Capitalismo voraz, extractivismo neocolonial y percepciones sobre el Trigo Transgénico HB4

Idioma Español
País Argentina

"En el siguiente trabajo se describirán las contradicciones que tiene el sistema capitalista respecto al modelo agroalimentario argentino y el paradigma hegemónico que permitió la aprobación del trigo HB4, explicitando su percepción del concepto de “naturaleza” y sus implicancias en la apropiación del mundo, con la intención de ir a las raíces conceptuales que llevaron a dicha situación y zoncera que involucra al agronegocio argentino y al extractivismo neocolonial".

INTRODUCCIÓN

En 1996 se aprobó la soja tolerante al glifosato, primer cultivo transgénico en la Argentina. Desde ese suceso, la siembra de semillas transgénicas, también denominadas cultivos genéticamente modificados (GM), creció de modo exponencial, a tal forma que Argentina quedó posicionada como el tercer productor mundial de cultivos GM, después de Estados Unidos y Brasil (Argenbio, 2021).

Actualmente y hasta la aprobación del Trigo Transgénico HB4, los principales cultivos transgénicos sembrados en la Argentina son: soja, maíz y algodón. De modo que, prácticamente el 100% de la superficie de soja en Argentina se siembra con variedades transgénicas tolerantes a herbicidas; en el caso del maíz, más del 97 % de la superficie se siembra con maíz transgénico; y en relación al algodón, también casi la totalidad de la superficie sembrada corresponde a variedades transgénicas con características combinadas de resistencia a insectos y tolerancia a herbicidas (Argenbio, 2021).

Este fenómeno, trajo aparejado efectos gravísimos por la exposición aguda y masiva a agrotóxicos; como son, el cáncer por el contacto crónico y prolongado, disrupción endócrina, enfermedades neurológicas y anomalías en niños/as cuyas madres fueron expuestas en distintas etapas del embarazo y más, enfermedades intestinales inflamatorias, efectos inmunosupresores que debilitan el sistema inmunológico de los pueblos fumigados por causa del glifosato liberado en el territorio, en el ambiente y en casi la totalidad de los alimentos, reducción de los niveles calcio, magnesio, hierro y manganeso en la raíz y hojas de las plantas como consecuencia de la exposición al glifosato, lo que genera deficiencia de estos nutrientes en los alimentos que consumen los humanos/as (Rossi, 2020).

Asimismo, la Asamblea General de las Naciones Unidas (2017) advirtió sobre los efectos nocivos en las sociedades, territorios y ambientes, como consecuencia de la utilización de plaguicidas, cuestión que provoca 200.000 intoxicaciones agudas devenidas en muerte por año, siendo que el 99% de ellas corresponden a países subdesarrollados.

De este modo, el modelo dominante de producción, distribución y consumo agroindustrial argentino se caracteriza por ser extractivista, utilizar agrotóxicos y explotar los monocultivos transgénicos, culminando en: contaminación en los alimentos, el agua, el aire y la fauna silvestre, por lo tanto, trae aparejado enfermedades y -en muchos casos- la muerte, no alimenta y crea consumo constante de productos ultraprocesados, provoca concentración, extranjerización y conflictos por la tierra, desplaza a campesinos y a pueblos originarios, provoca éxodo rural y hacinamiento urbano, desaloja a otros cultivos y a la ganadería bovina, deforesta y destruye selvas y humedales, aumenta los gases responsables del cambio climático, degrada el suelo y causa desertificación, expande las malezas resistentes y tolerantes, e induce a la pérdida de biodiversidad y a inundaciones (Filardi, 2018).

Por todo esto y más, la “Audiencia Pública Autoconvocada: Con Nuestro Pan No. Trigo Transgénico”, forma parte de un levantamiento en pos de no continuar con la mirada hegemónica, extractivista y capitalista sobre la producción y el consumo de alimentos que tiene el agronegocio en nuestro país. Dado que, la aprobación del trigo HB4 contribuye a la profundización de la lógica del agronegocio y del capitalismo voraz en los territorios nacionales, con la pérdida consecuente de la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la salud de nuestros pueblos.

En efecto, la audiencia pública autoconvocada tuvo como fin, solicitar al Gobierno Nacional que revea la aprobación del trigo transgénico HB4 y, a su vez, convocar a un amplio debate social sobre esta problemática, con el objetivo de poder avanzar hacia la construcción de alternativas agroecológicas para la producción de alimentos sanos, respetuosas del ambiente y de la salud de nuestros pueblos y territorios (Audiencia Pública Autoconvocada: Con Nuestro Pan No. Trigo Transgénico [APA:CNPN.TT], 2020).

De todos modos, la campaña “Con Nuestro Pan No” nació en marzo de 2019, cuando en el gobierno del entonces Presidente Mauricio Macri, se hablaba de la posibilidad comercial de aprobar el Trigo Transgénico HB4, y por ello, se recolectaron más de 1500 firmas de diferentes organizaciones sociales de todo el país, con el objetivo de expresar el rechazo a esta posibilidad. No obstante, una vez publicada la autorización comercial en el Boletín Oficial, se actualizaron los fundamentos y razones para que sea revocada la Resolución nº 41/2020, y el 15 de octubre de 2020 se emitió un nuevo pronunciamiento actualizado a través del Colectivo Trigo Limpio. Al día 18 de diciembre, tuvo más de 6446 firmas de diversas organizaciones heterogéneas y de diferentes actores de todo el país, tales como organizaciones de unidades académicas, sindicatos, movimientos campesinos, derechos humanos, asambleas de pueblos fumigados, investigadores/as, colectivos, entre otros (APA:CNPN.TT, Filardi, 2020).

Si se hace hincapié en el campo científico, fueron más de 1400 científicos/as de 35 universidades de todo el país, los que firmaron la carta pública para solicitar que se deje sin efecto la aprobación del Trigo Transgénico HB4 y se dé un amplio debate social; y en ausencia de audiencias públicas convocadas por los organismos del Gobierno Nacional, se realizó la autoconvocatoria (APA:CNPN.TT, Massini, 2020).

En suma, la aplicación de una nueva semilla transgénica afecta y repercute en la vida diaria de cualquier argentino/a por las implicancias que tiene el trigo en la alimentación, debido a que, como refiere Miryam Gorban (APA:CNPN.TT, 2020), “es nuestro pan, son nuestros fideos y nuestros ravioles [en consecuencia] es necesario tocar los timbres de los lugares de decisión y si no nos atienden, hay formas de abrir las puertas a patadas. Necesitamos garantizar que se levante la bandera de un país productor de alimentos sanos, seguros y soberanos, que tenemos la posibilidad de ser”.

Bajo este propósito y como una de esas formas de tocar timbres o puertas, el siguiente artículo tiene como fin sacar el velo de las miradas hegemónicas y del sentido común establecido como zoncera [1], ya que como manifiesta Jauretche (1973), “descubrir las zonceras que llevamos adentro es un acto de liberación: es como sacar un entripado valiéndose de un antiácido, pues hay cierta analogía entre la indigestión alimenticia y la intelectual” (p. 7).

Por este motivo, en el siguiente trabajo se describirán las contradicciones que tiene el sistema capitalista respecto al modelo agroalimentario argentino y el paradigma hegemónico que permitió la aprobación del trigo HB4, explicitando su percepción del concepto de “naturaleza” y sus implicancias en la apropiación del mundo, con la intención de ir a las raíces conceptuales que llevaron a dicha situación y zoncera que involucra al agronegocio argentino y al extractivismo neocolonial.

Por consiguiente, se propondrán la Ecología Política y el Ecofeminismo como formas de mirar este evento transgénico. Y a su vez, se buscará visibilizar y comprender cuáles son los motivos que hacen que esta Resolución no deba aplicarse, gracias a la argumentación y fundamentación que hicieron diversos actores sociales en la audiencia pública autoconovocada. Puede verse también, que la zoncera del agronegocio se desvanezca ante la argumentación fundada de los/las científicos/as y de las organizaciones sociales que incitan al debate social y al cuestionamiento de políticas públicas vistas como fundamentales y necesarias para alimentar a toda la población.

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Nota:

[1] “Basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pase con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo” (Jauretche, 1973, p. 5).

Contacto:

María Tiscornia -   moc.liamg@ainrocsityrem

Lic. Comunicación Social UBA

Temas: Agronegocio, Transgénicos

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