“¿Qué anuncia la Catrina en Nueva Orleáns?"

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Con el huracán Karina pareciera que la civilización petrolera ha cerrado un gran círculo. Pues los terribles efectos destructivos del huracán Katrina, curiosamente concentrados en la principal región petrolera del imperio, dan la impresión de estar fuertemente asociados al calentamiento global, el cual se asienta en la desaforada producción y el consumo mundial de hidrocarburos, naturalmente encabezado durante 150 años por Estados Unidos

Katrina, un caso de injusticia ambiental y global

Katrina nos permitió recordar cómo la generación de energía en el mundo y el racismo están estrechamente ligados. Vemos cómo las poblaciones más empobrecidas del mundo son las principales víctimas del cambio climático. En la India, en Centro América, en los Andes o en el mismo corazón de los Estados Unidos. Es una muestra más de la enorme injusticia climática que reina en el mundo.

A continuación les hacemos llegar un extracto de un artículo de nuestro compañero de Oilwatch en México, Andrés Barreda.

“¿Qué anuncia la Catrina en Nueva Orleáns?"

Septiembre del 2005
Por Andrés Barreda

Con el huracán Karina pareciera que la civilización petrolera ha cerrado un gran círculo. Pues los terribles efectos destructivos del huracán Katrina, curiosamente concentrados en la principal región petrolera del imperio, dan la impresión de estar fuertemente asociados al calentamiento global, el cual se asienta en la desaforada producción y el consumo mundial de hidrocarburos, naturalmente encabezado durante 150 años por Estados Unidos.

El Golfo de México es conocido por sus importantes riquezas petroleras. Sin embargo, son pocos quienes tienen conciencia de que en la región del desastre se emplaza el complejo de plataformas petroleras y gaseras marinas y de ductos submarinos más importante del mundo, con una extracción de 1.3 millones de barriles por día y 16% de la producción estadounidense de gas.

Nueva Orleáns hasta hace unos días también era parte estratégica de la amplia boca con que Estados Unidos absorbe sus descomunales importaciones mundiales de petróleo, gas y carbón, dedicados a abastecer sobretodo al este de Estados Unidos. Katrina obligó a cerrar el puerto petrolero Off Shore de Louisiana, así como la más importante Terminal de importación petrolera de Estados Unidos (por la cual ingresa el 10% de todas las importaciones energéticas de EU o el 12 por ciento del petróleo y el 9% del gas natural). “Port Fourchon (al sur de Nueva Orleáns), lugar por donde pasa 17 por ciento de la oferta de crudo y gas de Estados Unidos, requerirá varias semanas para recuperarse.”

La región costera también es clave para la refinación de gasolina y la transformación petroquímica y química del imperio. Como es sabido, la tormenta destruyó un área de 233 mil kilómetros cuadrados, lo que entre otras cosas implicó que más de 20 plataformas petroleras marinas quedaran seriamente averiadas, otras quedaran navegando a la deriva, varios ductos de hidrocarburos rotos (principalmente dos gasoductos y oleoductos de gran capacidad.), así como 13 plantas de refinación y petroquímica inhabilitadas, plantas estratégicas para el basto de la gasolina y los agroquímicos de Este y el Medio Oeste estadounidense. Del 46% de la refinación de la gasolina emplazada en el área del Golfo de México, el 10% de la refinación de Estados Unidos fue inutilizada.

La fuerza destructiva del agua y el viento arrasaron varias ciudades y 150 mil propiedades rurales, de forma similar al tsunami de Indonesia, mientras el agua severamente infectada por drenajes rotos, animales y cadáveres humanos que subyacen en las aguas o flotan, se pudren peligrosamente en ella, mientras esta se evapora y es bombeada lentamente en medio de un calor insoportable. A lo que, naturalmente, se suma una enorme cantidad de venenosa gasolina y petróleo, también derramados sobre esta agua, así como las fugas de gas e incendios que ocurren por todas las instalaciones urbanas.

La suspensión provisional del 92% de la producción petrolera y 83% de la producción gasera del golfo, pero sobre todo la enorme destrucción de todo tipo de infraestructuras y ciudades, es evaluada como una pérdida equivalente a 100 mil millones de dólares.

La respuesta al alza de los precios nacionales de las gasolinas y en los precios internacionales del petróleo fueron rápidamente neutralizados por Europa y Japón, introduciendo en el mercado sus reservas estratégicas de petróleo (2 millones de barriles de petróleo diarios). Ello con el objeto de impedir que el alza de precios, por encima de los 70 dólares el barril.

Pero, más allá de la súbita crisis económica y ecológica, el huracán descubre cómo junto a la riqueza estratégica del capital, existe desde hace tiempo en la región una pobreza profunda y una escandalosa inseguridad social, que en cuestión de días se transforma en muerte de decenas de miles de personas y en inédita miseria (ya veremos hasta dónde extrema) de cientos de miles de negros e inmigrantes latinoamericanos.

El huracán pareciera haber destapado una descomunal cloaca en la que muestra cómo sólo la capa de población rica o media pudo darse el lujo de huir en su automóvil del huracán arriesgándose a perder sus bienes por los posibles saqueos. Y curiosamente, quienes no pudieron irse fue la población trabajadora o marginada, negra y latina, mas pobre de la región.

Ciertamente en este territorio del primer mundo ha asomado escandalosamente lo mismo que varias veces al año vemos en la mayor parte de las regiones marginales del mundo: la perversa forma en que cada vez más crece la moderna producción social del riesgo , como resultado de la depredación sistemática que el neoliberalismo hace de las condiciones de reproducción de las riquezas publicas, de la población y el medio ambiente, así como el abandono generalizado y sistemático que se ha hecho en todos los terrenos del principio de precaución.

Extracto del articulo de Andres Barreda “ Qué anuncia la Catrina en Nueva Orleáns
Septiembre del 2005.

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