de la CNFR, garantizaría que el país pueda seguir manteniendo su soberanía alimentaria y por ende la seguridad alimentaria de su población. El fortalecimiento de la agricultura familiar a través de políticas públicas diferenciadas, hará posible que los productores de alimentos permanezcan en el campo y que no sean sustituidos por las máquinas del agronegocio multinacional.

(1) Propuesta de Políticas Públicas Diferenciadas para el Desarrollo de la Agricultura Familiar

16 octubre 2009

Por mayor información y/o entrevistas:

Asociación de Mujeres del Uruguay (AMRU)
Mercedes Bayarres – 209 0735 - 094310616

Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR)
Gustavo Pardo – 200 3519 – 204 0133

RAPAL Uruguay
María Isabel Cárcamo – 401 2834 - 099613193

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales

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