Convocatoria al Encuentro de Naciones y Pueblos, V Seminario desde abajo

Idioma Español

Convocatoria al Encuentro de Naciones y Pueblos de Venezuela, Abya Yala y el Mundo (V Seminario Abya Yala desde abajo) a desarrollarse entre el 21 al 25 de Junio del corriente año en Maracaibo, Venezuela.

Porque es tiempo de sacar la semilla guardada, sembrarla, y defenderla:

 

Luego del llamado Consenso de Washington, que marcó el fin del periodo del Estado de Bienestar en los países imperialistas de Europa Occidental y Norte América después de la II Guerra, y el comienzo de las políticas neoliberales en todo el mundo, muy especialmente aplicado en nuestro continente justo con el derrocamiento de Salvador Allende en Chile (1973) por el dictador General Augusto Pinochet y, en Europa, con el mal gobierno de la “Dama de Hierro”, Margaret Tatcher, como Primera Ministra del Reino Unido. Esto implicó, para nosotros, un terrible ciclo de muerte, represión, desplazamientos forzados y de resistir contra una cultura que hacía invisible nuestra existencia cultural y social en nombre del progreso.

 

El poder imperial, embriagado de beber de las entrañas de nuestra madre tierra, se preparaba para un plan de mayor eficiencia en el saqueo, y las multilaterales afinaban los acuerdos para que esto fuera posible con propuestas para un ordenamiento territorial en el que anulaban la administración de los Estados nacionales heredados de la colonia y proponían entregar, de una vez por todas y sin intermediarios, la administración territorial a las corporaciones; por supuesto, tanto los líderes de los Estados-gobiernos, como sus burocracias estaban prestos a firmar todos los convenios necesarios a este fin.

 

He allí el origen del ALCA y sus dos inseparables planes de reordenamiento territorial con los que se intentó anular cualquier vestigio tradicional de soberanía nacional, colocando a los pueblos en la obligación de defenderse solos, y resistir desde y por sus territorios. Estos planes aún son conocidos como el Plan Puebla-Panamá o plan Mesoamérica (PPP), y el de las Infraestructuras de Integración Regional Suramericana (IIRSA). No obstante, cientos de pueblos y comunidades, antes y después de que esto fuera evidente, resultaron desplazadas de sus tierras con cualquier excusa para así garantizar el orden necesario al saqueo.

 

Así, muchos de nuestros pueblos lucharon y aún luchan, contra esta desposesión; por lo que ha sido su resistencia la que nos ha marcado el camino, pues, a partir de ese momento y hasta un poco más de una década después, todos los pueblos indígenas de Abya Yala: mapuches en Chile, quechuas y aimaras de Bolivia, Perú y Ecuador y, sobre todo, todos los pueblos indígenas de Venezuela supimos en nuestro corazón, que la “semilla de nuestra libertad” debía ser guardada y protegida nuevamente, pues, se trataba de un tiempo no propicio para su siembra.

 

Sin embargo, en 1989, la explosión social de los de abajo de Caracas; luego, en 1990, la Marcha por la Tierra y la Dignidad en Ecuador y Bolivia; seguido en 1994, por el levantamiento de las comunidades mayas zapatistas de Chiapas, la Guerra del Agua en Cochabamba, Bolivia, y el levantamiento de la CRIC en Colombia en contra de la Guerra entre la guerrilla y las fuerzas militares y paramilitares, resultaba evidente para los impulsores del Consenso de Washington que los pueblos y comunidades de abajo en toda Abya Yala, estaban decididas a detener el proceso de liquidación de los pueblos y resguardar su semilla de libertad a pesar de su exposición a la muerte en Caracas, Ecuador, Bolivia, México, Colombia, etc.

 

No obstante, las fuerzas enemigas de la humanidad en su diversidad se reagruparon alrededor de una propuesta que tuvo como fundamento la recomposición de los espacios de poder institucional que hicieran posible; de una parte, la creación de la ilusión de “poder” a las comunidades rebeladas y, al mismo tiempo, garantizarse la continuidad del ejercicio de su poder y, sobre todo, la reconfigurada aplicación de su recetario económico ya anteriormente definido en el Consenso de Washington. En esta nueva propuesta debemos incluir a los Gestores del Partido Comunista Chino, cuyo principal propósito es el de atraer para su país, gran parte del capital de las grandes corporaciones industriales del mundo, sobre todo de EEUU, Europa Occidental pero también de otros lugares. Así, lo que se pensó como imposible se concretó en la alianza del Partido Comunista Chino con las grandes corporaciones trasnacionales con sede en las grandes potencias imperialistas. Lo que nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es hoy día el imperialismo?

 

Tal recomposición del poder en Abya Yala implicó, en algunos casos, la emergencia de liderazgos o de viejos personajes que, cabalgando sobre el lomo de la lucha de los de abajo en las calles y por lo que la mayoría (por no decir todos), vio con esperanza la asunción del poder de los Estados-gobierno en buena parte de los países de Suramérica (Brasil; Venezuela; Uruguay; Argentina; Bolivia; Ecuador), y de Centroamérica, como Nicaragua y El Salvador, donde nuevos y viejos líderes lograron posicionarse de la aspiración transformadora generada por los de abajo a costa de su sangre y su muerte.

 

Hoy, a casi tres décadas del Caracazo y demás alzamientos de los de abajo en todo el continente, vemos cómo la esperanza que la mayoría (por no decir todos) pusimos en los llamados “gobiernos progresistas de izquierda”, no resultaron ser otra cosa que cómodos reacomodos de las mismas fuerzas del poder de la colonialidad que, desde el siglo XVI y hasta el presente, aparentan seguir vigentes, pues, se ofrecen como “naturales”, esto es, como propios a la naturaleza de todas las sociedades.

 

El hecho es que, en el reacomodo del poder de los de arriba, en muchos de nuestros países llegaron al gobierno de los Estados viejos y nuevos líderes de la llamada “izquierda progresista”, quienes, se apropiaron de nuestra lucha y hasta de la sangre de nuestros muertos y asumieron un protagonismo que, por falso, ha terminado por quebrarse de manera aplastante, pues, su disfraz popular no resultó ser otra cosa que la calaca de su desmedida ambición y una maldita disposición a la corrupción y a la muerte.

 

Los planes de expoliación y saqueo de nuestras tierras, disfrazados por la propaganda oficial de los gobiernos como planes “patrióticos e inclusivos”, se consolidaron. Es así que todos los gobiernos de la izquierda proselitista aceptaron y firmaron lo necesario para que en Mesoamérica, el Caribe y Suramérica se instaurara legalmente tal expoliación y saqueo de acuerdo a los ejes dictados por la banca mundial. Esto hizo sin vacilaciones Chávez desde su gobierno, por lo que no dudó en auspiciar el uso de la renta petrolera en la subvención de proyectos orientados por el propósito de las transnacionales, además de la corrupción implícita en tales “inversiones”; para lograrlo, tuvo que poner bajo su control la probada voluntad de justicia por la que más de una vez han muerto los de abajo y sobre los que él mismo y sus burócratas, cabalgaron hasta el poder.

 

Por ello, a todas las movilizaciones de justicia y lucha por la tierra de los de abajo, el Estado-gobierno y sus burócratas, respondieron con planes de ayuda financiera en función de desmantelar su voluntad de lucha; pero además, ilegalizaron el derecho a recuperar la tierra, al tiempo que garantizaban derechos a los terratenientes y, sobre todo, a las corporaciones; por lo que no dudaron en intervenir las organizaciones propias de los de abajo y hasta crear clones comunicacionales con indígenas, campesinos y trabajadores asimilados a esos planes y ayudas, para invisibilizar y descalificar los esfuerzos de aquellos que continuaban luchando. Pero además, debemos decir que para esta operación el Estado-gobierno y sus burócratas, se supo valer de antiguas operaciones represivas armadas desde la antropología de izquierda al servicio del poder y las corporaciones.

 

No obstante, donde esto no resultaba suficiente, se respondió con la criminalización y la muerte; por lo que durante este periodo han resultado muertos casi un centenar de dirigentes indígenas, unos 400 luchadores y luchadoras campesinos que creyeron en la falsa reforma agraria bolivariana, así como varias decenas de trabajadores y trabajadoras a manos de mafias y sicarios criminales al servicio de las corporaciones pero singularmente favorecidos por el Estado-gobierno, pues, en su mayoría resultan ser funcionarios de los cuerpos de seguridad de Estado. Hasta el día de hoy, todos estos crímenes permanecen impunes dado el corrupto sistema de justicia venezolano.

 

Es por ello que, en medio del asombro, podemos ver a sujetos que considerábamos afines a nuestra lucha, cómo se atreven a tratar de explicar los más abominables crímenes en función de justificarlos como necesarias “limpiezas ideológicas” para la estabilidad de su permanencia en el poder como único camino para los que, como nosotros, consideran ellos, no tenemos la capacidad de crear un nuestro propio camino.

 

Sin embargo, antes que sumirnos en su derrota, estamos convencidos, es el momento de colocarnos en el disparadero de la historia, es decir, en el estelar momento en el que ya no puede haber cabida en nuestro corazón a una otra falsa esperanza y, por el contrario, a la necesidad de la certera siembra de nuestra propia semilla de libertad; esa por la que tanto tiempo hemos resistido y muerto por guardarla y protegerla, a la espera del tiempo justo para emergerla de nosotros para todos.

 

Desde hace un buen tiempo atrás, comprendimos la necesidad de la integración de los de abajo en un proyecto muy otro al de las llamadas repúblicas liberal-burguesas o de las llamadas “revoluciones socialistas”; por ello, en su momento, consideramos oportuno apoyar la realización de hasta cuatro seminarios que siempre entendimos como semillas de reflexión y acuerdo, pues, siempre le apostamos a la esperanza que, ciertamente, depende de la comprensión de los de abajo y sus posibles aliados, disponerse a recuperar su camino; esto es, recuperar la capacidad de construir su propia historia y por la que autónomamente han logrado sobrevivir hasta el presente.

 

Por eso, hoy, sometidos por el Estado-gobierno de la llamada V República del “socialismo” del siglo XXI y sus clientes y amos corporativos, al hambre por desabastecimiento inducido por sus mafias embriagadas de migajas; cuando morimos de mengua por falta de medicamentos de una ciencia ajena y más privada que nunca en manos de outsourcing “humanitarios”; cuando nuestro territorio es entregado a pedazos al mejor postor transnacional por falta de divisas, luego de haber dilapidado en una bacanal de corrupción más de UN BILLON DE DOLARES; luego de haber incumplido la promesa constitucional de demarcar las tierras y territorios de los pueblos indígenas del país; luego de haber presentado como Reforma Agraria un saqueo clientelar que no denunciarlo descalificaría nuestra verdadera lucha por la tierra; luego de asesinarnos con sus Distritos Militares al tiempo que, de forma perversamente descarada se dota a los militares con cerca de Un millón de hectáreas de tierra y, por si fuera poco, se les entrega la exclusividad de explotación petrolera y minera nacional en alianza “mixta” con el capital transnacional minero; es por lo que hoy podemos declarar, que la llamada V República Chavista ha muerto, y ninguno de nuestros pueblos y naciones está obligado a morir con ella y, mucho menos, a acompañar en su tumba a sus sepultureros.

 

Así, entonces, estamos obligados a decir con toda la fuerza de nuestro corazón:

 

  • Que estamos obligados a luchar por la vida de nuestros pueblos.
  • Porque nada tenemos que ver con el latrocinio de los que aún se atreven a hablar de “revolución” en nuestro nombre.
  • Porque los Estados-gobiernos republicanos (especialmente el de Venezuela), han terminado por convertirse en verdaderos sindicatos corporativos en manos de serviles a los intereses transnacionales, militares contrabandistas y corruptos, narcotraficantes y todo inimaginable engendro del capitalismo.
  • Porque YA BASTA de aceptar el asesinato de nuestros hijos indígenas, campesinos, mineros artesanales y obreros ejecutados por las fuerzas represivas del Estado o por paramilitares contratados por el Estado para hacer su trabajo sucio y, además, pagados con el propio dinero del pueblo.
  • Porque este es nuestro tiempo y no el de los fariseos.
  • Porque aprendimos a vivir con la naturaleza y el mundo y porque queremos vivir para que viva el mundo.
  • Porque ya no hay más tiempo para las ilusiones, sino para construir otro mundo posible, esto es,
  • Porque es tiempo de sacar nuestra semilla guardada, para sembrarla y protegerla en su crecimiento como posibilidad de vida de nuestras naciones y pueblos.

 

En virtud de todo lo dicho es por lo que hoy, creemos necesario convocar a todos aquellos corazones indígenas, negros, campesinos, obreros, pobres urbanos e intelectuales dispuestos a pensar desde el corazón, a reunirnos durante los días 21 al 25 de junio del presente año 2016, en un Encuentro de Pueblos y Naciones de Venezuela, Abya Yala y el Mundo, en función de repensarnos como una verdadera Confederación de Naciones y Pueblos Autónomos de Venezuela, Abya Yala y el mundo desde abajo, en defensa de la vida de cada pueblo, nación y del planeta todo, y en contra de todos los enemigos de la humanidad que, ya desde ideologías de derecha o de “izquierda” han pretendido naturalizar el sometimiento de todos los de abajo, para lo que se sirven de la mentira, la violencia y la muerte.

- Para descargar la propuesta del Encuentro, haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:

Temas: Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos

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