¿De nuevo armas biológicas Made in USA en Colombia?

Idioma Español
País Colombia

En Estados Unidos, desde hace dos meses Dan Burton y Mark Souder, tradicionales congresistas republicanos de Indiana, están haciendo lobby para intentar modificar el presupuesto de la oficina del zar antidrogas con el fin de revivir el polémico proyecto sobre el uso de micoherbicidas (hongos tóxicos) para eliminar cultivos ilegales

Se reabre el debate del uso de micoherbicidas en las fumigaciones de cultivos ilícitos.

Elizabeth López González, Grupo Semillas.

Este debate tuvo gran conocimiento y amplia difusión a finales de la década del noventa cuando, bajo el gobierno del presidente Bill Clinton, y como parte del Plan Colombia, se propuso utilizar el hongo patógeno Fusarium oxysporum forma erythroxyli en los programas de erradicación de cultivos ilícitos en regiones como el Alto Putumayo, el Alto Napo, el Alto Caquetá, la Amazonía occidental, el Alto Meta, el Catatumbo, las Laderas Orientales de la Cordillera Oriental, el Magdalena Medio, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Chocó y Los Andes.

El hongo patógeno Fusarium es un género de hongos del cual existen varias especies (entre ellas, F. oxysporum, F. solanum, F. proliferatum, F. verticillioides), saprofitas de la tierra y patógenas de plantas y animales, causantes de pérdidas para la agricultura y del deterioro de alimentos, entre ellos los granos almacenados (González 2001).Está catalogado en el borrador del Protocolo de la Convención de Armas Biológicas y Tóxicas como "agente biológico para la guerra", que una vez liberado en el ambiente no puede ser retirado, por lo que "los efectos son impredecibles" (Kintto, 2000). Este hongo se reconoce por atacar a una gran diversidad de cultivos como banano, maíz, yuca, flores ornamentales y muchos frutales. Además está reconocido como peste severa para más de 125 especies cultivadas incluyendo alimentos básicos en la región como plátanos, frutales varios, yuca, maíz, etc. En el Ecuador llevó a la quiebra a la Industria Bananera en la década de los 50, con su forma conocida como “Mal de Panamá”, erradicando a la variedad del momento conocida como “Gross Michel” y que hoy está bastante diezmada (Constantino, 2002).

Los efectos sobre la salud y sobre el medio ambiente fueron ampliamente documentados y discutidos a finales de la década de los noventa, cuando su posible utilización tuvo fuertes críticas tanto en Estados Unidos como en otros países, sobre todo de América Latina. El sitio web mycoherbicide.info creado por Jeremy Bigwood, microbiólogo e investigador sobre el programa de micoherbicidas del gobierno de Estados Unidos, actualmente radicado en Washington D.C, es uno, entre muchos sitios de internet [1] que presenta críticas al programa realizadas por diferentes instituciones y sectores de la sociedad.[2]

Dado que el debate con relación a los efectos que presenta el hongo Fusarium se discutió en el 2002, ahora que se pone de nuevo el tema sobre la mesa, es importante explicar en qué punto se encuentra la discusión en Estados Unidos. Pues en Colombia sólo el viernes pasado Daniel Samper Pizano, en su columna del periódico El Tiempo [3] puso en conocimiento de la opinión pública este caso “... El 17 de julio el senador Jorge Enrique Robledo denunció el plan, y exigió un pronunciamiento oficial al respecto...” Y comenta el columnista que no se ha dicho nada al respecto: “ mudez en las oficinas públicas, mudez en la prensa...”

Síntesis de la historia

Para entender por qué se reabrió el debate, (Bigwood, 2005), hace un recuento de la situación, iniciando desde la década de los 70, año en el cual la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) financió abiertamente algunas de las primeras investigaciones sobre la acción del Fusarium en la marihuana.

Durante los ochentas y noventas, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, USDA tomó y reprodujo algunas investigaciones clandestinas iniciadas por la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y por el Departamento de Energía DOE y continuó estudiando la manera de aplicar el hongo y su precisión al momento de atacar a los organismos que habitaran las plantas. Una de las conclusiones de estos estudios se relacionó con la capacidad de los diferentes tipos de hongo de afectar cultivos de uso legal.

En el año 1999, el nuevo zar antidrogas de la Florida decidió sacar a flote la idea de usar micoherbicidas contra la marihuana cultivada en ese estado. Dicha iniciativa fue bloqueada por opositores del propio Departamento de Protección del Medio Ambiente de Florida, quienes plantearon el tema de la mutación. En informe del Sunshine project, 2000 se puede ampliar información sobre este tema. [4]

A finales de los noventa, se propuso la aplicación de micoherbicidas, como parte del Plan Colombia. La Secretaria de Relaciones Exteriores de esa época, Madeleine Albright, incluso, afirmó públicamente que estaba intentando aplicar los micoherbicidas en Colombia, a través de un programa de la Organización de Naciones Unidas, ONU (Bigwood, 2005).

De hecho, en el estudio realizado por Adolfo Maldonado [5] para la Defensoría del Pueblo de Ecuador, a propósito de las fumigaciones con glifosato desde 1986, se detectó, no sólo la presencia, sino el incremento del hongo fusarium en los cultivos que son fumigados con el herbicida RoundUp Ready (maldonado, 2003a). Una posible explicación de este hecho fue la posilidad de que el gobierno de Colombia estuviera utilizando, a escondidas de la opinión pública, el hongo Fusarium oxisporum erytroxylum (Maldonado, 2003b).

En el año 2000 se excluyó el uso de micoherbicidas del Plan Colombia

A pesar de que en el año 2000, hubo cada vez más críticas al plan de micoherbicidas, el congresista republicano Burton, junto con otros congresistas continuaban respaldando el proyecto, promulgando así el Plan Colombia en agosto de 2000. El entonces Presidente Clinton firmó la ley, pero, usando un lenguaje muy confuso, “derogó” el uso de micoherbicidas en Colombia

Una semana después de la “derogatoria” Clinton, durante una reunión de los gobiernos de la Comunidad Andina en Lima, representantes del Comité Andino de Autoridades Ambientales, CAAAM, “rechazaron” el uso de los micoherbicidas en un acuerdo que prohibió la erradicación con Fusarium a lo largo de los Andes. Bolivia ya había promulgado un proyecto de ley que prohibía toda erradicación, salvo la que se realiza manualmente. Perú y Ecuador siguieron el ejemplo con edictos presidenciales que prohibieron los programas de erradicación química y biológica (Bigwood, 2005).

A finales de 2000, cuando el programa de micoherbicidas estaba a punto de desaparecer, miembros del Organismo de Narcóticos y Aplicación de Leyes Internacionales, INL, del Departamento de Estado, continuaban impulsando la idea, con el respaldo de algunos funcionarios de la Oficina de la Política Nacional del Control de Drogas de Estados Unidos, ONDCP. Pero en los años posteriores esta oficina cambió su postura y no había querido emitir ninguna declaración al respecto.

Sin embargo, en Colombia hubo otro intento de Estados Unidos con los hongos en 2003, el cual fue denunciado por el Senador Jorge Robledo en el senado en 2004.

Se reabre el debate

El 11 de mayo de este año (2005) durante una audiencia del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, el pro-micoherbicida Dan Burton le preguntó al zar antidrogas de Estados Unidos, John Walters, por qué el ONDCP no estaba aplicando micoherbicidas en su lucha contra la droga. John Walters respondió que se debía a la preocupación que despertaba la controversia con relación a otros agentes que ya estaban siendo introducidos en el medio ambiente, agregó que el gobierno colombiano había manifestado no estar interesado en este programa y, concluyó diciendo que no era posible probar el micoherbicida en áreas en donde la gente no tenía confianza de que éste no se constituyera como algo peligroso.

Un mes después de esta audiencia, Burton y su colega Mark Souder del subcomité de relaciones internacionales de la cámara para el hemisferio occidental, agregaron una enmienda a la Ley de Reautorización de la ONDCP para impulsar el estudio de micoherbicidas. La enmienda de Burton ordena al director del ONDCP que le presente al Congreso – dentro de los 90 días de la promulgación de la ley – un plan de acción para asegurar que una evaluación apresurada, completa, y detallada del efecto de los micoherbicidas – como estrategia de eliminación de cultivos ilícitos- sea realizada por organismos de investigaciones científicas pertenecientes al gobierno” (Interamerican Dialogue, 2005).

Lo paradójico del asunto

El 14 de junio de 2005, por sexto año consecutivo la oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito presentó un informe detallado sobre la situación de los cultivos de coca en el país, en el que destacó una disminución del 51%, durante los últimos cuatro años. De 86.000 hectáreas de coca cultivadas en el 2003, se llegó a 80.000 en el año anterior (Acción Social – Presidencia de la República, 2005).

El informe, aunque atribuye este hecho a la aspersión aérea (que alcanzó un máximo de 139.200 hectáreas), señala que uno de los principales factores de este descenso obedece a las políticas de Desarrollo Alternativo del país, que han concientizado a los cultivadores acerca del daño que ocasionan a sus familias, a los consumidores de cocaína y al medio ambiente (lo que denominan “fumigación de cerebros”). Calvani dijo que es importante que los colombianos se unan, apoyen el Desarrollo Alternativo y compren los productos que se cultivan como alternativa legal en el campo (Acción Social – Presidencia de la República, 2005).

Sin embargo y pese a las recomendaciones hechas por Naciones Unidas, en el Congreso de Estados se insiste sobre la posibilidad de reautorizar estudios basados en el uso de micoherbicidas e implementarlos como parte del Plan Colombia para erradicación de cultivos ilícitos (Acción Social – Presidencia de la República, 2005).

Pero la gran paradoja es la siguiente: por un lado, el hongo Fusarium está catalogado en el borrador del Protocolo de la Convención de Armas Biológicas y Tóxicas como "agente biológico para la guerra”, y de otra parte, es conocido que éstas armas biológicas se encuentran en los arsenales del Gobierno de Washington, y a pesar de esto es el gobierno norteamericano quien ha emprendido guerras contra distintos pueblos con la excusa de buscar armas nucleares y biológicas. A propósito del aniversario número 60, celebrado el 6 y el 9 de agosto de 2005, del lanzamiento de las bombas sobre Hiroshimay Nagasaki, cabe recordar que Estados Unidos ha sido el único país en hacer uso de la bomba atómica. Ahora, en la “guerra contra las drogas”, además de armas químicas el gobierno de Estados Unidos propone y prepara el uso de agentes biológicos. La amenaza de utilización masiva del Fusarium oxysporum, “Agente Verde”, hace parte de sus nuevos aportes contra la biodiversidad y los derechos humanos.

Qué sigue?

Como se mencionó, la discusión sobre micoherbicidas tuvo gran importancia y difusión a finales de los noventa e inicios de 2000, y las victorias [6], aunque parciales, obtenidas en ese año fueron producto de la movilización nacional e internacional de ciudadanos, parlamentarios, académicos, organizaciones sociales y de pueblos indígenas (González, 2001).

Ahora, es necesario que se establezcan alianzas estratégicas para poner freno a lo que se viene conla reaparición de este polémico hongo, especialmente en este momento en que los últimos días han estado llenos de noticias alrededor de nuestras relaciones con Estados Unidos: el nombramiento de Luis Alberto Moreno en el BID, la misión oficial a Washington para defender la Ley de Justicia y Paz, la certificación en derechos humanos del Departamento de Estado que permite liberar importantes recursos de asistencia militar que estaban congelados, la aprobación del Cafta en el congreso estadounidense y la reunión de los presidentes Uribe y Bush en el Rancho de Texas [7]. Y en medio de estas amigables relaciones, y en el marco de la complacencia que el gobierno colombiano ha mostrado con las políticas de Estados Unidos (especialmente en lo referente a su plan de lucha contra las drogas; hace apenas dos meses se puso sobre la mesa el debate de fumigación con glifosato en parques naturales de Colombia), se reabre el debate en Estados Unidos sobre utilización de micoherbicidas para control de cultivos ilícitos. Ya en el 2004, sin tener conocimiento de lo que se vendría, en una iniciativa que convocó a 135 Congresistas colombianos, los Senadores Jorge Robledo y Gerardo Jumí, entre muchos otros, renovaron iniciativas parlamentarias por que se debatiera públicamente la aplicación de la medida de fumigación (Moreno, 2004). Esperemos que la iniciativa tenga acogida y que se incluya en las discusiones el tema de los micoherbicidas o agentes verdes.

Fuentes Bibliográficas

Acción Social – Presidencia de la República, 2005. Censo de cultivos de coca arroja disminución de un 7% durante el último año: desarrollo alternativo principal factor. Bogotá, 14 de junio de 2005. aquí

Bigwood. J., 2005. Mycoherbicide Redux: U.S. Congressmen Declare Biological War on South America in New Antidrug Proposal. aquí

Constantino. E., 2002. Probables Impactos de la Aplicación del Hongo Fusarium oxysporum para la Erradicación de la Coca en Ecosistemas Amazónicos. aquí

González. D, 2001. Armas químicas y biológicas en el Plan Colombia : Interrogantes sobre la estrategia antinarcóticos. aquí

Interamerican Dialogue, 2005. Burton, Souder Urge Research of "Revolutionary" Anti-Drug Herbicide. Junio 17 de 2005. aquí

Kintto. L., 2000. El Impacto del Plan Colombia, Tierramerica, octubre de 2000. aquí

Maldonado. A., 2003a. Daños genéticos en la frontera de Ecuador por las fumigaciones del plan Colombia. Noviembre de 2003. aquí

Maldonado. A., 2003b. Impactos en la salud Ecuatoriana. Fumigaciones fronterizas del plan Colombia. Revista Semillas 21. aquí

Moreno. M., 2004. Ríos de glifosato para el canje ambiental. aquí

Notas

[1] ONG de América Latina y Europa pusieron fuerte resistencia al programa sobre micoherbicidas: Mamacoca, Acción Ecológica, ILSA, Grupo Semillas, Rapalmira, TNI, Cultivos Ilícitos, y sus acciones fueron difundidas en Ecoportal, Biodiversidadla, entre otros.

[2] Diversas ongs estadounidenses – entre ellas, Earth Justice, Amazon Alliance, Colombian Human Rights Committee, Institute for Policy Studies, National Organization for the Repeal of the Marijuana Laws, Latin America Working Group, Washington Office on Latin America, y sobre todo, el Sunshine Project, se unieron al coro de los opositores. Por otra parte, afuera de EU, además de la ONU, varios países manifestaron, abiertamente, hostilidad frente a la idea, que se reflejó en sus medios de comunicación.

[3] Columna: Colombia se llama y frita se come: aquí

[4] Informe traducido por el Grupo Civil de Monitoreo de los impactos del Plan Colombia en Ecuador. Peligros del uso de Fusarium Oxysporum en fumigaciones previstas por el Plan Colombia. aquí

[5] Médico tropicalista miembro de Acción Ecológica, integrante del CIF (Comité Interinstitucional contra las Fumigaciones) designado como Perito por la Defensoría del Pueblo de Ecuador dentro del expediente investigativo n° 9067-DAP-2002 instaurado “para determinar los impactos en el Ecuador, de las fumigaciones realizadas en la zona del Putumayo dentro del Plan Colombia”.

[6] Perú y Ecuador, prohibieron el uso de agentes biológicos para erradicación de la coca. En Colombia, El Ministerio del Medio Ambiente rechazó la utilización del hongo Fusarium oxysporum. En agosto, el presidente Bill Clinton declaró que los Estados Unidos no usarán el “Agente verde”. En noviembre de 2000, la UNDCP confirma que no está ejecutando el proyecto de control biológico en Colombia ni en ningún otro lugar de los Andes. En el 2001, una Resolución del Parlamento Europeo sobre el Plan Colombia expresó que la Unión Europea “debe hacer lo necesario para que se abandone la utilización masiva de herbicidas químicos y se impida la introducción de agentes biológicos como el Fusarium oxysporum”.

[7] Editorial de El Espectador semana 7 a 13 de agosto de 2003: Las relaciones con Estados Unidos.

Consultarlo en: Revista Punto de encuentro, número 30, versión septiembre-octubre: Indepaz

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