Información engañosa debilita la lucha contra cambio climático
Corporaciones, gobiernos y partidos políticos están detrás de las campañas de desinformación y el resultado es una pérdida de confianza pública y la letal retroalimentación entre el negacionismo científico y la inacción política.
La crisis climática y lo que ello supone para el planeta y los seres humanos, atraviesa por una agravada tensión global, a ratos expuesta y a ratos soterrada. En momentos en que los científicos afirman que es imposible limitar el calentamiento global a 1,5 °C, una corriente de opinión propaga información engañosa sobre la naturaleza del cambio climático y sus impactos. Una manera de obstruir aún más las soluciones disponibles.
La respuesta a la crisis climática se ve atascada y retrasada por la producción y circulación de este tipo de información desacertada que confunde a las personas e incluso, a algunos entes en la toma de decisiones. El Panel Internacional sobre el Entorno de la Información, una organización independiente, apunta a “actores poderosos” que se encargan de “difundir narrativas inexactas”.
El informe revela que corporaciones, gobiernos y partidos políticos están detrás de esas campañas a través de canales de comunicación digitales, audiovisuales e interpersonales. El resultado es una pérdida de confianza pública y una menor coordinación de políticas. Un retroalimentación letal del negacionismo científico y la inacción política.

Mientras tanto, la temperatura media mundial aumentó 1,24 grados por encima de la era preindustrial entre 2015 y 2024, según un equipo internacional compuesto por 61 científicos de 17 países. En 2024 el incremento fue de 1,52 grados.
Información engañosa torpedea al cambio climático
Investigadores, coordinados en la iniciativa Indicadores del Cambio Climático Global (IGCC), precisaron que, de la subida de 1,52 grados en 2024, 1,36 grados es «atribuible a la actividad humana». De la misma manera que del incremento de 1,24 grados durante el periodo 2015 y 2024, 1,22 grados también obedece a la acción del hombre.
El grupo de IGCC aporta actualizaciones anuales de los principales indicadores climáticos comunicados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. En su reporte más reciente precisa que la actividad humana ha generado el equivalente a unas 53 gigatoneladas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera cada año durante el último decenio.
Sus estimaciones del presupuesto de carbono restante para consolidar el aumento de 1,5 °C son de 130 gigatoneladas de CO2. Cantidad que se agotaría en poco más de tres años al ritmo actual de emisiones. Mientras que un presupuesto para 1,6 grados o 1,7 grados podría superarse en apenas nueve años.
Las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso «han aumentado desde 2019» y el resultado de ello es un incremento equivalente del desequilibrio energético de la Tierra. Un indicador crucial para monitorizar el calentamiento actual y futuro.
Los científicos aseguran también que entre 2019 y 2024 el nivel del mar medio mundial subió en torno a 26 milímetros. Muy por encima de la tasa de 1,8 anuales a largo plazo registrada desde principios del siglo XX.
El estudio, publicado en la revista Earth System Science Data, se presentó en la Conferencia sobre el Clima de Bonn, como anticipo de las negociaciones de la COP30 en Belén, Brasil.

Desinformación, negacionismo, falsedad
En varios medios de comunicación y redes sociales, circulan informes falsos sobre el calentamiento global. Estas noticias suelen negar la existencia del cambio climático, atribuirlo a causas naturales en lugar de la actividad humana, o minimizar sus impactos.
La manipulación algorítmica, el sesgo, el discurso de odio, la información engañosa, las falsificaciones profundas y otros actos han creado una crisis global del entorno de la información y una amenaza existencial para la humanidad. El costo es de miles de millones de dólares, millones de vidas y una erosión de la confianza en la ciencia, instituciones y entre nosotros.
El Panel Internacional sobre el Entorno de la Información revisó sistemáticamente 300 estudios y concluyó que:
- El negacionismo ha evolucionado hacia un escepticismo estratégico. Las campañas ahora se centran menos en negar el cambio climático y más en desacreditar la eficacia, los costos o la justicia de las soluciones propuestas.
- La desinformación es específica e intencional. Los líderes políticos, los funcionarios públicos y las agencias reguladoras son objetivos clave en los esfuerzos por retrasar la política climática.
- Los bots y los trolls amplifican las falsedades a gran escala. Los actores automatizados desempeñan un papel central a la hora de promover narrativas engañosas, no sólo comentarios marginales.
Según el IPIE, los informes muestran que las empresas de combustibles fósiles, alineadas con intereses políticos, y los centros de estudios afiliados han pasado de la negación absoluta a campañas más sofisticadas que siembran dudas sobre las soluciones climáticas.
“Nos enfrentamos a un entorno informativo deliberadamente distorsionado. Cuando las corporaciones, los gobiernos y los medios ocultan la realidad climática, el resultado es la parálisis”, señaló Klaus Bruhn Jensen, presidente del panel y profesor de la Universidad de Copenhague.

Bulos con el apagón de España
Tanto el IPIE como una coalición francesa formada por Data For Good y QuotaClimat, coinciden en que la energía es el tema más atacado, representando el 50% de los casos de desinformación. También en la ‘inutilidad’ de los vehículos eléctricos y la transición energética.
El apagón en España se vinculó a las energías verdes que predominan en el mix energético de ese país y que poco a poco se han convertido en la principal fuente generadora del sistema. El gobierno español y expertos han desmentido esta afirmación, señalando que la causa fue un problema técnico en la red eléctrica, específicamente una sobretensión.
El estudio de Data For Good y QuotaClimat recoge que entre las informaciones engañosas, muchas de ellas sugerían que las energías renovables son poco fiables o perjudiciales al vincularlas al cambio climático. Son más contaminantes que los combustibles fósiles, y que, en el caso de Francia, no necesita pasar a las energías renovables debido a su sólida infraestructura nuclear.
Durante los tres primeros meses se identificaron 128 casos verificados de información engañosa sobre el cambio climático, aproximadamente 10 por semana. La movilidad fue otro de los principales temas de desinformación, con un 47% de los casos detectados.
Por ejemplo, se ha dicho que los vehículos eléctricos contaminan más que los de propulsión fósil, que la producción de baterías compensa los beneficios para el clima y que, sencillamente, no funcionan en el mundo real. Estas afirmaciones contradicen directamente el consenso científico sobre la electrificación del transporte.
En el 13% de los casos, la ciencia del clima fue desacreditada de diversas maneras. Algunos negaron que el cambio climático esté ocurriendo, y otros negaron que esté causado por el ser humano. Estas afirmaciones solían estar vinculadas a agendas políticas o teorías conspirativas.

Empeoramiento más rápido
La lucha contra el cambio climático tiene dobles detractores: los factores reales que lo ocasionan y las informaciones engañosas que violentan el camino de soluciones y la guía de científicos del clima.
El estudio de IGCC insiste en la necesidad de frenar esas narrativas y los desmanes climáticos. Los seres humanos, recalca, están en camino de liberar tantos gases de efecto invernadero en menos de tres años que un umbral clave para limitar el calentamiento global será casi inevitable.
Predice además que la sociedad habrá emitido suficiente dióxido de carbono a principios de 2028. Por lo que cruzar un límite de temperatura importante a largo plazo será más probable que no.
Los científicos calculan que en ese momento habrá suficiente gas que atrapa el calor en la atmósfera para crear una probabilidad de 50-50. O incluso mayor de que el mundo se vea atrapado en un calentamiento a largo plazo de 1,5 grados desde los tiempos preindustriales.
Ese nivel de acumulación de gas, que proviene de la quema de combustibles como gas, petróleo y carbón, avanza muy rápido. Más que el que calculó el mismo grupo de 60 científicos internacionales en un estudio el año pasado. “La situación no solo está empeorando, sino que empeora a un ritmo más rápido”, afirmó Zeke Hausfather, coautor del estudio. Directivo de la empresa tecnológica Stripe y del grupo de monitoreo climático Berkeley Earth.

Afirma que estamos avanzando en la dirección equivocada en un período crítico que necesitaríamos para alcanzar nuestros objetivos climáticos más ambiciosos. “Algunos informes muestran un rayo de esperanza. No creo que este sea realmente el caso”, resaltó.
Fuente: Cambio16