Los agrocombustibles y la sed del mundo

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Expertos de 140 países advirtieron que el etanol y el biodiésel representan una amenaza para las reservas de agua. Un nuevo indicador que demuestra la inviabilidad de este proyecto

Un grupo de especialistas advirtió este lunes que los agrocombustibles representan una gran amenaza para las reservas acuíferas del mundo. En el marco de la Semana Mundial del Agua, que se celebra en Estocolmo, Suecia, con la participación de 2500 expertos en la materia, representantes de 140 países expresaron su preocupación sobre la escasez de este bien natural en medio del aumento de la producción de etanol y biodiésel.

En este sentido, el Instituto Internacional de Agua de Estocolmo (SIWI por sus siglas en inglés) presentó sus previsiones, a través de las cuales asegura que la producción de agrocombustibles provocará, para 2050, que se duplique la demanda actual de agua para la agricultura.

Asimismo, se advirtió que la necesidad de grandes superficies de siembra para el desarrollo de etanol y biodiésel se convertirá en un problema para las generaciones venideras.

Los datos arrojados en la primera jornada de la Semana Mundial del Agua, concuerdan con un informe realizado en 2006 por el Instituto de Administración del Agua (IWMI) que, con apoyo de Naciones Unidas, determinó que la producción de agrocombustibles podría agravar la escasez de agua.

Este informe detalló que la demanda de agua para riego supone el 74% del recurso usado por el hombre -frente al 18% de las centrales eléctricas y otros usos industriales, y sólo el 8% del consumo doméstico-, y es probable que se incremente para 2050.

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), advirtió que la producción de agrocombustibles, en el caso de Perú, no tiene viabilidad ya que no existe disponibilidad de agua para el riego. Esta conclusión puede ser extendida a otros países del subcontinente, sobre todo en regiones con escasas precipitaciones.

El proyecto de los agrocombustibles en la región supone un gran coste económico, social y ambiental.

Por una parte, el alza en los precios de los commodities está generando una suba en los productos de primer orden que atenta contra los pobres, cada vez más lejanos a alcanzar la canasta básica alimentaria (“El precio del pan por las nubes” APM 13/08/07).

Uno de los principales argumentos para sostener este proyecto es la diversificación de la matriz energética, según la cual se pretende reducir la dependencia del petróleo. Sin embargo, gran parte de los estudios realizados demuestran que la atadura a los combustibles fósiles persiste. Por ejemplo, en el caso del etanol de maíz se necesitan 1,3 kilocalorías de petróleo para producir una kilocaloría de bioetanol.

De la misma forma, el modelo agrotécnico, matriz sobre la cual se asienta la producción de agrocombustibles, reproduce la lógica del latifundio, y atenta directamente contra la agricultura familiar tradicional, fuente de ingreso y supervivencia de millones de personas en América Latina. En Argentina, según datos del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (Cipaf), las pequeños asentamientos aún producen más del 50 por ciento del empleo rural, aunque el número venga en declive (“Por el futuro de la agricultura familiar” APM 13/08/07).

Finalmente existe un enorme costo ambiental, de la mano de la tala indiscriminada para liberar tierra para la soja, el maíz y la caña, el uso de agrotóxicos y el monocultivo. Esto, en contraposición con la versión que afirma, erróneamente, que el etanol y el biodiésel no contaminan.

En este sentido, el agroecólogo Miguel Altieri explicó a APM que “los biocombustibles son una tragedia ecológica y social. Con su producción se creará un problema muy grande de soberanía alimentaria, ya que hay miles de hectáreas de soja, caña de azúcar y palma africana que se van a expandir, lo que va a producir una deforestación masiva muy grande. Esto ya está pasando en Colombia y en el Amazonas de Brasil. Además va a aumentar la escala de producción de monocultivos mecanizados, con altas dosis de fertilizantes y específicamente Atrazina, que es un herbicida muy nocivo con irrupción endocrina. Digamos que los problemas de la agricultura industrial se potenciarán de una forma tremenda” (“Los biocombustibles son un modo de imperialismo biológico” APM 22/03/07).

A este oscuro panorama, ahora se suma el peligro del agua, de la cual América Latina posee las mayores reservas del mundo. Expertos de todo el orbe confirman que este bien natural podría escasear debido al incremento de la producción agraria con fines energéticos. ¿Cuántas advertencias más son necesarias para demostrar la inviabilidad del proyecto de los agrocombustibles?

Fuente: APM

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