¿Qué tienen en común los casos del zika, el ébola, la gripe A o la gripe aviar?

Idioma Español

Gripe aviar en 2005; Gripe porcina o A en 2009-2010; Ébola en 2014; Zika en 2015 y hasta hoy, tienen en común a la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuyo papel ha sido crucial en las últimas alarmas globales por temas de salud pública. ¿Qué papel juega la OMS y qué aspectos comunes se observan en todas esas epidemias?

Por Miguel Jara

 

3 de febrero de 2016

 

El virus del zika se ha popularizado porque el mosquito que la transporta, Aedes aegypti, avanza de sur a norte en el planeta espoleado por el calentamiento global. A más calor mayor expansión de los mosquitos y por tanto del virus con el que viajan.

 

La preocupación ahora es la epidemia que se vive no ya en África, donde se originó hace más de 50 años y Asia por donde se expandió, sino en América Latina, donde se extiende. Y en Estados Unidos donde ya llega. Incluso va barajándose la posibilidad de que colonice España, quizá sobre todo por su importancia por personas que hayan viajado a países donde está presente.

 

Como se sabe, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el lunes al virus zika como una emergencia sanitaria global, debido a que la infección transmitida por mosquitos se ha relacionado con enfermedades neurológicas en niños recién nacidos aunque eso todavía no está demostrado científicamente.

 

De este modo, el papel en la OMS comienza a parecerse al desarrollado en otros “estados de alarma”, como en 2005 sucedió con la gripe aviar; en 2009 con la gripe A; y en 2014 con el ébola.

 

No quiero negar la importancia de la actual crisis sanitaria ni de ninguna de las anteriores pero sí me pregunto: ¿Cuáles son los puntos en común o a destacar en esas actuaciones? Estos:

 

-El desconocimiento científico de la situación. Se produjo con la aviar, la A y ahora con el zika. Se emite la alerta por la expansión del virus no porque se conozca con seguridad y profundidad el daño que puede provocar; su impacto real en la salud pública mundial, sino por prevención (una manera de prevenir que puede estar mal entendida).

 

-Se desconoce, por no escribir que NO existe, tratamiento alguno para el zika. No hay vacunas ni medicamentos y desconocemos si hay algún otro tipo de remedios que funcionen. Tampoco había vacunas contra el ébola ni contra la gripe A, se intentaron desarrollar o desarrollaron más tarde.

 

-La declaración de la emergencia implica que se invertirá en investigación y en esfuerzos para controlar el brote con rapidez. Se entiende que hasta ahora no se ha hecho. Esto recuerda las prisas cuando el ébola, conocido desde la década de los años 70 del siglo pasado, sólo interesó cuando pasó del llamado Tercer Mundo al primero y en concreto a Estados Unidos y Europa a través del primer caso en España.

 

Y también recuerda a las prisas con las que hubo de actuarse para buscar una vacuna contra la gripe A cuando ya se había anunciado la “pandemia” que, por suerte, no llegó.

 

-La espera, por fortuna sin llegada, insisto, también se produjo con la aviar y con el ébola. Menos mal que la OMS falla más que una escopeta de feria porque una persona nacida antes de la “epidemia” de gripe aviar de 2005 podría haber muerto ya tres veces sin haber cumplido los once años y aún sufrir la incertidumbre por el virus zika.

 

-La OMS ofreció muchas facilidades a laboratorios privados, multinacionales farmacéuticas habituales fabricantes de vacunas, para que buscaran una inmunización efectiva. Con la gripe A ofrecieron vacunas de baja eficacia y que provocaron nuevas y graves reacciones adversas en personas que en su mayoría no necesitaban la vacuna (se vacunaron por miedo para afrontar una “pandemia” que nunca existió).

 

Durante la epidemia de ébola se ofrecieron las mismas facilidades pero antes desapareció el ébola que llegaron las inmunizaciones o tratamientos necesarios, efectivos y seguros.

 

-El pelotazo económico fue seguro a cuenta de la gripe aviar. Nunca hasta entonces se había vendido tanto un antiviral conocido como Tamiflu (luego muy cuestionado por su baja eficacia y efectos secundarios). Con la gripe A el Tamiflu y también el Relenza se vendió aún más y el pelotazo se incrementó con la compra por parte de casi todos los países de millones de dosis de vacunas que hubo que tirar a la basura en su mayor parte.

 

En el caso del ébola la aparición de tratamientos que parecían efectivos como el ZMapp y del comienzo de la investigación en vacunas disparó la “ilusión” (léase mejor codicia) en los mercados. Poco más se supo de los avances en dichos tratamientos.

 

-Todo esto es como para poner en duda el papel de la OMS como líder mundial en salud pública. La ciudadanía tiene que conocer que la OMS empezó hace tiempo su proceso de destrucción por “privatización”. Hoy casi todos sus ingresos y financiación le llegan de manos privadas, “filántropos” y compañías farmacéuticas. Quizá por ello su estrategia preferida sea el marketing del miedo.

 

Hace falta como mínimo una profunda renovación de este órgano de control mundial que invierta en verdadera prevención. Que se anticipe a posibles problemas y que con tiempo busque soluciones y remedios con independiencia de financiadores, empresas e intereses gubernamentales. Que se base para ello en organismos públicos cuyo fin no sea el lucro económico sino el interés por la salud pública mundial.

 

Fuente: Miguel Jara

Temas: Corporaciones, Salud

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