Andrés, cuando las palabras no alcanzan

Andrés Carrasco, científico, militante y ejemplo de coherencia, pasó a la inmortalidad. En su homenaje, compartimos acá las sentidas palabras de dos personas que compartieron su vida y su lucha.

Palabras de Damián Verzeñassi

Lo primero que me llamó la atención fueron sus ojos.

Grandes, muy grandes eran sus ojos…

Probablemente porque los ejercitaba permanentemente, observando con ellos el mundo, con la misma profundidad que a los embriones a través de su microscopio…

Contagiaba la pasión por querer saber..

En su rostro, cada gesto era una frase…

Transparente, sin filtros, te hacía entender lo pensaba antes con sus gestos que con palabras..

Supo, quizás sin quererlo, ser un referente de miles de anónimos que, a diario, nos respaldamos en su trabajo, en su coherencia, en su integridad, para no flaquear ante alguna adversidad, y no ceder a la tentación de quedarnos inmóviles..

Alzaba la voz tan a menudo como callaba y escuchaba…

No dudó en acompañar a quienes sufrían los ataques de un paradigma exterminador (que se hace carne en el modelo extractivista químicodependiente), aunque esto le significare a él, salir del cómodo lugar en el que muchos “científicos” se sientan…

No paraba, siempre miraba, siempre encontraba nuevos elementos para seguir buscando, para seguir indagando acerca de los “¿por qué?”, pregunta extraordinaria que permite a la humanidad aprender e ir avanzando…

Mas de 30 años de trabajo le dieron la espalda suficiente para, en solo 5, poner en jaque a todo un modelo instalado por la industria de la química y la muerte, que coopta mentes de gobernantes y de esos “hombres de ciencia” tan genuflexos con el poder económico que son parte de la mercenarización del conocimiento..

Ahora que lo pienso, lo que mas llamaba la atención de Andrés era eso: que sus pantalones no tenían necesidad de rodilleras…

Damián Verzeñassi - ra.moc.oohay@ezrevnaimad

NO TENÍAS QUE IRTE

No tenías que irte, Andrés todavía. No era el tiempo. Vos lo sabías. Faltaban cosas para hacer. No tenías que irte antes de que se fuera Monsanto de estas tierras nuestramericanas. No tenías que irte mientras el glifosato siguiera fumigando a nuestras niñas y niños y ancianos y ancianas y pueblos y animales y plantas...

No tenías que irte todavía. Vos lo sabías. Por eso no hiciste mucho caso de la enfermedad cuando te atacó así, como de golpe, como de rabia, como de enojo.

No era el tiempo. Y había tantos proyectos, tantas tareas para terminar, tanto amor no transgénico para sembrar en nuestras tierras.
Ahora la lucha que continúa te va a extrañar. Y nosotras y nosotros con ella. Era fácil llamarte y pedirte que digas lo que había que decir. Vos sabías, y sabías decirlo, y ahí estabas siempre, batiendo a duelo a los molinos de viento.

Las Madres de Ituzaingó te van a extrañar, Andrés. Y los investigadores que no quieren hacer de sus saberes mercancía. Y los / las periodistas que te molestábamos en cualquier momento y a cualquier hora. Y tu familia. Y tus amigas y amigos en el mundo.

Te digo con dolor que yo también te voy a extrañar, porque nos quedaron cosas pendientes....Porque aprendí primero a admirarte, y luego a respetarte y a quererte compa. Estamos tristes, con rabia, porque entre tus dolores estaba la herida provocada por la persecución y las agresiones que sufriste de quienes firman acuerdos y se sacan fotos con Monsanto, de sus ministros, de los gerentes de las envenenadoras masivas.

No tenías que irte, Andrés, todavía. Vos lo sabías. Ahora las luchas serán más difíciles. Y si algo nos queda, además de tu investigación, de tu compromiso, de tu modo de ser buena gente... es el ejemplo.

Con ese ejemplo nos quedamos, como lo más importante que nos dejaste. Más importante todavía que tus importantes investigaciones.

Te saludamos compañero en este viaje que no elegiste. Porque no era el tiempo. Y vos lo sabías, Andres Eduardo Carrasco. No todavía.

Claudia Korol

Temas: Agrotóxicos, Ciencia y conocimiento crítico

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