Chile: el arribo del gigante Wal-Mart a la zona mapuche-huilliche

Idioma Español
País Chile

Empresa símbolo en violaciones a derechos laborales. Wal-Mart compra barato, vende barato y deja altos costos sociales, ambientales y laborales, una ecuación similar a la de los salmoneros en el sur de Chile

Pésima distribución de las riquezas, niveles de pobreza por sobre la media nacional, baja escolarización y capacitación, y malas condiciones laborales son la tónica de una región salmonera rica en recursos naturales y donde el crecimiento económico no se refleja en las condiciones de vida de la ciudadanía.

REGIÓN DE LOS LAGOS / “Leerse la suerte entre gitanos” parece ser el mejor dicho para calificar el acuerdo al que han llegado compañías salmoneras que operan en Chile y la cuestionada cadena de supermercados estadounidense “Wal-Mart”. Con este “agreement” el gigante del retail solo venderá salmón proveniente de empresas inscritas en el Sistema Integrado de Gestión (SIGES), una singular herramienta que -según la patronal SalmonChile-, contribuirá a que la industria acuícola “produzca un bien superior en forma sustentable y de manera socialmente responsable”.

El SIGES “es una herramienta para apoyar la estandarización de los sistemas productivos y de proceso en aspectos de Salud de Peces, Calidad, Inocuidad Alimentaria, Medio Ambiente, y Salud y Seguridad Ocupacional”, al cual ya están suscritas 17 grandes compañías nacionales y transnacionales. Lo curioso de este cerrado y bilateral acuerdo es que la mayoría de las empresas que integran el SIGES han violado repetidamente la legislación chilena, incluso una de estas compañías, Pacific Star, ha cultivado salmones en lugares en que no tenía permiso ambiental, ni concesión marítima.

Otra de las top, Marine Harvest, tiene una saga antisindical, que bien pareciera de una cuestionable empresa del tercer o cuarto mundo y no una multinacional proveniente de Europa y miembro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, a la que tanto aspiran los economistas gubernamentales. Los records de infraccionalidad de las Leyes laborales y ambientales en el sector salmonero son de los más altos en Chile. Mientras a nivel nacional las tasas de accidentabilidad fueron de 7,1 en 2004 y 7,96 en 2005, en la industria salmonera se registraron índices de 9,3 y 8,26 para los respectivos años. Más aún, en los centros de cultivo los índices de accidentes llegan al 11,2% y en algunas plantas de proceso se elevan hasta un 13.9% .

Esta situación dramáticamente se refleja en las muertes en la industria salmonera: 1 muerto mensual en los últimos 16 meses, tanto en los remotos centros de crianza de salmones como en las factorías que los procesan. La saga no termina ahí. Los informes de la Inspección del Trabajo de la Región de Los Lagos denuncian que en las fiscalizaciones anuales de los últimos tres años, dos tercios de las empresas del cluster del salmón, han violado la legislación laboral.

Pero los escándalos por incumplimiento de la legislación chilena por parte de los salmoneros no se han quedado entre cuatro paredes. Fue la propia OCDE, en el informe de evaluación del desempeño ambiental de Chile, que en 2005 entregó un capitulo especial con recomendaciones para elevar los estándares ambientales y sanitarios de la acuicultura. Impuestos al uso de antibióticos, multas por escapes de salmón, preocupación por el vínculo entre salmonicultura y pesca marina, reconocimiento de eutroficiación de ecosistemas acuáticos e inquietud por matanza de lobos marinos, son algunas de los puntos del informe de la OCDE.

El caso del uso de los antibióticos, quizás es uno de los secretos mejor guardados de la industria y del Estado: no hay informes de cantidades ni de tipos de sustancias utilizadas. Solo un informe de la Universidad Austral pudo rastrear en la prensa especializada que los salmoneros chilenos estarían usando 40 toneladas de antibióticos anuales, mientras que Noruega, primer productor, por idénticas cifras producidas solo utiliza 1 tonelada. Además la OCDE llamó a “fortalecer la capacidad para hacer cumplir las normas y los reglamentos”, recomendación nada de curiosa viendo las repetidas violaciones a las normativas laboral, ambiental y sanitaria.

La rica y pobre región salmonera

Wal-Mart compra barato, vende barato y deja altos costos sociales, ambientales y laborales, una ecuación similar a la de los salmoneros en el sur de Chile. Pésima distribución de las riquezas, niveles de pobreza por sobre la media nacional, baja escolarización y capacitación, y malas condiciones laborales son la tónica de una región salmonera rica en recursos naturales y donde el crecimiento económico no se refleja en las condiciones de vida de la ciudadanía.

En los últimos años, las exportaciones de salmón han experimentado un crecimiento explosivo desde 1990. En 2005 los salmoneros recibieron retornos por 1.700 millones de dólares por exportaciones cercanas a 300 mil toneladas de producto terminado. Las proyecciones apuntan a triplicar la producción y a transformar a Chile en el primer productor mundial en 2010.

El crecimiento en las últimas décadas en esta industria ha sido de orden del 15%. La contraparte a estas cifras son los niveles de miseria, pues los índices de pobreza en la región permanecen por sobre 3% de la media nacional. De 20,6% de pobreza nacional en el año 2000, se baja a 18,6% en 2003, mientras en la Región de los Lagos de 24,7% solo disminuye a 21,6%.

La industria salmonera genera 45.000 puestos de trabajo, pero cerca del 60% de esta mano de obra se obtiene de empresas subcontratistas que mantienen condiciones laborales mucho más precarias que las casas matriz. Con estos datos no extraña que la Región de Los Lagos tenga un Índice de Desarrollo Humano (IDH), deficitario de 0,729, en comparación con un promedio de 0,851 a escala nacional. Estos índices ubican a la Región en el décimo lugar entre las 13 regiones de Chile. El IDH está referido a salud, educación e ingreso, aspectos todos criticables para la industria salmonera.

De acuerdo a la encuesta Casen 2003, la Región de los Lagos ostenta, junto a la de la Araucanía, el segundo nivel más bajo de escolaridad promedio de la población de 15 años y más, por línea de pobreza. Todas estas magras cifras demuestran que el sur de Chile se ha transformado en un enclave económico de extracción y generación de riquezas, pero que no se reparten. Un informe de Veterinarios Sin Fronteras de Barcelona de 2005, ejemplificó esta situación afirmando que por cada 10 dólares de ganancia empresarial, solo se genera 1 dólar de ganancia laboral. Esta tendencia ha aumentado en los últimos 10 años ya que la ganancia de las empresas se ha multiplicado por 13, mientras que la de los trabajadores solo en 1,4 veces.

Veterinarios sin fronteras afirmó que por cada dólar que ingresa vía salario a cada trabajador, ingresan 6.650 dólares promedio a cada compañía vía beneficio bruto. Cuando esta ecuación se realiza con las 12 compañías top responsables de 75% del valor de las exportaciones, el volumen ganancial individual por empresa es de 30 millones de dólares promedio, mientras el volumen ganancial por trabajador es de 2.150 dólares promedio al año (179 dólares mensuales).

Wal Mart y el Far West Salmonero

Algunos grandes empresarios salmoneros chilenos, junto a transnacionales holandesas, noruegas, españolas y japonesas que operan en el Far-West salmonero de Chiloé, Aisén y Magallanes, parecen haber encontrado en Wall-Mart a su alma gemela en el mundo de la sobreexplotación laboral. Esta emergente alianza les permitirá tener la exclusividad en los grandes supermercados estadounidenses, el segundo mercado en importancia para el salmón chileno, y de paso eliminar la molesta competencia de las compañías que están fuera del acuerdo.

Y es que tienen historiales parecidos. Porque Wal-Mart no es ningún santo. Ya en 2003 The New York Times, quizás el diario más influyente en el mundo occidental, estableció el término “walmartización” para calificar los sistemas laborales de precarias condiciones salariales, antisindicalización, discriminación, contrato de trabajadores ilegales, y utilización de subsidios estatales para mejorar aspectos de salud, seguridad y escolaridad para sus miles de empleados.

A tres años de esta editorial, las críticas contra el gigante del retail continúan aumentando. El documental “Wal-Mart: el alto precio de vender barato”, que se está distribuyendo en Chile, presenta la “nueva cadena de comercialización”, en la que en cada eslabón, presenta altos cuestionamientos laborales, sociales, ambientales, sanitarios.

La Wal-Martización de América, como tituló el Times en su editorial, es bien conocida por los trabajadores del salmón. La frase “la salmonización de Chile”, también calza para describir esta forma de monoproducción industrial de especies exóticas, basadas en bajos estándares ambientales y laborales, de la “estrella de la economía chilena”, los salmones / Azkintuwe (Por Ecocéanos News - Martes 23 de Mayo de 2006)

Fuente: Azkintuwe

Comentarios