Silencian grandes medios Conferencia Mundial sobre Diversidad Biológica, por Néstor Núñez

Parecería lógico que asuntos de tanta trascendencia para la vida de la civilización humana como la preservación de la naturaleza, encontraran un fuerte eco en los principales medios noticiosos del mundo

Sin embargo, es evidente que para los grandes monopolizadores de la información, el asunto carece de trascendencia. Al fin y al cabo, ellos están ligados con los poderosos que han provocado el ocaso ambiental a escala planetaria.

De ahí que muy pocos se dieran por enterados de que en Kuala Lumpur, la capital de Malasia, concluyó recientemente la Séptima Conferencia Ministerial sobre Diversidad Biológica que da continuación a los debates abiertos en 1992 durante la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro.

No fue un foro que transitó por un lecho de rosas. Sabido es que grandes potencias encabezadas por los Estados Unidos manipulan el tema, y mientras se niegan a reducir sus niveles de emisión de gases tóxicos a la atmósfera, pretenden repartirse la biodiversidad que aún pervive en las naciones empobrecidas del Sur.

Las escasas informaciones difundidas desde Kuala Lumpur por las grandes agencias informativas no pudieron ocultar, sin embargo, estas contradicciones.

Los países altamente industrializados miran con avidez hacia las selvas amazónicas, los bosques centroamericanos y los parajes africanos o asiáticos.

Allí se esconden especímenes de la flora, la fauna -y hasta genes humanos- que pueden ser materias primas para monopolios como los farmacéuticos, los biotecnológicos o la industria de Cosméticos, entre otros.

Este privilegiado grupo ensaya poner en vigencia la idea que los grandes reservorios naturales constituyen una reserva mundial y, por tanto, requieren de una administración multilateral donde ellos, los fuertes, serían los grandes acaparadores. El gran negocio, en pocas palabras.

Mientras, de sus chimeneas siguen brotando nocivos elementos que acentúan el efecto invernadero y alteran el clima global con serias consecuencias en toda la geografía, o persisten los derrames de químicos en los mares y ríos, envenenando el agua, cada vez más escasa para el consumo humano, animal o agrícola.

Bien harían estos "preocupados caballeros" en establecer autoridades internacionales para castigar a los violadores de acuerdos como el de Kyoto, referido a los gases contaminantes, o a los que han asesinado la naturaleza virgen en el Norte y ahora ambicionan los cada vez más menguados recursos del Sur.

Agencia Cubana de Noticias, Cuba, 15-3-04

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