Las verdaderas causas de la epidemia por Escherichia Coli

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Existe un denominador común en todos estos problemas señalados, la creciente avidez por obtener rápidos beneficios es una máxima del capitalismo que está por encima de la salud de las personas.

En este como en cualquier otro tema, la historia parece repetirse machaconamente. La historia de una epidemia mal detectada y tratada (en cualquier sentido de su acepción) y también se repite la propia historia de las epidemias, en la que los microorganismos van mutando y cambiando de forma más o menos rápida, letal o contagiosa. Son seres vivos que, como todos, se adaptan a las nuevas circunstancias, y en concreto a las nuevas y ventajosas condiciones que las sociedades humanas promueven, ¡para los microorganismos, claro!

A pesar del desarrollo de la tecnología, hay veces que ésta no se ve acompañada por un verdadero avance de la sociedad y de la ciencia. Ya desde un primer momento se observaba que esta epidemia no ha sido bien estudiada, con rapidez y eficacia, por parte de las administraciones sanitarias alemanas (1). Sin embargo, cuando no se interviene pronto y analizando todas las posibilidades de transmisión y fuentes de infección, en este caso de la infección por Escherichia Coli, los enfermos se multiplican, el problema se embrolla y las posibilidades de conocer las verdaderas causas de la epidemia se alejan día a día.

Además, en estos ejemplos de incompetencia y falta de autocrítica, es habitual asistir a lo que de hecho ha ocurrido, a “salirse por la tangente” creando un chivo expiatorio, en este caso los pepinos andaluces (y sin entrar a analizar si de forma interesada o inocente, amén de racista, dado los intereses comerciales y de imagen que tanto cuidan los gobiernos, como ahora hace el alemán). Mientras tanto, se hace gala del “avance tecnológico” en su sentido más mecanicista y estrecho de miras, como es el análisis minucioso del microorganismo patógeno, ahora posible con las sofisticadas técnicas de identificación genética, dando una imagen de que se “descubren” elementos de la epidemia, cuando en realidad solamente muestran de forma descriptiva y precisa cómo es el nuevo microorganismo, la nueva cepa de E.coli. De esta forma se quiere transmitir una falsa sensación de que avanzamos en el conocimiento de la epidemia, cuando en realidad se desconoce prácticamente todo, y especialmente lo más importante, sus causas.

El mayor conocimiento del microorganismo, tras su identificación genética, da lugar a clasificaciones a su vez cada vez más específicas en relación con la composición y características de las nuevas cepas, afirmándose que la nueva variante O104:H4 de la E. coli tiene como peculiaridades clínicas una supuesta mayor virulencia. Supuesta porque es conocido que las cepas anteriores también han causado graves complicaciones urémico-hemolíticas, mortales en algunos casos cuando afecta a personas muy mayores, o a niños muy pequeños (2). Otra peculiaridad es que la nueva cepa se hace resistente a los antibióticos habituales y por ello es más difícil de tratar y de curar. Porque desde que sabemos identificar con más precisión los diferentes microorganismos patógenos, se detectan más fácilmente estos nuevos cambios genéticos, bien para adaptarse a las nuevas condiciones (uso y abuso de antibióticos en animales y humanos), bien como consecuencia de una mayor posibilidad de cambios genéticos adaptativos. En el reciente comunicado emitido por la OMS, confirmando esta nueva cepa, su portavoz reconoce que las cepas de bacterias provenientes tanto de humanos como de animales fácilmente cambian sus genes, similar a lo que ocurre con los virus de animales como el Ébola (3). En este caso particular también se reconoce que la variante no ha sido resultado de un proceso adaptativo lento sino por cambio brusco o mezcla de cepas de E.coli ya conocidas anteriormente.

La realidad es que el paso de cepas de los animales a los humanos y los cambios en dichos reservorios se está produciendo con mayor intensidad en las últimas décadas, coincidiendo con la expansión de las grandes explotaciones agropecuarias. El reciente caso de la epidemia por la nueva variante de gripe A, que se originó en una de las mayores granjas porcinas del mundo (Granjas Carroll de México, perteneciente al grupo estadounidense Smithfield), es el ejemplo más paradigmático (4, 5), pero existen otros recientes como la alerta sanitaria provocada por los casos de gripe aviar en humanos (de alta letalidad), debido al “paso” de virus gripales propios de las aves a los humanos (6).

Por tanto, volvemos al “quid” de la cuestión, que es saber cuáles han sido las verdaderas causas de la aparición y difusión de esta nueva epidemia. Comprender este proceso pasa por investigar suficientemente todas las posibles fuentes de infección. Más que las verduras (en ellas es imposible que mute el germen), deberemos indagar en las carnes (los productos cárnicos de vacuno es la fuente más frecuente de infección por E. Coli enterohemorrágica), en el ganado y en las explotaciones pecuarias de procedencia de dichas carnes, y continuar en todo el largo proceso de la cadena de producción (con su componente humano) y distribución. ¿De verdad que esto se está haciendo así? Y si es así, ¿realmente no se sabe nada de todos estos resultados posibles? ¿O será que otra vez se nos vuelve a ocultar información esencial?

Debemos recordar que la “avanzada” y “civilizada” Unión Europea ha sido testigo de otros episodios similares relacionados con la salud animal y humana. Después de las “vacas locas” y la “contaminación por dioxina de los pollos belgas” de hace más de una década, han sido continuas las alertas sanitarias por intoxicación de animales y personas. Tenemos reciente el flagrante escándalo de una nueva contaminación por dioxina producida por la empresa alemana Harles & Jentzsch, fabricante de piensos para grandes explotaciones aviarias y porcinas de la región. A lo escandaloso del hecho en sí, se añadió su conciente ocultación, como parece que está ocurriendo ahora, por parte de las autoridades alemanas. Ya entonces, se continuó con las exportaciones de huevos y otros derivados sin garantías de su inocuidad. Y estos son únicamente los ejemplos más significativos de brotes epidémicos que se han originado, debido y potenciado por las prácticas antinaturales de hacinamiento animal, de tratamientos continuados con antibióticos, y de fabricación insana de piensos, que facilitan las mutaciones víricas y bacterianas. Esto se ha producido en el mismo corazón de los principales estados europeos y, ni que decir tiene, se produce a nivel mundial controlado por las grandes trasnacionales del sector. Sin olvidar que a estos peligros de abuso de productos químicos se añade la manipulación genética para la industria de transgénicos: curiosamente, la E. coli es muy utilizada para la fabricación de hormonas transgénicas de crecimiento bovino (7).

Ahora, igual que antes, subscribimos lo que entonces decíamos con el escándalo de intoxicación por dioxinas en los piensos alemanes: “Existe un denominador común en todos estos problemas señalados, la creciente avidez por obtener rápidos beneficios es una máxima del capitalismo que está por encima de la salud de las personas. Luchar y denunciar de forma sistemática la base socioeconómica en la que se sustenta este sistema, que solo genera destrucción de la naturaleza y de los seres vivos, debe ir acompañada de las propuestas sociales y ecológicas que desde distintos ámbitos locales y globales emergen de las clases campesinas y oprimidas tanto de los países más empobrecidos como de los países enriquecidos de nuestro entorno” (8).

CITAS:

1) Cruz C. Brote de toxiinfección alimentaria por Escherichia Coli en Alemania ¿Pepinos andaluces o rigor alemán?, 30 de Mayo de 2011: ver aquí
2) Heymann, DL (Editor). El control de las enfermedades transmisibles. Washington: OPS; 2005.
3) Europa-press. La OMS dice que la cepa de 'e.coli' de los pacientes alemanes es desconocida. 5 de junio de 2011: ver aquí
4) Silvia Ribeiro, “Epidemia de lucro”, La Jornada, 28 de abril de 2009: ver aquí
5) Concepción Cruz, “Dos pandemias de gripe, dos nombres (o cuando el nombre dice más de lo que pretende decir)”, 7 de Octubre de 2009: ver aquí
6) Marwaan Macan-Markar. Gripe aviar-Vietnam: Una historia de éxito. 13 de Mayo de 2006: ver aquí
7) Silvia Ribeiro. Pepinos, cerdos y enfermedades, 5 de Junio de 2011: ver aquí
8) Cruz C. Alemania en el punto de mira, 7 de Enero del 2011: ver aquí

Fuente: Rebelión

Temas: Sistema alimentario mundial

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