Otra forma de alimentarnos es posible: una mirada a los transgénicos y a la seguridad alimentaria

Idioma Español

Las semillas de la destrucción o semillas suicidas han sido sembradas en la tierra de la tiranía y de la injusticia, tiene raíces profundas de desigualdad y violencia

La sabia de estos vegetales fabricado por los "poderosos", es tan grande que priva a los que no tienen poder, hasta de la energía de reclamar sus derechos, un derecho mas a la vida.

Este acontecimiento, está sembrando la inseguridad del planeta, nos quieren llevar al genocidio mas grande del mundo, a la extinción del ser humano. Podéis hacer lo que queráis - escribe Martín Luther King- pero nosotros seguiremos amándoos...metednos en las cárceles y aún así os amaremos, lanzad bombas contra nuestras casas, amenazad a nuestros hijos y por difícil que sea nos amaremos también. Bien podríamos decir esto por amor a nuestra tierra, a las semillas, naturales, a la vida...

Las semillas de la destrucción, no podrían ser menos que semillas muertas, que sintetizan el modelo dominante a escala planetaria de producción-distribución-consumo de alimentos. A estas semillas muertas se les ha amputado la capacidad de auto reproducirse alcanzando así el objetivo perseguido de maximizar los beneficios, concentrados a su vez en un número reducido de empresarios. Este sistema de derechos sobre la vida, se convierte en el obligatorio uso de semillas comerciales agudizado por la competencia y concentración de poder sobre el material genético agrícola.

Reclamar la soberanía alimentaria, no es cuestión exclusiva del sector campesino, sino es una responsabilidad ciudadana, no solo porque el modelo alimentario y sus consecuencias económicas, ecológicas y sociales, nos afecten, sino porque ejercer de forma plena la soberanía alimentaria supone reconstruir las relaciones campo-ciudad, asignatura pendiente en este complejo camino hacia la promoción de la vida.

Hay diversos planos en los que se puede explorar y ejercer la soberanía alimentaria, según enfoquemos las contradicciones norte-sur, rural-urbano, internacional-local, producción-consumo, suficiencia-salubridad, etc.; se precisa además de las denuncias y protestas, de un cambio de actitud ante el consumo propio e interrelacionar las consecuencias de nuestros hábitos y formas de vida.

Ante situaciones como la que estamos viviendo en donde Si la cuarta parte de la humanidad disfruta de las tres cuartas partes de la riqueza del mundo ¿no se debe acaso al hecho de que posee por si sola mas del 90% del potencial científico y tecnológico del globo? (F. M. ZARAGOZA) es preciso seguir trabajando a favor de la vida, de la justicia y de nuestro planeta, a pequeña escala, no importa, en la medida de lo posible, desde nuestra trinchera; por supuesto sin perder de vista el proyecto social que nos unifica a todos.

Carmen Vera es Profesora Nutricionista de una Universidad pública de México.
E-mail: moc.oohay@16_arevc

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